“Mi Palabra no volverá vacía”: Un estudio de Isaías 55:11

“Mi palabra no volverá vacía” (Isa. 55: 11), una oración que tiene muchas implicancias y necesita ser mejor comprendida, pero a la luz de con texto histórico y literario. ¿Cuál sería dicha “Palabra”? ¿En qué sentido ella no regresará vacía? Para responder estas preguntas, por supuesto, amerita un estudio exegético de Isaías 55: 11. Por ello, en este trabajo: 1) Veremos el contexto histórico de Isaías 55; 2) luego, abordaremos el contexto literario; 3) después nos centraremos en el análisis del texto; para que, finalmente, 4) se sugiera la teología o interpretación del texto bajo estudio.

1. Contexto histórico

El profeta Isaías —heb. Yechá yahu, que significa “Jehová es Salvación” o “salvación de Jehová”—[1] es el autor de este libro. Es interesante que el nombre del profeta presenta el tema del libro. Él vivió y ministró como profeta en Jerusalén. Fue profeta principalmente en la corte de Judá, mientras reinaron Uzías, Jotán, Acaz, Ezequías y Manasés (1: 1). Específicamente, su ministerio habría iniciado con la muerte del rey Uzías en el 740 a. C. y prosiguió hasta el reinado de Manasés (696–642 a. C.); todo parece indicar que fue profeta alrededor de 50 años.

Estuvo casado y tuvo dos hijos, los cuales se llamaron Sear–Jasub, que significa “un remanente volverá”; y Maher-salal–hasbaz, cuyo significado es “el despojo se apresura, la presa se precipita”; por supuesto, ambos nombres describían su misión.[2] Según el Talmud babilónico, este profeta fue aserrado en dos por orden de Manasés.[3] Isaías está entre los profetas clásicos, que aparecieron a principio del s. VIII a. C.

Los críticos han negado que Isaías haya escrito el libro en su totalidad.[4] Se afirma que otra persona, un tal “deutero–Isaías”,[5] habría escrito los capítulos 40 al 66; otros estiman que pudieron haber sido dos a tres personas más.[6] Sin embargo, varios eruditos han respondido a los críticos, sustentando que Isaías sí fue el autor y de todo el libro, algunos de sus argumentos son: 1) la Septuaginta (III a. C.) no da evidencia de un “primer” o “segundo” Isaías (menos un tercero); 2) los rollos del mar muerto no muestran división alguna ni nada por el estilo; 3) en el conteo de libros canónicos judíos, Isaías siempre fue contado como una unidad; 4) la mención del nombre Ciro evidencia también la naturaleza profética de Isaías;[7] 5) no hay evidencia externa de ningún manuscrito que sustente la separación entre los capítulos 1–39 con 40–66; es más, “In the case of the first Isaiah manuscript from the Dead Sea Scrolls (Qa), 40:1 begins on the last line of the column which contains 38: 9 – 39: 8”.[8] Sin lugar a duda, Isaías “debió ser decididamente el hombre más ilustre de su tiempo”,[9] el responsable de escribir todo el libro.

En cuanto a la fecha de su escritura, es probable que Isaías haya vivido hasta después del reinado de Ezequías, porque en Isaías 37: 38 se describe la muerte de Senaquerib, que sucedió en 681 a. C.; es decir, cinco años después de la muerte de Ezequías, que fue en 686. Hay referencia en 2 Crónicas 32: 32 que Isaías escribió los hechos de este rey judío, lo cual no habría sido posible si él no hubiese muerto antes. Al parecer, él continuó con vida hasta los primeros cinco años del reinado de Manasés. A todo esto, su labor como profeta abarcó los cuatro reyes judíos ya mencionados más algunos años con Manasés; en este lapso, sobre todo mientras Ezequías y Manasés estaban reinando, él habría escrito su libro,[10] entre finales del siglo VIII y segundo cuarto del siglo VII a. C.

Sobre el aspecto político, debemos considerar a las naciones de Asiria y Babilonia, las cuales subyugaron a casi todos los reyes judíos que menciona Isaías 1: 1, de cuyos sucesos Isaías fue testigo.[11] Este profeta vivió cuando el gran poder dominante era Asiria. Su rey Tiglat–Piliser III fue quien la llevó a ser una potencia mundial, y los reyes que le sucedieron como Salmanasar V, Sargón II, Senaquerib, Esar–haddon y Asurbanipal trataron de mantener el reino asirio como el más poderoso entre los siglos VIII y gran parte del VII a. C. En el caso Isaías, él fue testigo de las acciones políticas de Tiglat–Piliser III, Salmanasar V, Sargón II, Senaquerib y Esar–haddon.[12] El territorio asirio básicamente abarcaba parte de Asia menor, Mesopotamia, los países del mar Mediterráneo y Egipto.[13]

Por su parte, aunque Babilonia entre los siglos VIII y VII no fue la máxima potencia mundial, ella sí era considerada una gran nación, pero mayormente bajo el dominio asirio. En el caso de Isaías, él se enfocó más en Babilonia en tres hechos puntuales: 1) cuando Manasés fue enviado cautivo a Babilonia, 2) cuando Merodac–baladán envió a sus embajadores a visitar al rey Ezequías en el año 701 y 3) en la profecía de la invasión babilónica sobre Judá posterior al reinado de Ezequías.[14]

Israel en el norte y Judá en el sur fueron subyugados por Asiria. Por ejemplo, en el año 722 a. C. la ciudad de Samaria fue destruida por los asirios,[15] y varios reyes judíos como Acaz y Manasés tributaron a los reyes asirios. Es interesante que aquellos que no daban tributo y se rebelaban eran tratados cruelmente por esta potencia. Por supuesto, hubo naciones quienes se sublevaron, pero terminaban mal.[16]

En cuanto a Judá, al inicio —mientras Uzías estaba reinando— Isaías aduce (2: 7) que el pueblo tenía un elevado nivel político y bélico, de la misma manera en los aspectos cultural y económico. Lo mismo sucedió por un cierto tiempo con Ezequías. Mientras Asiria tenía ciertos conflictos con algunas naciones —esto se evidenció en la batalla de Asdod el 711—, Ezequías aprovechó para hacer varias reformas en Judá.[17]

En lo religioso, penosamente Judá e Israel del norte “bebieron” de la religión de Asiria y Babilonia.[18] De los 5 reyes judíos que tuvieron a Isaías como consejero, el único que realizó una reforma en Judá fue Ezequías (2 Cró. 29). El problema es que, al morir este rey, su hijo Manasés llevó a la nación a la idolatría; y si bien es cierto estando en Babilonia él recapacitó (2 Rey. 21–23), cuando volvió a Jerusalén intentó solucionar el problema, pero no pudo. En todo el libro se revela a una Judá rebelde, idólatra e indolente. Ellos solo se dedicaron a provocar a ira al “Santo de Israel” y a maltratar descaradamente a sus hermanos más débiles; sobre todo con Acaz y Manasés, Judá se caracterizó por no prestar atención a la Palabra profética.

2. Contexto literario

El libro de Isaías registra 66 capítulos, los cuales abordan una variedad de temas, pero desde una perspectiva teológica, cristológica y escatológica (profética).[19] Sin embargo, es importante reconocer que este libro es de naturaleza profética y también registra varios acontecimientos relacionados a los 5 reyes judíos mencionados en la primera parte. Por ello, para una mejor comprensión, es recomendable bosquejarlo de la siguiente manera:[20]

A. Profecías de castigo: Juicio de Dios para Israel (cáps. 1–35)
B. Paréntesis para la historia (cáps. 36–39)
C. Profecías de paz: consuelo para Israel (cáps. 40–66).

Un dato importante que debemos tener en cuenta —según Alomía—[21] es que para cada una de estas partes hubo un rey en vigencia. Por ejemplo, cuando se escribieron los capítulos 1 al 35 (A), quien estaba reinando era Ezequías; el texto parentético (B) se escribió en los días finales del rey en mención; y todo parece indicar que los capítulos 40 al 66 (C) fueron escritos mientras gobernaba Manasés.

En el caso del texto bajo estudio (cap. 55), se encuentra en la tercera división (C). Estos capítulos registran mensajes alentadores para el pueblo de Dios (caps. 40: 1–11) y mensajes de advertencia (juicio) para los malvados (45: 20–25), sobre todo para Babilonia (cap. 47); pero enfatizando las “profecías/mensajes de paz” para su pueblo. En esta tercera parte, Isaías consuela y exhorta a Judá mostrándole el carácter de su Dios (40: 12–31; 48: 1–22; 50), principalmente su gran amor (54: 1–17). Asimismo, presenta lo grande e imponente que es Jehová como creador (40: 2129 44: 1–8; 45: 8–19) y gobernador del mundo (41: 1–20). Además, coloca a su Siervo o Mesías como el personaje central para la redención (42: 1–17; 43: 1–28; 44: 21–28; 46: 10–13; 52: 13–53: 12) y restauración de Judá (49: 8–26), solo en Él hay liberación (42: 10–17; 52: 1–12). No solo eso, si bien es cierto Jehová quiere restaurarlos, Judá debe poner de su parte ¿Cómo? obedeciendo el pacto (50: 10; 56: 1–12; 59: 20–21) y rechazando la idolatría (45: 20–25; 57: 1–21). Culmina revelando un futuro espléndido para Judá (caps. 60–66). Por supuesto, hay que tener en cuenta el contexto histórico de Isaías 40 al 55: la invasión babilónica sobre Judá y la promesa de liberación.

De manera más específica, el contexto literario de Isaías 55 se encuentra —según Oswalt— en dos secciones principalmente: entre los capítulos 49–55 y 56–59.[22] Para él, el tema general del libro es el servicio y se evidencia explícitamente justo en los capítulos 49-55.[23] En el caso de los capítulos 56–59, Isaías registra cuál es el papel de Judá como respuesta a la invitación divina, ellos son llamados a:

1) Guardar el pacto (cap. 55)
2) Dejar la idolatría (cap. 57)
3) Observar correctamente el día de reposo y el día de expiación (cap. 58)
4) Clamar por perdón al Redentor (cap. 59).

Por su parte, los capítulos 49 al 55 se centran más en las acciones salvíficas de Jehová a favor de su pueblo, enfocándose en el Siervo sufriente:

1) La promesa divina de la restauración de Judá (49: 8–26)
2) La iniciativa del Señor de ayudar a su pueblo (cap. 50)
3) Las palabras de consuelo y ánimo por parte de Dios (cap. 51)
4) La promesa de liberación (52: 1–12)
5) El siervo sufriente (52: 13–53: 12)
6) El gran amor de Dios por su pueblo (cap. 54)
7) La misericordia divina, dispuesta a perdonar y restaurar Judá (cap. 55).

Como se indicó más arriba, el contexto histórico y literario de Isaías 40–55[24] es la invasión babilónica sobre Judá, y esto se evidencia en los capítulos 39: 1, 3, 6, 7; 43: 14; 47: 1 y 48: 14, 20. Oswalt sugiere que los “chapters 40–55 seem to be addressed to the Judean exiles in Babylon between 585 and 540 B.C.”.[25] Por ello, es importante comprender el capítulo bajo estudio teniendo en cuenta este panorama.

Este capítulo es considerado “the second part of Isaiah’s celebration of the work of the Servant”,[26] siendo el capítulo 54 la primera parte. Su objetivo principal es “persuading its readers to accept the offer made to them and believe the prophetic message”.[27] En sus 13 versículos, vemos a Dios implorando para que Judá se arrepienta y sea renovada con el poder de su Palabra.[28] Al igual que en muchas partes de la Escritura, la invitación divina basada en el modelo “promesa–cumplimiento” es evidente (vv. 12–13). El Siervo sufriente quiere restaurar a Judá.

Según Blenkinsopp, este capítulo es más didáctico y sapiencial.[29] Para Motyer, Isaías 55 es una unidad literaria muy bien construida, y puede ser estructurada quiásticamente de la siguiente manera:[30]

A1. The first picture: individual renewal, needs met (v. 1)
B1. Hearing the word of the Lord (vv. 2–3b)
C1. The certainty of the promises (vv. 3c–5)
D. The content of the word: a call to repent (vv. 6–7)
C2. The seriousness of the call (vv. 8–9)
B2. The efficaciousness of the word of the Lord (vv. 10–11)
A2. The second picture: world renewal, the curse lifted (vv. 12–13)

Sin lugar a duda, el tema central del capítulo es “la Palabra de Jehová”, y eso se evidencia en B1//B2 y en el centro quiástico (D). “The Lord’s ways and word constitute the center of the chapter (55: 4–11). The focus is on the superiority of God’s ways and plans to those of humankind”.[31] Esta “Palabra” es eficaz (B2) y certera (C1), por eso el judío fue invitado ha escucharla (B1) y tomarla con seriedad (C2). En sí, esta “Palabra” es una invitación al arrepentimiento (D), Dios desea salvar al contrito corazón. Como declara J. Smart: “its passionate appeal to men to open their eyes to the richness of the gifts that God is offering so freely and to grasp them in faith and repentance while there is yet time”.[32] Por supuesto, el objetivo principal de la “Palabra” es renovar la vida del creyente en todos los aspectos (A1) y el mundo en general (A2). Finalmente, como el centro quiástico es D, Motyer sugiere que “the heart of the matter (D) must be a personal seeking of the Lord”,[33] tal cual lo describe el versículo 6.

3. Análisis del texto (55: 11)

a. Traducción

Según el Texto Masorético, Isaías 55: 11 está delimitado con un פ en 50: 11, que inicia con el verbo “escuchadme”; y dos ס en Isaías 55, específicamente en los versículos 5 y 13, dividiendo este capítulo en dos partes: 1) versículos 1–5 y 2) versículos 6–13, el cual inicia con el verbo “buscadme”. Nuestro texto hebreo está en la segunda parte, y es así:

כֵּ֣ן יִֽהְיֶ֤ה דְבָרִי֙ אֲשֶׁ֣ר יֵצֵ֣א מִפִּ֔י לֹֽא־יָשׁ֥וּב אֵלַ֖י רֵיקָ֑ם כִּ֤י אִם־עָשָׂה֙ אֶת־אֲשֶׁ֣ר חָפַ֔צְתִּי וְהִצְלִ֖יחַ אֲשֶׁ֥ר שְׁלַחְתִּֽיו׃

Después de haber realizado el análisis morfológico, sintáctico y semántico, sugerimos la siguiente traducción:

“Así será mi Palabra que sale de mi boca,
no volverá a mí vacía;
sino que hará mi voluntad
y cumplirá con lo que le envié”.

b. Análisis de palabras claves
  1. דבר. Esta raíz aparece alrededor de 276x en el AT y tiene varios usos/significados.[34] Puede usarse como verbo, cuya traducciones son: “hablar” (Gén. 32: 19; 37: 4; Éxo. 4: 10; Jue. 8: 3; Dan. 8: 18; 10: 11) y “decir” (Gén. 30: 34; Éxo. 12: 31; 1 Sam. 9: 10); o se puede usar como sustativo, y sus traducciones son: “palabra” (Éxo. 8: 10; Núm. 14: 20; 30: 3; Deut. 1: 34; 5: 28; 18: 18; 2 Sam. 7: 21), “mensaje” (24: 33), “dichos” (Deut. 33: 3; Jos. 2: 21) e incluso “desierto” (Lev. 16: 10, 21; 1 Sam. 13: 18).
    En los Salmos, esta raíz se la usa como sustantivo y aparece 39x (55: 22; 51: 6; 105: 19; 107: 20; 119: 42; 119: 101, etc.), y prácticamente siempre se refiere a la “Palabra” de Dios. En los profetas mayores, la diversidad de usos es semejante que del Pentateuco (ver Dan. 9: 12; 10: 9, 15, 16; Eze. 3: 6, 10; 18: 28; 13: 8; 10: 5).
    En el caso de Jeremías, el uso de דבר es parecido que el de los Salmos, porque generalmente se refiere a la Palabra de Dios (1: 12; 5: 15; 6: 19; 11: 10; 23: 32; 23: 29; 39: 16; 44: 29). Por su parte, Isaías usa esta raíz solo 9x, y sus usos son múltiples: desierto (51: 3; 16: 1),  hierba (5: 17) y palabra (31: 2; 51: 16; 55: 11; 59: 21; 66: 2, 5). Pero, cuando se menciona la “Palabra”, mayormente se refiere a la Palabra de Jehová. Como ya se dijo, sucede algo semejante en los Salmos.
    Para Salmos, esta דבר de Dios— refleja justicia (51: 4), es alabada (56: 4), es verdad (119: 160) y es autoritativa moralmente, tanto así que desobedecerla implica rebeldía (105: 28). Esta tiene poder (106: 24; 107: 20; 119: 25), da fuerza (119: 28, 107) y confianza (119: 42), tanto así que lo que Jehová dice, se hace. La persona que desea purificar su vida y mantenerse así siempre, es llamada a guardarla u obedecerla (119: 9). Siendo aún más específico, la דבר viene a ser las órdenes, mandamientos y estatutos del mismo Jehová (119: 16; 147: 19), su voluntad. Aquellos que la obedezcan, les irá bien (119: 17, 65) y tendrán entendimiento (119: 169), ya que esta es una guía (119: 105). El creyente es llamado a confiar ciegamente en ella (119: 74, 147; 130: 5).
    Para Jeremías, la palabra profética es דבר de Jehová (1: 9; 5: 14; 23: 28; 29: 19; cf. Deut. 18: 22). Lo que Él dice, se hace (1: 12). Al igual que los Salmos, para Jeremías דבר equivale a la ley de Dios (6: 19) y tiene una vinculación pactual (11: 2), tanto así que desobedecerla significa rebeldía (11: 10; 13: 10) y amerita castigo/juicio (19: 15; 39: 16; 44: 29). El creyente es llamado a atesorar la Palabra de Dios (15: 16), porque esta tiene poder aún para salvar (23: 22) y es verdad (23: 28). Esta palabra —sobre todo la que es dada a los profetas— puede ser hablada o escrita (25: 13).
    Para Isaías, la דבר de Jehová es firme (31: 2), influyente y poderosa (51: 16); quienes la obedezcan serán beneficiados (55: 11). Por supuesto, esta palabra también es profética (59: 21; 66: 5) y debe ser respetada o temida (66: 2).
    En algunas ocasiones, es interesante que la “Palabra” de Dios llega a ser personificada como una mensajera (Sal. 107: 20; 147: 15; Isa. 55: 11), por una sencilla razón: “La palabra es la expresión del pensamiento. Es parte de la persona misma”.[35] En palabras de Eugene Carpenter y Philip Comfort: “la palabra de Dios es un indicador certero de quien es Él y de lo que hará”.[36] Así, hablar de la “Palabra” de Jehová es hablar de Dios mismo.
    En el caso del texto bajo estudio (Isa. 55: 11), “palabra” sería una mejor traducción para דבר, y como esta sale de la misma boca de Dios, estamos hablando de la “Palabra de Dios/Jehová”. Aquí, la “Palabra” se personifica como una mensajera con el fin de no volver vacía, sino de cumplir con la voluntad de Dios. ¿A quién es dirigida esta Palabra? A la luz de Isaías 51: 16 —contexto mediato del texto bajo estudio— evidentemente a Judá. ¿Cuál podría ser el contenido o la naturaleza de dicha Palabra? Si bien es cierto דבר podría ser los estatutos divinos; todo parece indicar aquí que es el mensaje salvífico por medio del profeta Isaías. Según Isaías 55: 6–7, este mensaje es un llamado profético al arrepentimiento y a volver a Jehová, el cual viene siendo registrado desde el capítulo 54 (por supuesto, sin descartar todo el libro). Tal vez, el término “busquen” del versículo 7 daría un mejor sentido a “palabra”.
  2. ריק. Esta raíz aparece 61x en el AT. Es una palabra que se usa frecuentemente en el AT como verbo (“vaciar”: Gén. 14: 14; Lev. 26: 33; Sal. 18: 42), sustantivo (“vano”: Lev. 26: 16, 20; Sal. 2: 1; 4: 3), adjetivo (“vacío” o “vano”: Gén. 37: 24; Deut. 32: 47; Jue. 7: 16) o adverbio (“vacío”: Gén. 31: 42; Éxo. 23: 15; 34: 20; Deut. 15: 13; Sal. 7: 4; 25: 3; Job 22: 9). Generalmente, su significado básico es “vaciar” o “vacío”, pero por sus implicancias puede denotar, por ejemplo, ociosidad (ver Jue. 9: 4; 11:3; Prov. 12: 11; 28: 19). Para los sapienciales, el uso de ריק como “vano” o “vanidad” es más recurrente. El significado de esta palabra básicamente es algo sin contenido, sin nada.
    En Jeremías, ריק se usa 6x: 2x como adverbio (“vacío”: 14: 3; 50: 9), 2x como verbo (“vaciar”: 48: 11, 12) y 2x como sustantivo (“vacío”: 51: 34, 58). En el caso de Isaías, también se usa ריק 6x como adjetivo (29: 8), sustantivo (30: 7; 49: 4; 65: 23), verbo (32: 6) y adverbio (55: 11).
    Básicamente, ריק significa “vacío”; y si bien es cierto se usa de distintas maneras, el sentido es el mismo en todo el AT. Por ejemplo, en el Pentateuco, ריק denota algo (objeto o cosa) sin contenido (Gén. 42: 35), o algo vano (Deut. 32: 47). En el caso de los salterios, se enfatiza mucho la vanidad o lo vano con la conducta (Prov. 12: 11; 28: 19; 73: 13). En el caso de Jeremías, usa ריק también para denotar algo vacío o vano. También se le da un nuevo uso a esta palabra: el de ser una imagen de juicio (48: 11–12; 50: 9). Por su parte, Isaías también usa ריק para representar ciertas imáganes de juicio (29: 8), y le da la connotación de algo “vano” (30: 7; 49: 4) o sin contenido (32: 6).
    En el caso del texto bajo estudio, “vacía” sería una mejor traducción para ריק, siendo “lleno” lo contrario; pero “vacío” en el sentido de “vano”, en el hecho de que Dios envía su Palabra para algo productivo con resultados positivos, que implica una respuesta favorable por parte de su pueblo —en este caso los judíos de aquel entonces. Si la “Palabra de Dios” es la voz profética de Isaías que llama al pueblo al arrepentimiento; el hecho de que esta no volverá vacía significa que sí habrá un grupo de personas que se arrepentirán y renovarán su pacto con Jehová, a saber, el remanente; sin lugar a duda, ninguna acción salvífica por parte de nuestro Dios es vana. El hecho de no volver vacía, revela el poder de la “Palabra” de convertir los corazones.
  3. חפץ. Esta raíz hebrea aparece 127x en el AT. Mayormente se lo usa como sustantivo (1 Sam. 15: 22; 18: 25; 2 Sam. 23: 5; 1 Rey. 5: 24) y como verbo (Gén. 34: 19; Núm. 14: 8; Deut. 21: 14; 25: 7, 8), aunque en algunas ocasiones como adjetivo (Sal. 35: 27; 40: 15;  Miq. 7: 18). Su significado básico es “deleite” y “deseo”, e implica alegría, gozo y placer.
    En los sapienciales se usa bastante esta palabra (51x), con significados muy semejantes: “delicia” (Sal. 1: 2; Job 21: 21), “deseo” (Sal. 5: 4; 37: 28; Job 21: 14), “agrado” (Sal. 19: 18; 37: 23; 40: 8), “complacencia” (Sal. 68: 30), “voluntad” (Sal 119: 35; Prov. 21: 1; 31: 13), “querer” (Cant. 3: 5; Ecl. 3: 1, 17). Mayormente, חפץ se debe por algo positivo, aunque hay ciertos textos que lo usan para describir el deseo enfermizo de los malvados (Sal 68: 30; 70: 2). En el libro de Isaías חפץ aparece 17x. Generalmente, el deseo o el querer es de Dios mismo. Es interesante que en este libro, חפץ tiene una connotación de “voluntad” que un mero deseo o anhelo (1: 11; 44: 28; 46: 10; 53: 10).
    Para el texto bajo estudio, por los términos “Palabra” y “cumplirá”, a la luz de su contexto literario que tiene que ver con una renovación de pacto, la mejor traducción de חפץ sería “voluntad”, más que deseo o deleite.
c. Crítica textual

De acuerdo con la BHS, hay una sola variante textual en Isaías 55: 11: יֵצֵ֣א (“sale”). En vez de “יֵצֵ֣א” —que tiene una vocalización en imperfecto y cuya traducción es “saldrá”—, la Versión siriaca y la Versión árabe optan por una vocalización en perfecto, traduciendo dicho verbo como “salió”, tal vez por la vocalización del verbo יִֽהְיֶ֤ה . Con todo, la variante en el aparato crítico no es determinante para el significado del texto bajo estudio.

d. Género literario

Isaías utiliza diferentes géneros y estilos literarios en su libro, tal vez uno de los más usados fue el narrativo. Otro usado con regularidad fue el profético, con énfasis en lo clásico y escatológico. En sus últimos capítulos (60–66), el profeta presenta un estilo apocalíptico dando énfasis en aspectos proféticos clásicos como escatológicos. Por supuesto, hay textos poéticos y muy bien estructurados.

Por su parte, Isaías 55 registra un mensaje evidentemente poético, que trata de motivar al pueblo para que busque al Redentor (v. 6). Se registran ciertas imágenes que enriquecen el mensaje amoroso de Dios, como del versículo 10: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come”, todo esto para embellecer la invitación amorosa de salvación por parte de nuestro Dios a Judá.

En el caso del texto bajo estudio (55: 11), el estilo poético es asombroso y la personificación de la Palabra también. La “Palabra” aparece como “mensajera” y sale de la misma boca de Dios; como tal, es enviada para cumplir una misión y volver con resultados, los cuales son conforme al deseo divino. Esta imaginería se enriquece en el versículo anterior, el 10, donde a la Palabra se la compara con “la lluvia y la nieve y no vuelven allá sin regar antes la tierra”. Finalmente, el producto de la “lluvia”, “nieve” o “mensajera” —la “Palabra” de Dios— se reflejará en el crecimiento de los cipreses (árboles) que registra el versículo 13. Sí o sí habrá un remanente.

4. Teología

Isaías 55: 11 es un texto poético–profético; poético por el estilo del capítulo y profético porque Dios expresa su voluntad para la renovación pactual futura con su pueblo. Por supuesto, dicha invitación requiere de una respuesta inmediata, a corto plazo.

El contexto literario revela que el registro de Isaías 55 es un clamor divino hacia Judá para que esta se arrepienta y renueve su pacto con el Creador; y es interesante que, con el fin de enternecer y llevar a la reflexión, Isaías lo escribió como poesía. Si bien es cierto en los doce primeros capítulos Dios le dio a conocer a Judá lo terrible que era su pecado, en este capítulo vemos a un Redentor tierno y amante, dispuesto a rogar para que Judá abra su corazón y vuelva a Él.

La “Palabra” que registra Isaías 55: 11 vendría a ser el mensaje salvífico revelado e inspirado a Isaías para manifestar al pueblo; y es interesante que, por el género literario, esta “Palabra” es personificada como una mensajera, con una misión divina: llevar al arrepentimiento a la mayor cantidad de judíos posibles de aquellos días. Lo bueno que, el producto o resultado de dicha misión se evidenciará con la presencia del remanente; es por esta razón que el versículo bajo estudia indica que esta no volverá vacía.

Por su parte, la palabra “voluntad” revela el designio y el deseo de Dios de salvar a los que se arrepientan y vuelvan a Él. Su voluntad es positiva, no es negativa; y no es meramente una emoción o un simple deseo, sino una decisión razonable de perdonar y acoger a sus hijos que se habían separado de Él.

Anhelamos que, después de haber leído este pasaje, podamos entender: 1) Dios nos ama en gran manera, 2) Él nos llama para arrepentirnos, 3) La “Palabra” no volverá vacía en tanto reaccionemos positivamente al llamado divino de arrepentimiento; sin embargo, esta nunca volverá vacía, porque si uno no se arrepiente, otra persona lo hará, 4) Dios siempre está dispuesto para recibir con los brazos abiertos a todos los que lo buscan.


Referencias:

[1]Ver John Walton, et. al. Comentario del contexto cultural de la Biblia: Antiguo testamento (Miami, TX: Mundo Hispano, 2004), 652.

[2]W. LaSor, ed. Panorama del antiguo testamento (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1995),358.

[3]Se sostiene tres fuentes sobre la muerte de Isaías en manos de Manasés: En la Ascensión de Isaías 1–2, 5, El martirio de Isaías, El testamento de Ezequías y la Visión de Isaías. Es posible que Hebreos 11: 37 se haya estado refiriendo a Isaías y/o a otros profetas más. Ver Michael E. Stone, “Isaiah, Martyrdom of”, en Encyclopaedia Judaica, 2da. ed., eds. Fred Skolnik y Michael Berenbaum (Farmington Hills, MI: Keter Publishing House Ltd., 2007), 10: 76; en adelante EJ. Ver también a C. Keil y F. Delitzsch, Comentario a l texto hebreo del A. T.: Isaías, trad. Xabier Pikaza (Barcelona: Clie, 2016), 47.

[4]Por lo menos, hay cuatro argumentos principales por parte de los críticos: 1) la perspectiva histórica; 2) la mención de Ciro (no se considera un vaticinio); 3) el estilo y 4) la perspectiva teológica (en sí, la diversidad de aspectos teológicos o doctrinales). Una excelente investigación sobre el panorama histórico en la erudición acerca de la autoría y metodología del libro de Isaías, está en Elisha Kwabena Marfo, “Isaiah’s Authorship and Methodology: A Historical Review”, AsiaAfrica Journal of Mission and Ministry 18 (2018): 109–137; Christopher Hays, “The Book of Isaiah in Contemporary Research”, Religion Compass 5, no. 10 (2011): 549–566.

[5]Entre ellos está Jacob Stromberg, An Introduction to the Study of Isaiah: T&T Clark Approaches to Biblical Studies (London: T&T Clark, 2011). Se cree que este autor habría vivido en Babilonia alrededor del año 540 a. C., post exilio (Peter D. Miscall, Isaiah, 2nd ed. [Chennai, India: Sheffield Phoenix Press, 2006], 18).

[6]Esta clase de afirmaciones se iniciaron en el año 1795 con J. D. Doerdelein, quien propuso la existencia de un segundo Isaías como autor de los capítulos 40–66. De la misma forma, en 1892, B. Duhm negó la unidad de los capítulos 40 al 66, postulando un “tercer Isaías” como escritor de los capítulos 55 al 66.

[7]Tremper Longman III y Raymond B. Dillard, An Introduction to the Old Testament, 2da ed. (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2006), 306–311; LaSor, 3361–3363; Gleason L. Archer, Reseña crítica de una introducción al antiguo testamento, trad. Edwin Sipowicz (Grand Rapids, MI: Portavoz, 1987), 365; Paul N. Benware, Panorama del antiguo testamento, trad. Portavoz (Grand Rapids, MI: Portavoz, 1994), 197; Keil y Delitzsch, 75–88.

[8]J. Alec Motyer, The Prophecy of Isaiah: An Introduction & Commentary (Downers Grove, IL: IVP Academic, 1993), 59–60.

[9]LaSor, 357.

[10]Alomía, “La salvación de YWHW”, apuntes de clase, Programa en Teología bíblica, Maestría, Lima, agosto de 2023.

[11]Para un mayor estudio, ver John N. Oswalt, The Book of Isaiah: Chapters 139, en The New International Commentary on the Old Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986), 4–15.

[12]Franz Delitzsch, Biblical Commentary on the Prophecies of Isaiah, trad. James Martin, vol. 1 (Edinburgh: T. & T. Clark, 1885), 31–53; Craig S. Keener, NKJV Cultural Backgrounds Study Bible (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2017), 890–892.

[13]Daniel Carro, ed. at., Comentario bíblico mundo hispano: Isaías, vol. 9(Miami, TX: Mundo Hispano, 2001), 25.

[14]John N. Oswalt, “Isaiah”, en The NIV Application Commentary: From Biblical Text… to Contemporary Life (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2003), 54–57.

[15]Wayne A. Brindle, “The Origin and History of the Samaritans”, Grace Theological Journal 5, no. 1 (1984): 47-75; Lidia Matassa, “Samaritans”, EJ, 17: 719.

[16]José Castañeda, “Del terrorismo en Mesopotamia: ejemplos antiguos y modernos”, Estudios de Asia y África 39, no. 3 (2004): 739–745.

[17]Oswalt, “Isaiah”, 34–38.

[18]Bustanay Oded y S. David Sperling, “Hezekiah”, EJ, 9: 87–90.

[19]Alomía, “La salvación de YWHW”.

[20]Benware, 361. Hay un consenso en la erudición bíblica acerca de esta división.

[21]Alomía, “La salvación de YHWH”.

[22]The Book of Isaiah, 54. En realidad, él aclara que hay cierto consenso sobre esta división.

[23]Ibid.

[24]En la erudición se destaca la unidad literaria de estos capítulos; sobre todo, enfatizando su estilo poético elevado; “it is too condensed, too closely argued and too brief for any congregation to take it in just like that” (Motyer, 54).

[25]“Isaiah”, 25.

[26]John N. Oswalt, The Book of Isaiah: Chapters 4066, en The New International Commentary on the Old Testament, ed. R. K. Harrison y Robert L. Hubbard (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), 433.

[27]Joseph Blenkinsopp, Isaiah 40–55: A New Translation with Introduction and Commentary, en The Anchor Bible, vol. 19A, ed. William Albright y David Freedman (Broadway, NY: Doubleday, 2002), 368.

[28]Oswalt, The Book of Isaiah: Chapters 4066, 433.

[29]Blenkinsopp, 368.

[30]Motyer, 820.

[31]Ivan Friesen, Isaiah: Believers Church Bible Commentary, ed. Douglas B. Miller y Loren Johns (Scottdale, PA: Herald Press, 2009), 344.

[32]History and Theology in Second Isaiah (London: The Westminster Press, 1965), 220, citado en Motyer, 819.

[33]Ibid.

[34]Para un mayor estudio, ver William Gesenius, “דבר”, en Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, trad. Edward Robinson (New York, NY: Houghton Mifflin Company, 1907), 182–184; Wilhelm Gesenius y Samuel Prideaux Tregelles, “דבר”, en Gesenius’ Hebrew and Chaldee Lexicon to the Old Testament Scriptures (Bellingham, WA: Logos Bible Software, 2003), 145.

[35]W. E. Vine y C. F. Hogg, Vine, Comentario temático: Profecía (Nashville, TN: Grupo Nelson, 2010), 45; Keil y Delitzsch, 1062.

[36]“Palabra”, en Glosario Holmande términos bíblicos, trad. Adriana E. Tessore (Nashville, TN: Broadman & Holman, 2003), 142.