I. Contexto histórico
El autor del libro de Apocalipsis, sin lugar a dudas, fue el apóstol Juan, discípulo del Señor Jesucristo, según se menciona en Apocalipsis 1:1, 4, 9 y 22:8. Este mismo Juan también es reconocido como el autor del evangelio “según Juan” y de las tres cartas pastorales que llevan su nombre. Esta conclusión se basa en la similitud literaria entre estos escritos. Diversos teólogos han identificado características comunes en los textos juaninos:[1]
- El uso exclusivo del título “el Verbo de Dios” para referirse a nuestro Señor (Ap. 19:13; cf. Jn 1:1; 1 Jn 1:1).
- La expresión recurrente “el que vence” (Ap. 2:7, 11, 17; 3:5, 12, 21; 12:11; 15:2; 17:14; 21:7; cf. Jn 16:33; 1 Jn 2:13, 14; 4:4; 5:4, 5).
- El uso del término “verdadero” (gr. alēthinós), en contraste con lo falso o irreal (Ap. 3:7, 14; 6:10; 15:3; 16:7; 19:2, 9, 11; 21:5; 22:6).
- El diminutivo griego para “corderito” (gr. arnion) aparece veintinueve veces en el libro de Apocalipsis, y la única otra mención de este término se encuentra en Juan 21:15. Solo en los escritos atribuidos a Juan se utiliza este título para referirse a Cristo como “el Cordero” (Jn 1:29, 36; Ap 4, 5).
De igual manera, hay numerosas alusiones a las Escrituras hebreas señalando que el autor fue judío. Según el registro, el profeta conocía muy bien el Pentateuco, los escritos históricos, los salterios y los profetas. También, considérese que “varios apocalipsis judíos y cristianos son atribuidos a patriarcas y profetas hebreos y a apóstoles cristianos. Si así sucediera con el Apocalipsis, es de esperar que su autor procurara identificarse específicamente como apóstol”.[2]
El último libro de la Biblia, Apocalipsis, fue escrito en la isla de Patmos (aproximadamente 15 km de diámetro) alrededor del año 95/96 d.C., durante el reinado del emperador Domiciano (81-96 d.C.).[3] Aunque este dato no es explícitamente confirmado en el texto del Apocalipsis, fue respaldado por los padres de la Iglesia hasta el siglo III de la era cristiana. Entre ellos se encontraban Justino Mártir (100-165 d.C.),[4] Ireneo (130-202 d.C.),[5] Tertuliano (160-240 d.C.);[6] Clemente de Alejandría (220 d.C.),[7] quienes coincidían en que el autor de Apocalipsis fue el apóstol Juan y que su redacción tuvo lugar en la última década del siglo I. Con base en estas evidencias, se concluye que “el Apocalipsis, que aparece en el siglo I d.C., no es un libro seudoepigráfico, sino la obra de un hombre cuyo verdadero nombre fue Juan”.[8]
En cuanto a los destinatarios, Apocalipsis 1:4 es claro: el libro fue dirigido a las siete iglesias principales de Asia Menor: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Al igual que las cartas paulinas, este libro fue recibido y leído por esas congregaciones. No obstante, sería imprudente afirmar que solo ellas lo leyeron, ya que es probable que su contenido también se difundiera en otras iglesias. Además, es posible que el Espíritu Santo, al revelar el Apocalipsis, tuviera como destinatario principal al remanente (Ap 12:17; 14:12), ya que la mayoría de las profecías contenidas en el libro se cumplen en el tiempo del fin, más que en los primeros siglos de la era cristiana.
Ahora, centrándonos en el género literario del Apocalipsis, mientras que los preteristas lo consideran un relato de eventos del primer siglo cuyo objetivo era animar a los cristianos de esa época, los futuristas lo ven como un libro profético. Sin embargo, el mismo texto nos revela su género y propósito: es un libro apocalíptico bíblico.[9] Esto se confirma desde el comienzo del libro: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (1:1; la cursiva es para énfasis). Más adelante, dice: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (1:3; la cursiva es para énfasis. Véase, también, 22:7, 10, 18-19). De este modo, el carácter apocalíptico y profético, e incluso escatológico, es innegable.
Por su naturaleza, este libro revela mensajes divinos por medio de símbolos.[10] Por ejemplo, se registran animales híbridos (cap. 13; 17:5-11), un cordero como inmolado (5:5-6), ángeles como mensajeros (14:6-12; 18:1-4), guerras entre el bien y el mal (12:7-12), desastres naturales (16:18, 21), señales cósmicas (6:12-13), un santuario en el cielo (11:19; 15:1-4), la venida del Hijo del hombre sobre un caballo (19:11-13), la “marca de la bestia” (13:16-18), el “sello de Dios” (7:3-4; 14:1-2), entre otros.[11] Estos símbolos revelan una visión extra-humana del mundo, la historia y la existencia.[12]
Siendo un libro simbólico,[13] Apocalipsis revela reinos y acontecimientos futuros, culminando en la instauración del reino eterno. Estos “acontecimientos futuros” se han ido cumpliendo de manera continua a lo largo de la historia. Así, el libro mantiene una conexión temporal, espacial y sustantiva con los eventos que describe.[14]
En nuestro texto bajo estudio (Ap 14:1, 4-5) se registran varios símbolos: 1) “Cordero” (v. 1), “monte Sion” (v. 1), “144.000” (v. 1), “castos” (v. 4), “mujeres” (v. 4), entre otros. Estos nos permite concluir que el contexto literario, por ser un texto apocalíptico, es simbólico; por ello, se necesita encontrar el significado de dichos símbolos.
II. Contexto literario
Con el fin de comprender mejor el contexto literario de Apocalipsis 14:1, 4-5, nos basararemos en la estructura quiástica y en la división histórico-escatológica de todo el libro.
2.1. Estructura quiástica
El libro de Apocalipsis es uno de los más difíciles de estructurar en la Biblia. A lo largo de las últimas décadas, se han realizado numerosos intentos por delinear su esqueleto literario, lo que queda reflejado en las diversas propuestas presentadas.[15] La razón es porque se sostiene, correctamente, que “la estructura del Apocalipsis es vital para su mensaje”,[16] ayudando a reconocer lo que Juan quiso decir.
Una de las estructuras reconocidas en el libro de Apocalipsis es el quiasmo. Muchos sostienen que este libro está organizado en forma de X, donde los capítulos 1-11 encuentran su contraparte en los capítulos 15-22, siendo los capítulos 12-14 el centro del libro. A continuación, se presenta la estructura:[17]
A: Prólogo (1:1-8).
B: Las siete iglesias: las promesas divinas (1:9-3:22).
C: Los siete sellos: Dios salvando al ser humano (4:1-8:1).
D: Las siete trompetas: juicios con misericordia (8:2-11:18).
X: La gran controversia del fin (11:19-15:4).
D’: Las siete plagas: juicios sin misericordia (15:5-18:24).
C’: La consumación de la salvación (19:1-21:4).
B’: El cumplimiento de las promesas divinas (21:5-22:5).
A’: Epílogo (22:6-21).
Mientras que en A se describe la situación de Juan en el primer siglo, introduciendo el libro profético, en A’ se confirma la veracidad de esa profecía. En B se presentan una serie de promesas para los santos que perseveran hasta la muerte, mientras que en B’ se ve el cumplimiento de esas promesas con el advenimiento de Cristo. En C se revela el papel de Cristo y la Iglesia, obrando en la historia para la salvación de la humanidad, y en C’ Juan muestra el clímax de la redención eterna: el advenimiento, la liberación de los redimidos y el milenio. En D se detallan los juicios de Dios con misericordia a lo largo de la historia cristiana, mientras que en D’ se describen los juicios sin misericordia a través de las siete plagas. Estos cuatro paralelismos permiten al lector comprender el desarrollo ininterrumpido de los eventos, desde la primera venida de Cristo hasta su regreso.
Finalmente, los capítulos 12 al 14 (X), como una unidad literaria,[18] sintetizan el mensaje del Apocalipsis,[19] ofreciendo un resumen de la historia de la redención dentro del contexto del conflicto cósmico. En particular, estos capítulos se centran en revelar los eventos finales que ocurren después de la conclusión de los 42 meses (Ap 12:6, 13; 13:5). A partir de Apocalipsis 12:17, el énfasis recae en el tiempo del fin.
En Apocalipsis 14:1-5, se menciona nuevamente a los 144.000. El contexto inmediato de estos versículos son los capítulos 12 al 14, que, en el quiasmo mencionado, corresponderían a la sección central (X). En estos capítulos se revelan los eventos del tiempo del fin, con un enfoque especial en la adoración. A través de la recapitulación, también se aborda el desarrollo histórico del conflicto entre las fuerzas del bien y del mal, centrado en la adoración. No obstante, esta lucha culmina con la victoria del Cordero y de los redimidos, incluyendo a los 144.000. A continuación, se presenta el siguiente bosquejo:
- Inicio del gran conflicto en el cielo (12:7-9)
- La primera venida del Mesías (12:1-5)
- La muerte de Cristo (12:10-12)
- La persecución a la iglesia por 1260 días (“años”, 12:6, 14)
- La persecución al remanente escatológico (12:17; 13)
- La falsa adoración y la marca de la bestia (13:14-18)
- La proclamación de los mensajes de los tres ángeles (14:1-5)
- La segunda venida de Cristo (14:14-20)
- Cristo y los 144.000 redimidos en el cielo (14:1-5).
En los capítulos 12 al 14, Juan revela el desarrollo del gran conflicto entre Cristo y Satanás, así como entre el pueblo de Dios y sus enemigos. Además, se evidencia una relación entre los 144.000 y el tiempo del fin, particularmente en los eventos finales descritos en Apocalipsis 13 y 14. Este grupo también está vinculado con los mensajes de los tres ángeles (14:6-12),[20] la instauración de la falsa adoración (13:13-18), la segunda venida (14:14-20) y los eventos posteriores a esta (14:1-5).[21]
2.2. Cumplimiento histórico-profético
En cuanto a su cumplimiento profético, los estudiosos sugieren que el Apocalipsis sigue una estructura histórico-escatológica.[22] Por un lado, la parte histórica del Apocalipsis abarca los eventos que comienzan con la primera venida de Cristo y se extienden hasta el inicio del tiempo del fin (1798 d.C.).[23] Por otro lado, la parte escatológica cubre los acontecimientos del tiempo del fin, incluyendo la crisis final[24] y la segunda venida de Cristo. Textualmente, los primeros 11 capítulos corresponden a la sección histórica, mientras que los capítulos 15 al 22 revelan la parte escatológica, centrada en las escenas finales. En los capítulos 12 al 14, las escenas históricas y escatológicas están entrelazadas.
¿Cuáles profecías en Apocalipsis 12 al 14 son históricas y cuáles son escatológicas? Observe la siguiente tabla:
Parte | Capítulo 12 | Capítulo 13 | Capítulo 14 |
Histórica | A: vv. 1-5 B: v. 6 C: vv. 7-12[25] D: vv. 13-16 | A: vv. 1-7[26] | ———- |
Escatológica | C: v. 17 | B: vv. 8-18 | A: vv. 1-5 B: vv. 6-12 C: v. 13 D: vv. 14-20 |
El capítulo 12 relata eventos en orden sucesivo, salvo por el paréntesis en los versículos 7-12. Comienza con la descripción del pueblo de Dios simbolizado por una mujer pura (vv. 1-2). Luego, aborda la persecución de Satanás contra el Señor Jesucristo en el primer siglo (vv. 3-5). A continuación, describe brevemente la persecución del dragón durante la Edad Media (vv. 6, 13-16), cumpliendo la profecía de los 1260 días/años o 42 meses. Finalmente, culmina con la aparición escatológica del remanente (v. 17).
El capítulo 13 amplía esta visión, mostrando cómo el dragón (Satanás) utilizará a dos agentes para perseguir a los santos (v. 10) y obtener la adoración mundial: la bestia que sube del mar (vv. 1-10) y la bestia que sube de la tierra (vv. 11-18). Los versículos 1-7 describen las características y acciones de la bestia que sube del mar contra Dios y su pueblo, mientras que los versículos 8-18 detallan el engaño y la adoración mundial promovida por ambos poderes. Esta sección se divide en dos partes: 1) los versículos 8-10, que introducen los versículos 11-18, y 2) los versículos 11-18, que se enfocan en la falsa adoración y la “marca de la bestia” (13:17-18).
El capítulo 14, por su parte, pone mayor énfasis en el cumplimiento de la misión escatológica, la segunda venida de Cristo y la presencia de los redimidos en el cielo. A continuación, presentamos el siguiente bosquejo:
- Versículos 1-5: Los 144.000 con el Cordero en el monte Sion
- Versículos 6-12: El mensaje de los tres ángeles
- Versículo 13: Una bienaventuranza
- Versículos 14-20: La cosecha y la segunda venida
En B, los santos (v. 12) proclaman los mensajes de los tres ángeles (vv. 6-12) y, según D, representan la cosecha (v. 15) y el cumplimiento de las promesas de Dios al recibir a Cristo en su segunda venida. En C, como un texto parentético, se incluye una bienaventuranza que actúa como motivación para los mismos santos. Finalmente, según A, estos santos aparecen como los 144.000 que acompañan al Cordero en el monte Sion (vv. 14:1-5), un evento que ocurrirá después de la parusía.
Todo lo discutido hasta aquí enriquece el contexto literario de Apocalipsis 14, especialmente al relacionar, según la última tabla, los eventos y participantes de la parte escatológica de Apocalipsis 12 al 14.[27] En primer lugar, Apocalipsis 12:17 revela que Dios levantará un remanente en el tiempo del fin. En segundo lugar, los versículos 13:10-18 indican que este grupo de creyentes enfrentará una futura crisis final provocada por el anticristo. En tercer lugar, durante el tiempo del fin, este mismo remanente cumplirá su misión profética proclamando los mensajes de los tres ángeles en 14:6-12. Luego, como contraparte de la marca de la bestia en 14:10-11, este remanente, conocido como los “santos”, recibirá el sello de Dios y, posteriormente, dará la bienvenida al Señor Jesús (14:14-20) en su segunda venida. Finalmente, dicho remanente, representado por la cifra simbólica de 144.000 en 14:1-5, estará con Cristo en el cielo.
Para concluir esta sección, es importante examinar Apocalipsis 7 para entender el momento en que aparecen los 144.000. Este capítulo los menciona por primera vez (7:4) y responde a la pregunta planteada en Apocalipsis 6:17: “porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”. El día de “su ira” se refiere al “día de Jehová” o al día de “la ira del Cordero”, cuyo cumplimiento comienza con la caída de las siete plagas finales en Apocalipsis 16.
En esencia, Apocalipsis 6:17 plantea la pregunta sobre quiénes serán los que permanecerán con vida, perseverarán y no recibirán las plagas; la respuesta es “los 144.000”. Esto implica que estos 144.000 serán sellados y aparecerán antes de que caigan las plagas, manteniéndose vivos mientras se desatan. Así, Apocalipsis 7 nos presenta a los 144.000 siendo sellados y apareciendo tanto antes como durante la caída de las plagas. Por otro lado, Apocalipsis 14 muestra a estos mismos 144.000 perseverando y sobreviviendo en el momento de la segunda venida de Cristo. En resumen, al considerar ambos capítulos (7 y 14), podemos concluir que los 144.000 serán parte del remanente (12:17; cf. 14:12) que permanecerá con vida cuando Cristo regrese por segunda vez.
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Corrección: ChatGPT.
Referencias:
[1]Ver R. Jamieson, A. R. Fausset y D. Brown, Comentario exegético y explicativo de la Biblia: El Nuevo Testamento (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2002), 2:757-759. Ekkehardt Mueller, “Amadas y llenas de amor: las epístolas de Juan”, en Guía de estudio de la Biblia, edición para maestros-3er trimestre, trad. Rolando A. Itin(Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 6, 14.
[2]Francis Nichol, ed., Comentario bíblico adventista,trad. Víctor Ampuero (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), 7:734.
[3]Lowell J. Satre, “Interpreting the Book of Revelation”, Word&World 4, no. 1 (1984): 57-69.
[4]Diálogo con Trifón, ed. Gilberto Rufat (2021), 81.
[5]Contra los herejes (exposición y refutación a la falsa gnosis) (Ivory Falls Book, 2017), iv. 20. 11.
[6]Sobre prescripciones contra los herejes (Madrid: Ciudad Nueva, 2001), 36.
[7]Extractos de Teódoto – Éclogas proféticas – ¿Qué rico se salva? – Fragmentos (Madrid: Ciudad Nueva, 2011), xlii.
[8]Nichol, 7:735.
[9]Sobre este género, véase, George E. Ladd, “Apocalyptic and New Testament Theology”, en Reconciliation and Hope: New Testament Essays on Atonement and Eschatology Presented to L. L. Morris on his 60th Birthday, ed. Robert Banks (Carlisle: The Paternoster Press, 1974), 285-96; ibid., “Why not Prophetic-Apocalyptic?”, Journal of Biblical Literature 76 (1957): 192-200; ibid., “The Revelation and Jewish Apocalyptic”, The Evangelical Quarterly 29, no. 2 (1957): 94-100; Stephen H. Travis, “The Value of Apocalyptic”, Tyndale Bulletin 30 (1979): 53-76; David Helm, An Approach to Apocalyptic Literature: A Primer for Preachers (Chicago, IL: The Simeon Trust, 2009); John J. Collins, “Apocalyptic Genre and Mythic Allusions in Daniel”, Journal for the Study of the Old Testament 21 (1981): 83-100; Richard Bauckham, “The Rise of Apocalyptic”, Themelios 3, no. 2 (1978): 10-23; ibid., New Testament Theology: The Theology of the Book of Revelation (Cambridge: Cambridge University Press, 1993), 1-22; Leon Morris, Apocalyptic, 2nd ed. (London: Inter-Varsity Press, 1973); Robert L. Thomas, “Literary Genre and Hermeneutics of the Apocalypse”, The Master’s Seminary Journal 2, no. 1 (1991): 79-82; Jon Paulien, “The Hermeneutics of Biblical Apocalyptic” (Loma Linda, CA: Biblical Research Institute Committee, February, 2001). En Español, y resumido, está en “La hermenéutica de la apocalíptica bíblica”, ESE, 299-329; ibid., “The End of Historicism?- Part One”, JATS 14, no. 2 (2003): 15-43; Hans LaRondelle, “Interpretation of Prophetic and Apocalyptic”, en A Symposium on Biblical Hermeneutics, ed. Gordon M. Hyde (Washington, DC: Biblical Research Institute, 1974), 225-49.
[10]Apocalipsis revela mensajes proféticos mediante el uso de figuras comunes entre los libros proféticos veterotestamentarios (como Dn y Ez) y, posiblemente, aquellos apocalípticos de la época de Juan. Esto se ve aún más en las alusiones del AT en el Apocalipsis. Para un mayor estudio sobre el uso del AT en el Apocalipsis, véase Jon Paulien, Decoding Revelation’s Trumpets: Literary Allusions and the Interpretation of Revelation 8:7-12, Andrews University Doctoral Dissertation Series 11 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1988); ibíd., “Dreading the Whirlwind Intertextuality and the Use of the Old Testament in Revelation”, AUSS 39, no. 1 (2001): 5-22; ibíd., “Interpreting Revelation’s Symbolism”, SR – Book 1, 6:83-92; ibid., “Criteria and Assessment of Allusions to the Old Testament in the Book of Revelation”, en Studies in the Book of Revelation, ed. Steve Moyise (Edinburgh, Escocia: T.&T. Clark, 2001), 113-29; ibid., “Elusive Allusions: The Problematic Use of the Old Testament in Revelation”, Biblical Research 33 (1988): 37-53; ibid., “The Book of Revelation and the Old Testament”, Biblical Studies (1998): 61-69; Gregory Beale, The Use of Daniel in Jewish Apocalyptic Literature and in the Revelation of John (Lanham, MD: University Press of America, 1984); ibid., The Book of Revelation, 683-685; ibid., “The Influence of Daniel upon the Structure and Theology of John’s Apocalypse”, JETS 27, no. 4 (December 1984): 413-423; ibid., “A Response to Jon Paulien on the Use of the Old Testament in Revelation”, AUSS 39 (2001): 23-33; ibid., “The Danielic Background for Revelation 13:18 and 17:9”, Tyndale Bulletin 31 (1980): 165; Steve Moyise, “Does the Author of Revelation Misappropriate the Scriptures?”, AUSS 40, no. 1 (2002): 3-21; ibid., “The Language of the Old Testament in the Apocalypse”, JSNT 76 (1999): 97-113; David Mathewson, “Assessing Old Testament Allusions in the Book of Revelation”, The Evangelical Quarterly 75, no. 4 (2003): 311-325; Reynolds, “Ten Keys for Interpreting the Book of Revelation”, 266-7; Paul Minear, “Far as the Curse is Found: the Point of Revelation 12:15-16”, NT 33 (1999): 71-77. Cuando se menciona que Juan alude al AT, no quiere decir que el autor copió exactamente lo registrado. Él tan solo “alude con una palabra aquí, una frase allá, un nombre en algún lado” (Jon Paulien, “Revisiting the Sabbath in the Book of Revelation”, JATS 9, no. 1-2 [1998]: 180).
[11]Para un mayor estudio sobre el simbolismo en Apocalipsis, ver Gregory Beale, “The Purpose of Symbolism in the Book of Revelation”, Calvin Theological Journal 41 (2006): 53-66; Jon Paulien, “Interpreting Revelation’s Symbolism”, en Symposium on Revelation-Book I, ed. Frank Holbrook (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 1992), 6:73-98; Oscar S. Mendoza, “El simbolismo en el Apocalipsis”, Ministerio adventista, enero-febrero, 2024, 20-26.
[12]W. Schmithals, The Apocalyptic Movement (New York: Abingdon, 1975), 29.
[13]El símbolo representa, a través de una figura o metáfora, una verdad. Estos, según Paulien y Beale, pueden tener significados múltiples de acuerdo al contexto (“La hermenéutica de la apocalíptica bíblica”, ESE, 311-3; The Book of Revelation, 55-58 respectivamente). Por supuesto, la simbología tanto en Daniel como Apocalipsis, “debe ser vista, ante todo, dentro de la misma Escritura” (William Johnsson, “Apocalíptica bíblica”, TTA, 884-917).
[14]Temporal. La profecía se cumplirá en un tiempo o época determinada por el anticipo profético. Espacial. Ocuparía una zona geográfica determinada. Sustantiva. Involucraría sujetos específicos en el tiempo y en el espacio (Raúl Quiroga, “Daniel 10: Una interpretación teológica desde una perspectiva apocalíptica”, Did 2, no. 1 [2013]: 46). Lo de Espacial, más se aplicaría en el otro libro apocalíptico, Daniel, porque hay lugares donde se cumplió lo profetizado; sin embargo, hay lugares en el Apocalipsis que más tienen una connotación simbólica que literal.
[15]Sobre el estructuralismo en Apocalipsis, véase Kenneth Strand, “The Eight Basic Visions in the Book of Revelation”, Andrews University Seminary Studies 25, no. 1 (1987): 107-121. En adelante AUSS. Ibid., “ʻOvercomerʼ: A Study in the Macrodynamic of Theme Development in the Book of Revelation”, AUSS 28, no. 3 (1990); ibid., “The ‘Victorious-Introduction Scenes’ in the Visions in the Book of Revelation”, AUSS 25 (1987): 267-288; ibid., “Chiastic Structure and Some Motifs in the Book of Revelation”, AUSS 16, no. 2 (1978): 401-408; William Shea y Ed Christian, “The Chiastic Structure of Revelation 12:1-15:4: The Great Controversy Vision”, AUSS 38,no. 2 (2000); Ekkehardt Mueller, Microstructural Analysis of Revelation 4-11, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, volume 21 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1996); William Shea, “The Parallel Literary Structure of Revelation 12 and 20”, AUSS 23, no. 1 (1985): 37-54; Norman R. Gulley, “Revelation 4-5: Judgment or Inauguration?”, JATS 8, no. 1-2 (1997): 64-65; Jon Paulien, “Seals and Trumpets: Some Current Discussions”, en Symposium on Revelation: Introductory and Exegetical Studies – Book 1, ed. Frank Holbrook (Silver Spring, MI: Biblical Research Institute, 1992), 6:192. En adelante SR- Book 1. Ralph J. Körner, “‘and I Saw…’ An Apocalyptic Literary Convention for Structural Identification in the Apocalypse”, Novum Testamentum XLII 2 (2000): 160-183. En adelante NovT. Christopher R. Smith, “The Structure of the Book of Revelation in Light of Apocalyptic Literary Conventions”, The Master’s Seminary Journal 6(1994) 373-393. En adelante TMSJ. Ranko Stefanovic, “Finding Meaning in the Literary Patterns of Revelation”, JATS 13, no. 1 (2002): 27-43; Carlos Olivares, “Un análisis en la determinación de una estructura para el Apocalipsis: Implicaciones”, Theo 22, no. 2 (2007): 214-264; Elisabeth Schüssler Fiorenza, “Composition and Structure of the Apocalypse”, The Catholic Biblical Quarterly 30 (1968): 344-356. En adelanye CBQ. Ibíd.,“Composition and Structure of the Book of Revelation”, CBQ 39 (1977), 344-366; Mervyn Maxwell, Apocalipsis: Sus revelaciones (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1991), 54-62; CH. Giblin, “Structural and Thematic Correlations in the Theology of Revelation 16-22”, Biblical 55 (1974): 487-504; Donald Guthrie, “The Lamb in The Structure of the Book of Revelation”, Vox Evangelica 12 (1981): 64-71; Mark Seaborn Hall, “The Book Interlocking Structure of Revelation: The Most Important Verses in the Book and How they May Unify its Structure”, NovT XLIV, no. 3 (2002): 278-296; Robert L. Thomas, “The Structure of the Apocalypse: Recapitulation or Progression?”, TMSJ 4, no. 1 (1993) 45-66; Felise Tavo, “The Structure of the Apocalypse: Re-Examining a Perennial Problem”, NovT XLVII,no. 1 (2005): 47-68; David A. deSilva, “X Marks the Spot? A Critique of the Use of Chiasmus in Macro-Structural Analyses of Revelation”, Journal for the Study of the New Testament 303(2008): 343-371. En adelante JSNT. José Adriano Filho, “The Apocalypse of John as an Account of a Visionary Experience: Notes on the Book’s Structure”, JSNT 25, no, 2 (2002): 213-234; Eugenio Corsini, The Apocalypse: Good News Studies 5 (Wilmington, DE: Michael Glazier, 1983), 62-63; George Eldon Ladd, Revelation (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1972), 14-17. Tavo señala que es un problema la cantidad de estructuras sugeridas, porque varias de ellas han llegado a distorsionar el mensaje principal del libro.
[16]Tavo, 47-68. Véase Strand, “Foundational Principles of Interpretation”, SR- Book 1, 6:34; Olivares, “Un análisis en la determinación de una estructura”, 214.
[17]Muchos sostienen que el libro de Apocalipsis fue estructurado quiásticamente y concuerdan de que los capítulos 12 al 14 serían el centro. Ver Kenneth Strand, Interpreting the Book of Revelation (Worthington, OH: Ann Arbor Publishers, 1976), 43-59; Jon Paulien, The Deep Things of God (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2004), 112-131; Ranko Stefanoviç, “Finding Meaning in the Literary Patterns of Revelation”, JATS 13, n.º 1 (2002): 38; LaRondelle, Las profecías del fin, 105-112; Mervyn Maxwell, Apocalipsis: Sus revelaciones (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1991), 60-61; Elisabeth Schüssler Fiorenza, “Composition and Structure of the Apocalypse”, The Catholic Biblical Quarterly 30 (1968): 344-356; ibid., “Composition and Structure of the Book of Revelation”, CBQ 39 (1977): 344-366.
[18]La unidad literaria de Apocalipsis 12 al 14 ha sido reconocida por muchos teólogos, entre ellos, Strand, “The Eight Basic Visions”, 107-121; Shea y Christian, 269-292; Hans LaRondelle, “The End-Time Message in Historical Perspective”, Ministry, December, 1996, 10-13; Norman Gulley, “Terror Global: O Apocalipse 13 à Luz do 11 de Setembro”, en O Futuro: A Visao adventista dos Últimos Acontecimentos, Alberto Timm, et al. (Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 2004), 190. En adelante OF. Carlos Olivares, “Análisis estructural de Apocalipsis 12 y 13: En busca de un esqueleto estructural”, Theo 20, no. 1 (2005): 32-62; Schüssler, “Composition and Structure of the Apocalypse”, 344-56. LaRondelle, Las profecías del fin, 270-297. Sobre la estructura de Apocalipsis 12 al 14, ver William Shea, “The Controversy over the Commandments in the Central Chiasm of Revelation”, JATS 11, no. 1-2 (2000): 216; Strand, “Chiastic Structure”, 405; Shea y Christian, 269-292. Para estos eruditos, el mensaje principal de Apocalipsis 12 al 14 es de victoria.
[19]En realidad, lo que describe A//A’, B//B’, C//C’ y D//D’ se resume en X. Aquí se evidencia el uso de la recapitulación.
[20]Ekkehardt Mueller señala que los 144.000 son la cosecha de la proclamación de estos tres mensajes (“The End Time Remnant in Revelation”, JATS 11, no. 1-2 [2000]: 194).
[21]Para Shea, “The Controversy Over the Commandments”, 216, estos versículos son el centro quiástico de Apocalipsis 12-14.
[22]Véase Strand, “The Eight Basic Visions”, 112-121; Edwin Reynolds, “Ten Keys for Interpreting the Book of Revelation”, JATS 11, no. 1-2 (2000): 264-266; Richard Davidson, “Biblical Principles for Interpreting Apocalyptic Prophecy”, Adventist Theological Society, http://www.ats-nederland.nl/Documents/2009-01-24%20Schiedam %20ATS% 20Richard%20Davidson%20Biblical%20Principles%20of%20Prophetic%20 Interpretation%20deel%201b.pdf (consultado: 17 de noviembre, 2010), 3-4. William Johnsson, “The Saints’ End-Time Victory over the Forces of Evil”, SR– Book 2, 7:4.
[23]Aunque no es predominante, en esta parte se registra profecías que aún se cumplirán en el futuro: la segunda venida (1:7), el paréntesis del segundo septenario (cap. 7), el séptimo sello y la séptima trompeta (8:1; 11:15-18).
[24]Esta fase podría denominarse la “crisis final”. Este lapso de tiempo también tiene etapas. Estos eventos se describen en Ap 12:17-14:20 y se amplían en los capítulos 15 al 22, los cuales son las siguientes: (1) momento de preparación para la crisis final (desde 1798 d.C. hasta el surgimiento de la imagen [13:14] y de la marca de la bestia [13:17, 18]), (2) la crisis final (a. El surgimiento de la imagen y de la marca de la bestia, b. La lluvia tardía [14:6-12; 18:4] y c. Fin del tiempo de gracia [6:16-17; 7:1-3; 15:5-8; 16]), (3) la segunda venida de Cristo (1:7; 14:14), (4) el milenio (20:1-4), (5) la tercera venida y el juicio final (20:7-10) y (6) la vida eterna (21-22). Para un mayor estudio, ver Oscar S. Mendoza, “¿Cuáles son los eventos proféticos de la crisis final?”, en El fin está cerca: Una mirada a las profecías bíblicas, ed. Jiří Moskala, et. al. (Manhasset, NY: Greater New York Conference of Seventh-day Adventists – Ministerios Hispanos, 2022), 83-96.
[25]Los versículos 7 al 12 son el centro quiásmico del capítulo 12 y son un paréntesis de todo este capítulo.
[26]A excepción de la curación de la herida mortal de la bestia (v. 3), el cual es un evento escatológico desarrollado con más amplitud en 13:12-18 (ver 17:8).
[27]Es necesario reconocer que, en estos tres capítulos, existen marcadores textuales que ayudan a interpretarlos desde una perspectiva histórica y escatológica, tomando como modelo el capítulo 12. Estos marcadores se usan comúnmente en el otro libro apocalíptico: Daniel (véase los caps. 2, 7-9, 11-12). Para un mayor estudio sobre estos marcadores, véase Jon Paulien, “The End of Historicism? Reflections on the Adventist Approach to Biblical Apocalyptic- Part Two”, JATS 17, no. 1 (2006): 180-208. En Apocalipsis 12-14, estos marcadores permiten concluir el paralelismo escatológico entre el remanente (los santos), los 144.000 y los mensajes de los tres ángeles, en el contexto de la verdadera y falsa adoración mundial; además de “ubicar varias partes de la narrativa de la historia con relación a la cruz de Cristo y los tiempos finales” (Larry Lichtenwalter, “Worldview Transformation and Mission: Narrative, Theology, and Ritual in John’s Apocalypse”, JATS 21, no. 1-2 [2010]: 234; ver la referencia 60 del mismo artículo).