I. Introducción
- Texto clave: “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra” (Hch 6:4).
- Proposición: La oración es indispensable para el cumplimiento de la misión.
- Objetivo principal: “demostrar que la oración es determinante para el éxito en el cumplimiento de la misión”. Para cumplir este propósito, hoy, nos dedicaremos a estudiar la experiencia de la iglesia apostólica según el registro del libro de Hechos.
II. El éxito misionero en el primer siglo
- Muchos concuerdan que la iglesia tuvo éxito misionero en el primer siglo. Miles y miles de personas entregaron sus corazones a Cristo, entre judíos y gentiles (personas que no tenían la nacionalidad judía).
- El mismo libro de Apocalipsis presenta simbólicamente a la iglesia del primer siglo (31-100 d.C.) como un caballo blanco, revelando no solo la pureza de su mensaje (la Palabra), sino también la perseverancia y la victoria en cuanto al cumplimiento de la misión. La iglesia, sencillamente, tuvo éxito misionero.
- Esto se evidencia, por ejemplo, en el libro de Hechos de los apóstoles. Ni bien inicia el libro, en el capítulo 2, ya se registra el primer sermón de Pedro y los primeros bautismos. ¿Cuántos se bautizaron en aquel día? Alrededor de 3000 personas (v. 41). Días después, la iglesia bautizó aproximadamente 5000 personas más (Hch 4:4), y así sucesivamente. Ya para fines del primer siglo, se estima que hubo alrededor de 1 300 000 cristianos. La iglesia creció mucho; de iniciar más o menos con 100 personas, a finalizar con más de un millón; y ojo, solo en 70 años.
- Lo más interesante de todo, es que la iglesia procuró predicar a toda clase de personas. En el primer siglo, tanto judíos como gentiles fueron bautizados (Hch 14:1; 8:38). Hubo gente rica y pobre que entregaron sus corazones a Cristo (Hch 8:18). No solo eso, el mensaje llegó a los sacerdotes y demás líderes religiosos en Jerusalén (Hch 6:7). Ya en el extranjero, Pablo y otros discípulos se encargaron en dar el mensaje a reyes (Hch 26:28), hechiceros (Hch 8:11), funcionarios (Hch 8:16-18), carceleros (Hch 16:33-34), centuriones (Hch 10:22), filósofos (Hch 17:18-23), etc. Los apóstoles trataron de distribuirse por diferentes partes de Judea, Samaria, Asia menor, África, Roma e, inclusive, posiblemente Pablo habría llegado a España.
- El Espíritu Santo obró poderosamente en la vida de la iglesia naciente. Al finalizar el siglo I, un gran número de personas integraban las filas de la iglesia. Cristo les había dicho que lleguen a todo el planeta, y la iglesia hizo suya la misión. Viajaron mucho, hablaron denodadamente y bautizaron a un gran número de personas.
III. La perseverancia en la misión
- Por supuesto, la iglesia también experimentó dificultades. Los apóstoles y demás discípulos tuvieron grandes desafíos. Entre ellos, por ejemplo, estaban los líderes religiosos judíos (Hch 15:45-50). Como los judíos, por la diáspora, vivían en diferentes lugares del imperio romano, sus líderes consideraban una amenaza al cristianismo. Eso les motivó a maltratar a los discípulos; por ejemplo, intentaron asesinar a Pablo varias veces (Hch 9:23). Ellos mismos mataron a Esteban (Hch 7).
- Hubo también un problema llamado “legalismo”. Influidos por judíos que se habían convertido al cristianismo, en la iglesia se estaba proponiendo la circuncisión (ver Hch 15) y la práctica de las leyes ceremoniales en el AT (ver la carta a los Hebreos). No solo eso, como se puede ver en la carta a los Romanos, hubo hermanos en la iglesia que estaban promoviendo la salvación por obras.
- Por supuesto, uno de los desafíos que tiene todo predicador, es la manera cómo va a reaccionar nuestro oyente; no sabemos cómo ellos van a reaccionar al momento de darles el mensaje. Por ejemplo, Hechos 19:23-29 registra que los efesios, instigados por Demetrio, reaccionaron mal ante el mensaje evangélico de Pablo.
- Y bueno, a pesar de todos esos desafíos, la iglesia del primer siglo perseveró. Ellos vieron de forma positiva cada problema que se atravesaba. Reconocieron que, si uno de ellos era asesinado por causa del evangelio, su muerte iba a motivar a que 10 o 100 personas se bauticen. Para ellos, el ser perseguido por predicar era motivo de gozo, porque compartían las aflicciones de Cristo (Hch 5:41). No nos sorprende porqué Pablo y Silas, en vez de reclamar por una defensa, se pusieron a cantar en la cárcel (Hch 16:25). ¿Resultado? El bautismo del carcelero y su familia (Hch 16:33).
- La meta de ellos era solo una: predicar a todos los seres humanos que vivían en el planeta; y bien que procuraban cumplirla diariamente. No importaban los problemas ni la muerte, ellos perseveraron. Nada los amedrentó. Su razón de ser únicamente era predicar, predicar y predicar, nada más.
- La iglesia apostólica es un ejemplo de perseverancia en la misión. Sus temores eran opacados al ver a tanta entregando sus corazones a Cristo. Lo único que les importaba era cumplir la misión: llegar hasta lo último de la tierra (Hch 1:8).
IV. La razón principal del éxito misionero en la iglesia apostólica
- Basándonos a Hechos 6:4, reconocemos que la clave del éxito misionero y la perseverancia de la iglesia apostólica, fue la oración. Sus miembros no solo se dedicaban a leer la Palabra, sino también a orar. Reconocían que, si ellos no oraban, el cumplimiento de la misión iba a fracasar.
- Es interesante ver que ellos no solo les encantaba predicar y leer la Palabra, les fascinaba mucho orar. Ellos oraban por todo y por todos. Miremos, del libro de Hechos, la siguiente tabla:
Texto | Motivo de oración |
1:14; 2:1-4 | Para recibir el Espíritu Santo |
1:21-24 | Para decisiones importantes |
6:6; 13:2-3; 14:23 | Para delegar responsabilidades |
8:15 | Para ministrar a nuevos creyentes |
9:11 | Para recibir conducción divina en un contexto misionero |
9:40; 28:8 | Para recibir salud y vida |
10:4 | Para buscar la dirección de Dios |
- Además, por cierto tiempo, ellos acostumbraban ir al templo de Jerusalén para orar (Hch 3:1; 22:17). No solo eso, algunos, como Pedro, Pablo y Silas, oraban en todo momento (Hch 16:16; 21:5) y en todo lugar, como en la azotea (Hch 10:9), “junto al río” (Hch 16:13) o en la cárcel (Hch 16:25). En varias ocasiones, la hermandad se reunía en casas para orar al Creador (Hch 12:12).
- Para la iglesia apostólica, la oración era un hábito. Ellos conversaban con Dios diariamente. Si estaban en el templo, oraban; si estaban en una casa reunidos, clamaban en oración al Señor; y si estaban en la cárcel, igual lo hacían. No les importaba el lugar o la situación, ellos anhelaban hablar con Dios siempre.
- Y es interesante que la oración formaba parte de su estilo de vida. Como se ve en la tabla, cuando iban a tomar una decisión, ellos oraban. Cuando querían sanidad o resurrección, clamaban al cielo. En caso requerían conducción divina para el cumplimiento de la misión, hablaban con Dios. Si necesitaban sabiduría para delegar responsabilidades en la iglesia, se dialogaba con el Señor. Si necesitaban las palabras necesarias para predicar, se postraban ante el Creador. Ellos oraban constantemente.
- ¿Ahora te das cuenta por qué la iglesia apostólica tuvo tanto éxito misionero? Ellos, en 70 años, lograron bautizar a más de un millón de personas, porque priorizaron la oración. Creo firmemente que, si ellos no hubiesen formado el hábito de la oración, la iglesia habría desaparecido. Nosotros, hoy, somos el resultado de la oración de ellos.
- El día de hoy, debemos reconocer que el éxito misionero se adquiere solo de rodillas. Si ustedes, como iglesia, desean llevar a muchas personas a los pies de Cristo, necesitan pasar muchas horas orando. Van a ver que, si lo hacen, no solo bautizarán a muchas personas, sino que terminarán la obra en esta ciudad.
V. Conclusión
Resumen:
- La iglesia apostólica tuvo éxito en el cumplimiento de la misión. El Espíritu Santo dirigió sus vidas y lograron bautizar a más de un millón de personas en tan poco tiempo (70 años; en sí, 69).
- Ellos también tuvieron desafíos; sin embargo, perseveraron y cumplieron la misión. ¿La razón principal para perseverar y cumplir a cabalidad la misión? La oración. Ellos reconocieron que el éxito en el cumplimiento de la misión solo se consigue de rodillas.
Llamado:
- Después de reconocer la relevancia de la oración en el cumplimiento de la misión, quisiera hacerles una invitación: ¿cuántos, el día de hoy, deciden predicar y orar? Ojo, no solo predicar; porque predicar sin orar, de nada sirve. El llamado es para hacer ambas cosas. ¿Hay alguien? ¡Amén! Felicito a quienes han decidido hacer ambas cosas. Ahora, toca llevar a muchas personas al bautismo; y sé que se logrará, ya que nos dedicaremos a orar y a predicar. Oremos.