Breve comentario sobre Mateo 2

Mateo 2 trata sobre el nacimiento del Cristo y los incidentes que pasaron alrededor del mismo. Este capítulo se puede dividir en tres partes:

a. La visita de los sabios (vv. 1-12)
b. Huida a Egipto (vv. 13-18)
c. Retorno de Egipto (vv. 19-23)

En la primera parte (vv. 1-12), el foco es el nacimiento de Cristo y la visita de los sabios. ¿Quiénes eran estos sabios? Hay dos posibilidades, o eran persas o eran caldeos. En esos lugares, siempre había sabios, personas sumamente inteligentes que podían ser consejeros de sus respectivos reyes. Ojo, no eran hechiceros ni magos como los conocemos hoy. ¿Cuántos eran? Si bien es cierto Mateo 2:11 señala tres regalos, esto no garantiza que hayan sido tres.

¿Cómo llegaron a saber el nacimiento del Mesías? En aquellos días, ya circulaba la idea que de Judá iba a salir un Mesías o Libertador. Él, supuestamente, libraría a los judíos del yugo romano e instauraría un reino terrenal o una potencia mundial. Por ello, no es raro que estos sabios hayan escuchado dicha información (quizás por eso ellos preguntaron a Herodes lo siguiente: “¿dónde está el rey de los judíos que ha nacido?”, v. 2).

Teniendo esto en mente, leemos en Mateo 2 que estos sabios fueron a Belén a visitar al Mesías. ¿Quién les confirmó el lugar? Los sacerdotes y escribas de pueblo, basándose al profeta Miqueas (5:2). ¿Qué les guio hasta el lugar exacto? El verso 9 señala que fue una “estrella”. ¿A qué se refiere con “estrella”? Según Elena de White, aquella estrella era un “distante grupo de resplandecientes ángeles” (Deseado de todas las gentes, 42).

¿Qué llevaron aquellos sabios como presentes para el Mesías? El verso 11 señala tres elementos: oro, incienso y mirra. Estos eran presentes muy valiosos y fáciles de transportar. Y por supuesto, fueron de gran ayuda para el sostenimiento de José, María y Jesús al momento de trasladarse y vivir en Egipto (ver Biblia de estudio de Andrews, 1173).

A pesar de los inconvenientes, los sabios decidieron obedecer la voz divina, y no comunicaron a Herodes dónde específicamente había nacido el Mesías (v. 12).

¿Cuándo nació el Señor Jesús? Lo más probable, es que nació en el año 5 a.C., cuando Herodes el grande era el rey de Judea. ¿Dónde nació? En Belén Efrata (había otra Belén, pero de Zabulón), al sur de Jerusalén, en Judea.

En la segunda parte (vv. 13-18), Mateo registra que José, María y Jesús tuvieron que huir a Egipto, porque Herodes, impotente de saber quién era específicamente el Cristo, tenía en mente mandar a asesinar a todos los niños menores de dos años; y así sucedió (vv. 16-18). Esta orden era otra profecía mesiánica cumplida en el Señor Jesús (v. 18; cf. con Jeremías 40:1).

¿Por qué Dios les dijo que huyeran a Egipto? En ese tiempo, en Egipto vivían muchos judíos; es más, había sinagogas; y en un tiempo, hasta hubo un templo judío. Sobre todo, si bien es cierto Egipto era una provincia romana en ese entonces, estaba fuera de la jurisdicción de Herodes. Cristo estaba fuera de peligro (Comentario bíblico adventista, 5:284).

¿Quién era Herodes? Llamado el “grande”. Fue rey de Judea y muy perverso. Con los judíos, él no tenía buenas relaciones y era muy odiado. Entonces ¿por qué “el grande”? Por sus construcciones. Él murió, posiblemente, el 12 de abril del año 4 a.C. (ver “El origen de la navidad #5”, Evidencias, https://www.youtube.com/watch?v=vYt8d41aj18).

Luego de la muerte de Herodes, en la tercera parte (vv. 19-23), un ángel le dijo a José que regresara a Israel. Él tenía en mente volver a Belén; sin embargo, Arquelao, hijo de Herodes, comenzó a reinar. Por ello, José tuvo miedo y, en vez de ir a Belén, fue a Nazaret (v. 23). El Cristo se crio en ese lugar.

Mensaje central: Mateo revela detalles acerca del nacimiento de Cristo. Su objetivo principal, una vez más, es mostrar que las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento se cumplieron en el Señor Jesucristo. Por eso hace mención que el nacimiento de Cristo en Belén, su huida a Egipto y el asesinato de los niños menores de dos años, ya habían sido profetizados.

Aplicación a la vida: (1) Aceptemos a Cristo como nuestro Salvador personal. (2) Aunque parezca que todo está perdido, Dios tiene el control de la historia. Sus profecías siempre se van a cumplir. (3) Así como los sabios, nosotros también honremos al Rey del universo, nuestro Salvador. Que hoy sea un día de alabanza a Él.