En nuestra iglesia y en la cristiandad en general, la mayoría de cristianos no suelen llevar personas al bautismo. ¿Motivos? Algunos consideran que esta labor es únicamente de los pastores; otros no lo hacen porque sienten que no tienen la capacidad de realizar llamados al bautismo; por supuesto, hay quienes no lo practican por temor a recibir un “no” como respuesta. Sin embargo, no hacer llamados es un riesgo en la espiritualidad de todo creyente. Por ello, en las siguientes líneas queremos reflexionar sobre la importancia de hacer llamados al bautismo y daremos algunas recomendaciones sobre qué decir en un llamado.
El bautismo y nuestra entrada al reino
Todo aquel que desee conocer a Dios, es llamado a priorizar el reino de los cielos para experimentar la felicidad. Por ejemplo, de tapa a tapa, la Biblia aconseja que todo ser humano necesita poner a Dios en primer lugar; Él pide esclusividad. Él es reconocido como el “más grande que todos los dioses” (Éxo. 18: 11; cf. Sal. 135: 5), e invita a temerlo y servirlo únicamente a Él (Jos. 24: 14-15). Esto implica dejar de lado a otros “dioses” (Jos. 24: 23).
Habiendo entregado su corazón a Cristo, al nuevo creyente se le pide priorizar “el reino de Dios y su justicia” (Mat. 6: 33); que implica mirar las cosas “de arriba, donde está Cristo sentado” (Col. 3: 1), y no mirar las cosas de la tierra (Col. 3: 2). Al formar parte del reino de los cielos, comenzaremos a experimentar la vida en abudancia que mencionó el Señor Jesús (Juan 10: 10); experimentaremos la dicha y la alegría que toda persona desearía tener.
¿Cómo es que el ser humano puede formar parte del reino de los cielos? Únicamente por medio del bautismo. Las personas que aún no se bautizan no son consideradas “hijas de Dios”, todavía no experimentan la vida eterna ni forman parte del reino de los cielos. Recién cuando bajen a las aguas bautismales y entreguen sus corazones a Cristo, comienzarán a experimentar la vida eterna (Juan 3: 3; 1 Juan 5:11, 13) y llegarán a ser “hijos de Dios” (1 Juan 3: 1, 8). La segunda venida únicamente será la continuación de lo que se inició aquí.
Entonces, a nosotros como creyentes se nos pide hacer la invitación al bautismo, con el único objetivo que la gente forme parte del reino de los cielos; y si bien es cierto Cristo nos ordenó que lo hagamos (Mat 28: 19), recordemos que llevar a personas a las aguas bautismales forma parte del estilo de vida cristiano. Ninguna cristiano irá con el Señor al cielo en su segunda venida, si este no ha guiado con regularidad a personas al bautismo.
La importancia de las invitaciones al bautismo
Es relevante reconocer que todo ser humano necesita recibir el llamado al bautismo. A veces, hay predicadores que tienen temor de hacerlo, porque creen que pueden recibir un “no” como respuesta. Sin embargo, como el bautismo es el inicio de la experiencia de la salvación, se nos pide realizar la mayor cantidad de llamados como fuere posible. El llamado al bautismo es una de las acciones principales al momento del cumplir la misión. Por ello, sugerimos las siguientes razones de su importancia:
- Porque evidencia nuestro interés por la ganancia de almas. Quienes se dedican a dar estudios bíblicos a las mismas personas año tras año sin hacer el llamado al bautismo, evidencian desinterés por el cumplimiento de la misión. En cambio, aquellos que tienen estudiantes de la Biblia anhelarán fervientemente que ellos se bauticen. Nuestro interés debe estar también en el número de personas que guiamos a las aguas bautismales. A Dios no solo le agrada candidatos al bautismo bien discipulados, también le gusta que sea la mayor cantidad de gente posible.
- Porque dicha invitación es relevante para la vida eterna o la muerte eterna. Como se dijo, solo aquellos que se bautizan podrán heredar la vida eterna y podrán ser “hijos de Dios”; quienes rechacen el bautismo seguirán siendo esclavos del pecado y experimentarán la muerte eterna. Por ello, invitar a alguien para el bautismo es relevante para su salvación no solo en el presente, sino también en el futuro. Finley indicó lo siguiente: “El ganador de almas es perfectamente consciente de que le está presentando dos caminos a sus oyentes: el de la vida eterna y el de la muerte eterna. ¡Los seres humanos se salvan o se pierden! Se trata de salvación o condenación”.[1]
- Porque si no se les invita, posiblemente la persona nunca tome una decisión por sí misma. Eso suele ocurrir. Son pocos los que voluntariamente deciden bautizarse o comunicar su decisión. Generalmente, se necesita la persuasión respectiva para una posible toma de decisiones.
- Porque te ayudará a crecer en Cristo. Quienes acostumbramos a realizar el llamado bautismo, sabemos muy bien que la consagración y dependencia del Espíritu son las claves para que los bautismos sean una realidad. Dios solo obra poderosamente en personas que son consagradas y tienen al Buen Espíritu. La consagración del que hace el llamado es determinante para la ganancia de almas. Hacer llamados al bautismo te hará más humilde y dependiente del Espíritu Santo.
Por estas cuatro razones, recomendamos siempre hacer el llamado al bautismo a la mayor cantidad de personas posibles. Se nos comisionó no solo discipular, sino también bautizar.
Toma de decisiones para el bautismo: Recomendaciones
No es fácil hacer un llamado al bautismo, tampoco recibir un “sí” como respuesta. Por ello, en esta última parte queremos dar algunas recomendaciones para todo aquel que desee hacer llamados al bautismo:
- Preséntale el significado del bautismo. Nada mejor que indicarle a la persona qué significa el bautismo y qué implica. “No se harán decisiones correctas en la vida a menos que la persona tenga la información correcta”.[2] Es recomendable hacerle saber que el bautismo no es el fin de una experiencia o el premio por haber ganado algo; más bien, hay que decirles que el bautismo es como el matrimonio y es el inicio de una experiencia con Dios, desde aquí hasta la eternidad; quien se bautiza se une con Cristo para siempre.
- Quítese ciertos prejuicios que no le ayudarán en nada. Por ejemplo, “debe terminar todo el curso bíblico de la Fe de Jesús para que recién se bautice”, o “debe portarse bien primero para que luego vaya a las aguas bautismales”; o lo que se dice comúnmente: “si aún no recibe los estudios bíblicos, no puede ser bautizado”. También es muy recurrente lo siguiente: “es una persona muy dura de corazón” o “por ser un acérrimo católico/evangélico seguro me dirá que ‘no’”.
- Preséntale los beneficios que recibe una persona al momento del bautismo. Por ejemplo, hay que indicarles que —al momento del bautismo— recibirán el perdón de sus pecados, de cualquier pecado. Es muy importante para nuestros estudiantes reconocer que Dios es capaz de limpiarlos de cualquier error cometido, ya sea asesinato, aborto, adulterio, alcoholismo, violencia física o sexual, etc. Tal vez, nuestros estudiantes van a lagrimear o sentirse tristes. Entrar a su mundo emocional será importante.
Otro beneficio es la presencia diaria del Espíritu Santo en su vida. Ellos suelen preocuparse si retrocederán en la vida cristiana o no; es más, muchos consideran que primero deben portarse bien para luego bautizarse. Ellos deben saber que el Espíritu Santo estará en sus vidas para ayudarles a crecer. - Persuade, no presiones. Con el afán de llevar a la persona al bautismo, tendemos a presionarla. No es recomendable ser incisivos. Si la persona —en ese momento— da un “no” como respuesta, es bueno respetar su decisión. Conozco personas que, cuando se les hostiga, terminan rechazando cualquier estudio bíblico posterior o invitación al bautismo.
Procura usar los siguientes verbos con su respectiva conjugación: “sería bueno”, “te sugeriría”, “te recomiendo”, etc. Si el estudiante de la Biblia te da un segundo “no” como respuesta, es recomendable no insistir. - Indícale la relevancia y prontitud del bautismo. Es bueno que el estudiante recuerde que la vida no está comprada, en cualquier momento uno de nosotros puede morir y así perder la vida eterna. No es bueno postergar la decisión al bautismo; quienes postergan una vez, suelen hacerlo muchas veces más. Si bien es cierto el bautismo es la más grande y delicada decisión que un ser humano puede tomar, esta no debe postergarse. Como dijo Pablo: “si oyéis hoy su voz, no endurezcais vuestro corazón” (Heb. 3: 15).
- Hazle ver el lado negativo de un “no” como respuesta. Desde que el ser humano pecó, comenzó a someterse al príncipe de las tinieblas (1 Juan 3: 8) y se convirtió en esclavo del pecado (Rom. 6: 20). Esta situación solo puede cambiar si la persona acepta a Cristo como su Salvador y se bautiza, porque el bautismo es un cambio de señorío; de ser “esclavo del pecado” a convertirse en “siervo de la justicia” y de Jesucristo. Por ello, si la persona no se bautiza, continuará bajo la influencia del maligno y no logrará ser hijo (a) de Dios ni podrá recibir los beneficios del reino de los cielos. Al continuar bajo el poder del pecado, seguirá sufriendo.
- Sé claro y directo. Hay predicadores que esperan escuchar lo siguiente antes de su sermón: “hay 5 candidatos al bautismo que están presentes”. Paradójicamente, hay quienes si no escuchan estas palabras suelen no hacer ningún llamado. Craso error. Creemos que el predicador sí o sí debe hacer el llamado al bautismo, y ser explícito y directo en su invitación. ¿Por qué? Porque muchos estudiantes no salen necesariamente para el bautismo, sino solo porque necesitan de la oración del predicador. Nada mejor que decir al auditorio “¿Quién desea bautizarse en este momento?”, que “¿Quién desea entregar su corazón a Cristo?” o “¿Quieren que ore por ustedes?”.
- Trabaja en sus emociones y/o la razón. Va a depender por cuál de los dos lados se le puede persuadir. Hay quienes tienden a ser más racionales al momento de tomar una decisión, como también hay personas que le dan mucho valor a sus emociones y sentimientos. Las personas no son iguales.[3] No es lo mismo decir: “Al momento de entregar tu vida a Cristo, recibirás el Espíritu Santo y Él te ayudará a crecer en el Señor diariamente. Te motivo para que te bautices”, que decir “No sé cuán terrible fue tu pasado o cómo será tu presente, Dios te ama más de lo que te imaginas y está dispuesto a perdonarte, solo ven y entrégale tu corazón”.
- Procura atender todas sus dudas. El bautismo no es una decisión fácil de tomar, amerita mucha reflexión y tiempo; y como tiene que ver con entregar nuestra vida a Dios y nuestro futuro, no sorprende por qué nuestros estudiantes tienen muchas preguntas. Ante dicha situación, es recomendable tratar de responder todas o casi todas sus preguntas, pero con Biblia en mano. Muchas veces, atender a sus preguntas satisface al estudiante y lo motiva a bautizarse.
- De preferencia, los llamados al bautismo hay que hacerlos en casa e individualmente. Hacer un llamado al bautismo en el templo es muy bueno, pero hacerlo en casa es mucho mejor. En casa, el estudiante no siente presión, tiene la libertad de reflexionar y no sentirá vergüenza por el público.
Si bien es cierto es recomendable dar el estudio bíblico a toda la familia o hacerle el llamado al bautismo a todos, lo que podría ocurrir es que el “no” del esposo o esposa puede desanimar a los demás. Por ejemplo, una estudiante nos había dicho que “sí” a la invitación del bautismo; sin embargo, cambió su opinión cuando su esposo dijo que “no”. Hay que tener cuidado de estas situaciones. - Anticípate bíblicamente ante las posibles preguntas que se te hará. Siempre los estudiantes tienen preguntas y, como ya se dijo, es necesario responderlas. Es aconsejable que el instructor tenga en mente las posibles preguntas con sus respectivas respuestas.
- Si tiene algún problema que le impide bautizarse, lo mejor será ayudarlo para solucionarlo; esto le servirá como motivación para ingresar a las aguas bautismales.
- Si a pesar de los muchos llamados en diferentes fechas el estudiante sigue diciendo “no”, lo mejor es buscar otros estudiantes de la Biblia. No temamos un “no” como respuesta, a Cristo mismo lo rechazaron varias veces. Nuestra prioridad debe ser predicar, predicar y predicar; y si nos dicen “no”, avancemos, conozcamos nueva gente y vayamos a nuevos territorios y casas.
Conclusión
Dios nos motiva a realizar invitaciones al bautismo a la mayor cantidad de personas posibles. Estas deben hacerse con prontitud. Recordemos que hacer dichas invitaciones forma parte del estilo de vida del cristiano. No temamos hacerlo, el Espíritu Santo obrará en nosotros.
Fuente: La ciencia de ganar almas: Manual de evangelismo, vol. 2 (Lima, Perú: Imprenta Unión, 2023), 54-57.
Referencias:
[1]Mark Finley, Decisiones, cómo persuadir a la gente en favor de Cristo, trad. Gastón Clouzet (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1984), 20.
[2]Ibid.
[3]Sobre los tipos de personalidades al momento de persuadir, ver Mark Finley, “Decisions: persuading people for Christ”, Ministry Magazine, https://www.ministrymagazine.org/archive/1993/06/decisions-persuading-people-for-christ (consultado: 21 de agosto, 2023).