Cristología del Apocalipsis

Este artículo no fue escrito por el autor de este blog.
Introducción

¿De qué trata la Cristología: del Cristo que vivió en Nazaret hace mucho tiempo o del Cristo que vemos hoy? Sin lugar a duda, el Cristo que vemos hoy depende de cómo entendamos al Cristo que vivió cuando “vino el cumplimiento del tiempo” y a este se lo halla en la Biblia, mediante un correcto estudio del registro que él nos dejó para conocerlo. En la actualidad, hay muchas corrientes de pensamiento respecto a Cristo y su ministerio.

El presente trabajo tiene por objetivo fundamental presentar a Cristo como es visto en el libro de Apocalipsis en concordancia completa con el resto de las Escrituras. Así, se verá a Jesús en siete aspectos, los cuales, de manera progresiva, nos darán luces sobre su persona.

I. Apocalipsis presenta a Cristo en perfecta relación con Dios el Padre

El apóstol Juan, autor del Apocalipsis menciona inspiradamente: “porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo único…”[1] (Juan 3: 16, Biblia de Jerusalén) entregando así un conocimiento valioso para el discípulo cristiano: Dios Padre y Dios Hijo actúan en íntima relación. Es el Padre quien da, en perfecta concordancia mutua, al Hijo. Dios el Padre viene al mundo y se revela mediante el Hijo, Cristo dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre…” (Juan 14: 9).

Apocalipsis: la Revelación del Padre mediante el Hijo

El Apocalipsis de San Juan, en coherencia con el resto de las Escrituras, muestra esta misma relación existente entre Dios el Hijo y Dios el Padre. Apocalipsis inicia su relato diciendo: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (La cursiva es del autor). El Padre y el Hijo se muestran desde el inicio del Apocalipsis en íntima unión. Es Dios el Padre quien brinda, el que da, la “revelación de Jesucristo” que tiene como objetivo “manifestar a sus hijos las cosas que deben suceder pronto.” El primer texto del Apocalipsis muestra a Dios Padre revelándose, mostrando “las cosas que deben suceder pronto” mediante el Hijo, pues es él quien le brindó al Hijo la revelación. De esta manera, al revelarse el hijo, es Dios Padre quien también está siendo revelado.

Es así que el Apocalipsis muestra a Cristo cumpliendo una función vital: Revelar al Padre. Es esta función de Cristo que lo pone íntima unión con Dios padre mostrando así la divina unidad entre ambos.

Apocalipsis: Cristo obra para su Padre

El primer versículo de Apocalipsis no es el único que habla de la relación en las funciones de Cristo con el Padre. El capítulo 5 de Apocalipsis registra muy bien este principio. A continuación, se muestran tres declaraciones bíblicas que expresan esta verdad, en todas las ocasiones, Cristo es el sujeto de la acción:

TextoDeclaración
Apoc. 1: 6“y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su padre…”
Apoc. 5: 9“y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”
Apoc. 5: 10“y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”

En estos tres casos, Cristo realiza su acción para Dios. El texto griego utiliza la expresión tw/| qew/|, es decir para Dios, el artículo dativo masculino singular tw/| siempre coloca a Dios como el objeto indirecto de la acción de Cristo ya que son dirigidas a/para él. Cabe recalcar que estos tres textos se dan siempre dentro del contexto de la redención hecha posible mediante la sangre de Cristo: un versículo anterior a 1: 6, en referencia a Cristo se expresa: “al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”, sólo después el texto menciona “y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su padre. El mismo caso se da en 5: 9 y 10: “y con tu sangre nos has redimido para Dios… y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes”. Así, Apocalipsis permite tener una conexión entre el Padre que da a su Hijo para salvar al mundo (Juan 3: 16) y el Hijo quien nos redimió con su sangre para el Padre que lo envió (Apoc. 1:6; 5: 9,10).

II. Nombres y títulos dados a Cristo en Apocalipsis

El libro de Apocalipsis es uno de los que más describe a Jesús por medio de nombres y títulos, todos dentro de un contexto referencial. El estudio de estos será vital para comprender el mensaje del Apocalipsis. A continuación, se presenta los nombres y títulos dados a Jesús a lo largo del libro en estudio:[2]

TextoDeclaración
1: 5“…y de Jesucristo el Testigo fiel “El primogénito de los muertos “El soberano de los reyes de la tierra “Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”
1: 17“yo soy el primero y el último…”
1: 18“y el que vivo y estuve muerto
2: 1“… El que tiene las siete estrellas en su diestra, “El que anda en medio de los siete candeleros de oro…”
2: 8“el primero y el postrero “El que estuvo muerto y vivió…”
2: 12“el que tiene la espada aguda de dos filos…”
2: 18“el Hijo de Dios “El que tiene los ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce bruñido”
3: 1“… el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas…”
3: 7“Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre”
3: 14“…He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios…”
5: 5“… el León de la tribu de Judá, La raíz de David…”
19: 10“… y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero…”
19: 13“y su nombre es: EL VERBO DE DIOS”.
22: 11“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último”
22: 16“…Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”

Como se puede apreciar, algunos de estos títulos se dan en más de una ocasión. En estos títulos o designaciones podemos encontrar algunas características atribuidas a Jesús:

El Cristo pre-existente

Hay tres declaraciones que pueden ayudar a comprender la naturaleza pre-existente de Cristo:

TextoDeclaración
1: 17“yo soy el primero y el último…”
2: 8“el primero y el postrero…”
22: 13“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último”

Estos textos son categóricos en afirmar la supremacía de Cristo, supremacía sobre toda fuerza existente y supremacía en el tiempo. Cristo es “el Alfa y la omega”, no existe nada antes de él ni después de él.  La característica pre-existente en estos textos del apocalipsis es singular, ya que son declaraciones absolutas, no tienen límite, Cristo es el primero y el último en todo, a la vez esto muestra a un Cristo que no fue creado, de lo contrario no fuera “el principio”, se relaciona de esta manera con la declaración de Juan 1:3 “todas las cosas por él fueron hechas”.

Cristo no fue hecho, estar “en el principio” implica todo lo anterior a una creación por alguien que previamente existe.

Cristo el fidedigno representante del Padre y el Verdadero

TextoDeclaración
1: 5“…y de Jesucristo el Testigo fiel
3: 7“…el Verdadero…”
3: 14“el testigo fiel y verdadero…”
19: 10“… y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero…”

Cristo es el Testigo fiel del Padre, como se vio en el capítulo anterior. Nótese la palabra fiel, Cristo no es una revelación “a medias”, él es la fiel revelación de Dios, el fiel testigo de Dios. Es verdadero en testimonio y en sendero a seguir (Juan 14: 6). Cristo aparece en Apocalipsis 19 como el jinete Fiel Verdadero, se lo muestra así porque ha sido fiel en cumplir la promesa de su advenimiento, sus palabras y su revelación del Padre son en todo en un cien por ciento fidedignas, es verdadero porque triunfó[3] y “está listo a cumplir todas las promesas de salvación y vida eterna que les hizo”.[4]

Cristo: Nuestra expiación y victoria sobre la muerte

TextoDeclaración
1: 5“Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” “El primogénito de los muertos”
1: 18“y el que vivo y estuve muerto”
2: 8“El que estuvo muerto y vivió…”

Respecto a Cristo como sacrificio por los pecados de la humanidad, se verá más adelante con mayor detalle. No obstante, la identificación aquí como “el que vivo y estuve muerto” no da opción para interpretar mas que el personaje que se encuentra en este contexto (Apoc. 1 y 2) es Cristo mismo, pues nadie más cumple con tal requisito. Cristo aparece como primogénito de los muertos no porque fue el primero en resucitar sino porque todos resucitan en él, así Apocalipsis mediante este pequeño pasaje toca también el tema de la resurrección no sólo de Cristo sino de todo creyente que hemos sido rescatados por “el que nos amó”.

III. Cristo y su iglesia

Apocalipsis 2 y 3 muestran a Cristo por lo menos con cuatro características: 1) El que tiene poder para conocer e identificarse con su iglesia, 2) el que tiene poder para aconsejar a su iglesia, 3) el que tiene poder para reprender a su iglesia y 4) el que tiene poder para recompensar a su iglesia, todos estos, a través del tiempo. Todo esto, es sin duda siguiendo el proceso interpretativo histórico, que es la guía y un norte de la presente investigación. A continuación, se presentará la sustentación de cada una de estas características aplicadas a Cristo.

Cristo: El que tiene poder para conocer e identificarse con su Iglesia

En cada mensaje a cada respectiva iglesia, es notorio en las palabras de Cristo una interesante verdad: él conoce la condición de su iglesia, y no sólo ello, sino que se identifica. Si se da una lectura reflexiva y cuidadosa esto sale a la luz muy rápidamente. A continuación, se presenta un cuadro donde la notoriedad de esto es obvia, la cursiva es del autor:

TextoDeclaraciónIglesia
2: 2-3“yo conozco tus obras y tu arduo trabajo y tu paciencia y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos y has sufrido… y no has desmayado”Éfeso
2: 9 “yo conozco tus obras y tu tribulación y tu pobreza…”Esmirna
2: 13“yo conozco tus obras, y donde moras…”Pérgamo
2: 19“yo conozco tus obras, y amor, fe, servicio y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras”Tiatira
3: 1“yo conozco tus obras de que tienes nombre de que vives y estas muerto…”Sardis
3: 8 “yo conozco tus obras… has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”Filadelfia
3: 15 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente…”Laodicea

En estas siete muestras, la frase repetida es “yo conozco”, esta es la traducción que la versión Reina-Valera 1960 le atribuye al verbo griego Oi=da, que por estar en forma indicativa perfecta (1 pers. singular) sería traducida literalmente como: “yo he conocido”. Además son estas siete ocasiones las únicas en las que el libro de Apocalipsis utiliza la forma verbal   Oi=da,,, siendo exclusiva para indicar el conocimiento que Cristo (quien redacta a las iglesias) tiene hacia ellas.

Cristo: el que tiene poder para aconsejar a su Iglesia

Cristo conoce a su iglesia, fue la premisa anterior, ese conocimiento da muestra también de un interés especial que es concretado mediante los consejos directos presentes en cada mensaje. Parte de la declaración de Cristo a cada iglesia consiste en consejos que son dados según la circunstancia en que la iglesia se encuentra. La voluntad de Dios es expresada en estas declaraciones dadas para cada período de la iglesia.

A continuación, se muestran los textos que muestran de manera implícita a un Cristo consejero de su iglesia.

TextoDeclaraciónIglesia
2: 5“recuerda por tanto de donde has caído… “Éfeso
2: 10“se fiel hasta la muerte…”Esmirna
2: 16“Por tanto arrepiéntete…”Pérgamo
2: 25“pero lo que tenéis retenedlo hasta que yovenga”Tiatira
3: 2“se vigilante y afirma las otras cosas que están para morir…”Sardis
3: 3“acuérdate pues de lo que has recibido y oído”Sardis
3: 11“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”Filadelfia
3: 18Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego…”Laodicea

El texto griego utiliza en estos casos la conjunción ou=n (2: 5, 16; 3: 3), traducida como “por tanto…” para introducir la recomendación y en el caso de los textos donde no se encuentra esta conjunción, se utiliza siempre un verbo imperativo: gi,nou pisto.j (se fiel, 2: 10), krath,sate (reténlo, 2: 25), gi,nou grhgorw/n (sé vigilante, 3: 2), kra,tei o] e;ceij (retén lo que tienes, 3: 11), zh,leue (célate, se celoso, 3: 18. El último texto dice directamente sumbouleu,w soi, que traducido es “te aconsejo”. Cristo brinda su consejo con autoridad.

De esta manera el Apocalipsis presenta a Cristo también como el consejero de su iglesia, quien la dirige, gobierna y sabe en qué flaquea para así darle el consejo necesario para que esta continúe con el ministerio que él le encomendó.

Cristo: el que tiene poder para reprender a su Iglesia

TextoDeclaraciónIglesia
2: 6“…pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas las cuales yo también aborrezco…”Éfeso
2: 14“pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes allí a los…”Pérgamo
2: 15y también tienes a los que retienen… la que yo aborrezco”Pérgamo
2: 20“pero tengo unas pocas cosas contra ti…”Tiatira
3: 2“…porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios”Sardis
3: 9“he aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten”Filadelfia
3: 16-17Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca… no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”Laodicea

En el original griego hay dos palabras que están casi siempre presentes: avlla. “pero”, conjunción adversativa y el verbo e;ceij “tienes”, que indica que es lo malo que determinada iglesia posee o tiene. En todos estos casos, Cristo está señalando una característica negativa de cada iglesia, su debilidad, la que lógicamente debe cambiar.

Cristo: el que tiene poder para recompensar a su iglesia

Así como en los casos anteriores, Cristo es representado mediante su mensaje, el contenido de sus cartas lo identifica ahora como alguien que recompensa la fidelidad de sus hijos a través del tiempo. Se muestra a continuación los versículos declarativos de esta explicación:

TextoDeclaraciónIglesia
2: 7“al que venciere le daré a comer el árbol de la vida”Éfeso
2: 10“… y yo te daré la corona de la vida…”Esmirna
2: 17“… al que venciere, daré comer del maná… y le daré una piedrecita…”Pérgamo
2: 26“al que venciere y guardare mis obras hasta el fin yo le daré autoridad sobre las naciones”Tiatira
3: 5“El que venciere será vestido de vestiduras blancas… y con confesaré su nombre…”Sardis
3: 10“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero…”Filadelfia
3: 12“Al que venciere yo lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí…”Filadelfia
3: 21“al que venciere le daré que se siente conmigo en su trono…”Laodicea

Las acciones están dadas siempre en primera persona, es decir, es Cristo mismo quien asegura la promesa o recompensa a sus hijos: le daré, guardaré, confesaré. Si se hace memoria de las circunstancias por las cuales la iglesia pasó, estas promesas de recompensa tienen un sentido único ya que son un aliento para aquellas personas que permanecieron en las vacías filas de la fidelidad a Dios, no obstante, la entrega sincera de muchos cristianos significó sacrificio, desprecio y aun humillación, es aquí donde las promesas de Cristo son completamente propicias y alentadoras para su Iglesia.

De esta manera, Apocalipsis 2 y 3 también habla de Jesús, de un Jesús preocupado, identificado a plenitud con su iglesia, alguien que tiene dominio sobre ella y la conforta a través de las edades para que esta se siga considerando como su “especial tesoro” o la “niña de sus ojos.

IV. Cristo como Ser divino

Primero se verán las evidencias textuales directas a favor de la divinidad de Cristo y, por último, se realizará un paralelismo entre algunas declaraciones donde Cristo y Dios Padre aparecen en igual circunstancia.

Citas implícitas relativas a la divinidad de Jesús

Los siguientes textos bíblicos respaldan una posición favorable respecto a la divinidad de Jesús:

TextoDeclaración
1: 6“… a él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos”
5: 12“el cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder… la honra, la gloria y la alabanza”
5: 13“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos
17: 14“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”
19: 13“…y su nombre es: EL VERBO DE DIOS”
19: 16“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”

Gloria, honra, poder y alabanza

Los tres primeros textos que aparecen en el cuadro hablan de gloria, honra, poder y alabanza. Brevemente se estudiará el uso de estos términos.

Respecto al término gloria, se halla en el libro de Apocalipsis a Dios Padre en paralelismo con Dios el Hijo como los únicos que son dignos de recibir la gloria, Apocalipsis 7:12 declara: “la bendición y la gloria… sean a nuestro Dios” (la cursiva es del autor), Apocalipsis 14:7: “temed a Dios y dadle gloria…”, Apocalipsis 19:6-7: “… el Señor Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria…”, por lo que podemos deducir, sin lugar a dudas, que la igualdad en condición respecto a recibir la gloria, entre Dios el Padre y Cristo es manifestación de la divinidad de Cristo (Cf.  Apoc. 15:4).

Respecto a la honra, el mismo apóstol Juan registra en Juan 5:23 las palabras de Cristo: “para que todos honren al Hijo como honran al Padre, el que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió”,[5] una vez más es Cristo quien se coloca en posición de igualdad en relación al Padre, pues es su derecho el ser adorado como Dios[6]. Así la honra dada a Cristo en Apocalipsis (5:12,13) es también muestra de su carácter divino.

En relación al poder, es visto a lo largo de la Biblia que este atributo es dado a Dios como símbolo de su dominio divino sobre su creación, poderoso en obrar por sus hijos. La mención “tuyo es el poder” es muy común en ser aplicada a Dios (1 Cró. 16: 27; Job. 12: 13; Sal. 59: 16; Rom. 1: 20; 1 Cor. 1: 18; 1 Ped. 1: 4; etc.). Salmo 68:34 declara: “atribuid poder a Dios…”. El mismo libro de Apocalipsis menciona en 7:12 “la bendición, la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios”.[7] Marcadamente el paralelismo entre este pasaje y 5:12 y 13, en relación a Quién recibe el poder, testifica de la divinidad de Cristo.

Apocalipsis 19: 5 declara: “Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.”, Apocalipsis es así enfático en declarar que la alabanza le pertenece única y exclusivamente a Dios “alabad a Dios”. Cristo aparece aquí recibiendo el mismo privilegio otorgado únicamente al Padre: la alabanza. Esto está en concordancia suprema con el resto de la Biblia al declarar que sólo Dios es digno de alabanza. Si se estudia la función de la alabanza en el A.T. se verá que Dios es el único digno de alabanza (Éxo. 15: 2; 1 Cr. 16: 8; Sal. 30: 12; 67: 3, 5; 93: 1; 106: 1; 148: 13; etc.). Esta idea es repetida en el Nuevo Testamento. Jesús alabó: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra…” (Mat. 11: 25; Luc. 10: 21), En Efesios 5: 19 Pablo declara: “alabando al Señor en vuestros corazones…” (Efe. 5: 19). Así se tiene que cuando Apocalipsis pone al Cordero, al Hijo, en el contexto de alabanza, lo está poniendo en la misma circunstancia que Dios, en relación a su divinidad.

Al mismo tiempo, esto también es notorio en declaraciones en Apocalipsis como 3: 7 que dice: “esto dice el Santo…”, dentro del mensaje a Filadelfia, Cristo mismo aquí se considera Santo, pues bien, en Apocalipsis 15: 4, aparte de la relación de glorificación, ya vista, se halla una declaración especial: “¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues solo tú eres santo…” (la cursiva es del autor). Sólo Dios puede ser santo, por lo tanto, de la declaración de santidad de Cristo en 3:7 es una muestra más de la divinidad de Cristo vista en Apocalipsis.

Cristo el Señor y el Verbo de Dios

Tanto Apocalipsis 17: 14 como 19: 16 presentan a Cristo como Rey de reyes y Señor de señores. La palabra Señor, en griego ku,rioj constituye uno de los títulos que con más frecuencia se aplican a Jesús,[8] en el Nuevo Testamento ku,rioj no se usa, al parecer en sentido adjetival, sino solo como nombre y es siempre indicación del título divino.[9]  Además, ku,rioj en Apocalipsis se utiliza únicamente para Dios Padre y para Dios Hijo, colocándolos en el mismo nivel divino y de autoridad. Apocalipsis 1: 8, en referencia al Padre, menciona: “…dice el Señor…”, a lo igual que 4: 8, en adoración al Padre registra: “… Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso…”, 18: 8: “poderoso es Dios el Señor…”. En base a estas afirmaciones y a la declaración de Jesús como “Señor de señores”, no existe ningún problema en concluir que este título es también muestra de la divinidad de Cristo en Apocalipsis, que concuerda con el resto de las Escrituras, pues “a Cristo le son atribuidas como Señor todas las actividades divinas”.[10]

En Apocalipsis 19, posterior a la cena de las bodas del Cordero, se la visión del Jinete de caballo blanco cuyo nombre es el: “EL VERBO DE DIOS” , Cristo aparece aquí como el Vencedor de los últimos tiempos[11] y Juan hace referencia a él utilizando una palabra especial: lo,goj,, esta palabra es guía inmediata al evangelio de Juan, donde en 1:1 encontramos que “sin lugar a dudas, Juan afirma que Jesús es Dios”[12], pues declara “ y el verbo era Dios”, “este era en el principio con Dios, todas lasa cosas por el fueron hechas… y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros” (Jn. 1:1, 2-14). Indudablemente, este Verbo es Cristo en su calidad, omnipotencia y pre-existencia divina. Se halla así que Juan en Apocalipsis nuevamente hace referencia a Cristo como Divinidad.

Cristo en relación directamente paralela al Padre.

La visión que tuvo Juan en el Apocalipsis registra también hechos de Dios donde el Cordero o Cristo participa también en la misma condición de Dios. A continuación, se presentan estos textos:

TextoDeclaración
Apoc. 7: 10 “y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.
Apoc. 11: 15El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Apoc. 21: 22no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.”
Apoc. 21: 23“La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera”.
Apoc. 22: 1“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero”.
Apoc. 22: 3“no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán”.

De esta manera se halla en la expresión: “han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo” la idea de que la misma posesión del universo y los reinos del mundo que tiene Dios (el Señor) la posee también Cristo, en igualdad al Padre. “…El Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero”. De la misma manera el texto mismo plantea un paralelismo de igualdad en Dios Padre y Jesús. “La gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera…”, habla también de una misma función. “El trono de Dios y del Cordero” testifica esto mismo. Este principio bíblico debe ser entendido correctamente para presentar a Jesús como debe ser.[13]

Como se ha apreciado la relación de actos paralelos y únicos para la deidad que son atribuidos a Dios Padre tanto como al Hijo, por lo que, Apocalipsis declaró una vez más que el Hijo Jesucristo, es miembro de la Deidad trina, tan igual como el Padre o el Espíritu Santo.

V. Cristo como Redentor

Apocalipsis no puede dejar de hacer referencia al acto central de Dios por sus hijos, sino que lleva al lector a sumergirse en una comprensión más completa. Apocalipsis en toda su extensión vuelve a repetir lo que había dicho ya el apóstol Pedro: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Ped. 1: 18-20).

A continuación, se presentan los textos de estudio respecto a este tópico, se ha hecho un énfasis (cursiva) para el énfasis:

TextoDeclaración
1: 5Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre
5: 5“… … ha vencido para abrir el libro y desatar los sellos”
5: 6“un Cordero, de pie, como inmolado”
5: 9“y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.
5: 10“y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
5: 12“el cordero que fue inmolado…”.
7: 10“y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.
7: 14“Éstos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”
12: 11Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.
13: 8“Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”.
14: 1“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente”.
14: 4 “Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Éstos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”.
19: 13“Estaba vestido de una ropa teñida en sangre…”.
21: 27    “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”.

La sangre de Cristo

A excepción de una, todas las veces que se usa el sustantivo griego para sangre aima en voz dativa (ai[mati), se refieren a la sangre de Cristo derramada a favor de la humanidad (1: 5; 5: 9; 8: 7; 19: 13). Mediante esto, Apocalipsis permite que el lector sea dirigido a Hebreos 9: 22 “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.” Y a las palabras de Cristo en Mateo 26: 28: “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”. Continuando con esta línea de pensamiento y teniendo en cuenta expresiones como: “y con tu sangre nos has redimido para Dios” y “Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apoc. 1: 5; 5: 9) Apocalipsis presenta a Cristo como el Redentor[14] prometido en el Antiguo Testamento, y a quien gracias a su sangre derramada en nuestro favor, hoy podemos ser salvos.

“Tú fuiste inmolado”

Juan utiliza en cuatro ocasiones la palabra inmolado (5: 9, 6,12; 13: 8). “La flexión verbal que se traduce como ‘inmolado’ indica que la inmolación se había hecho en el pasado”.[15] En Apocalipsis la expresión “inmolado” no se puede separar del título “Cordero”. En Juan 1:29 es visto a “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, identificado por Juan el Bautista y por medio del Apocalipsis se comprende que aquel Cordero es Jesús, una vez más. Los corderos inmolados en el Antiguo Testamento eran símbolos del cordero verdadero que habría de venir, pues el servicio realizado en el santuario aclara todo ello. La expresión “inmolado” también lleva al terrible sufrimiento físico que tuvo que enfrentar Cristo al pagar el precio de nuestro pecado, lleva a Isaias 53: 7: “angustiado él y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca” “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados…” (53: 5). Aquel momento donde Cristo tuvo que enfrentar la muerte se halla en esta palabra: “inmolado”, “… se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil. 2: 8).

Consecuencias del rescate

Algunos de los textos mostrados arriba, dan luces de lo que, gracias a la muerte de Cristo en favor de todos, el redimido podrá gozar. Luego de mencionar el acto de sacrificio, el 5: 10 se registra como algo consecuente: “y los has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes”[16], es decir es gracias a la muerte de Cristo que el reino de Dios podrá tener a sus integrantes, si Cristo no hubiera muerto, no existiría la esperanza certera de que el reino de Dios se ha de establecer. Es gracias al acto del sacrificio de Cristo que Apocalipsis 7: 14 menciona respecto a la gran multitud: “han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”, el sacrificio de Cristo permite la salvación de esta gran multitud. Apocalipsis 12: 11 afirma en relación a la iglesia: Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero” (La cursiva es del autor), gracias al rescate de Cristo, el enemigo de Dios fue vencido, acto que el humano no podría hacerlo si no fuera por Cristo. Apocalipsis 13: 8 habla del “el libro de la vida del Cordero que fue inmolado”, es este sacrificio el que asegura que quienes acepten el evangelio en sus vidas, tendrán escrito sus nombres en el registro del libro de la vida, pues Apocalipsis 21: 27 respecto a la nueva Jerusalén menciona: “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”.

VI. El reino mesiánico

Es imposible leer el Apocalipsis sin percibir en su mensaje el reino de Dios pronto a llegar. Apocalipsis es uno de los libros de la Biblia que da más base respecto a esta verdad, verdad que se constituye en el alivio de muchos de los que viven en esta tierra.

Los textos bíblicos que se muestran a continuación muestran a Cristo como el Rey del reino de Dios y la promesa para sus hijos, la cursiva es del autor:

TextoDeclaración
5: 10 “y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
11: 1“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
12: 10“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.
15: 3 “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
19: 7-8“gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
19: 16  “Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”.
22: 5“…Dios el Señor los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos”.

Cristo como Rey de reyes

Apocalipsis 19: 16 presenta de esta manera a Jesús. Apocalipsis 11:1 dice: “él reinará por los siglos de los siglos”, Esta es la exaltación que la Biblia le da al Cristo que primero vino sufriendo a este mundo, él no es alguien sin poder, es el Rey del universo.  Apocalipsis 19 habla de las bodas del cordero, donde Cristo se ha de casar con su novia, según Apocalipsis, esta novia es la nueva Jerusalén (21: 9, 10), El Comentario Bíblico Adventista menciona: “Estas bodas consisten en que Cristo recibirá su reino, representado por la nueva Jerusalén”.[17] Esta verdad bíblica es completamente irrefutable.

El Reino de Dios

Todo rey consta de un reino. Cristo, el Rey del apocalipsis tiene el suyo. Apocalipsis 22: 3-5“Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán. Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos”. Esta es la manera como el apocalipsis se dispone a terminar, habiendo presentado en sus partes iníciales la verdad de un reino de Dios existente y culminando con la presentación de los redimidos formando parte de este reino divino, esta parte constituye la realización de la esperanza que une a los cristianos, esperanza que se verá consumada en aquel glorioso momento en que se vea a Cristo venir coronado de gloria, momento que será objeto del siguiente capítulo de estudio.

VII. Cristo pronto a venir

Por medio de la redención de Cristo en favor del hombre es que se puede hoy tener esperanza de salvación, esperanza que ha de ser consumada cuando Cristo venga a esta tierra por segunda vez. Apocalipsis no pasa por alto este evento cumbre en la historia de la humanidad. En cumplimiento de Juan 14: 3, Apocalipsis presenta la escena de la venida del Hijo del hombre a esta tierra, pues luego de este evento, lo final esta ya por llegar.

Se mostrará a continuidad los textos bíblicos del apocalipsis que registran este hecho inefable en las Escrituras:

TextoDeclaración
1: 7“he aquí que viene que viene con las nubes y todo ojo le verá y los que le traspasaron y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”
6: 16-17 “decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;  17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
14: 14-16   “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.  Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada”
22: 20    “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.”

El Apocalipsis se presenta a sí mismo como un libro adventista al proclamar en sus páginas el segundo advenimiento de Jesús. De este testimonio se puede sacar por lo menos 4 puntos importantes:

  1. El primer texto del recuadro muestra la segunda venida como un hecho visible. Cristo no ha de venir a esta tierra de manera espiritual o invisible, ni es bíblico el concepto de “verlo con los ojos de la fe”. Cristo vendrá de manera tan visible como cuando vemos las letras y las leemos en un documento.  “Todo ojo lo verá, y los que le traspasaron”, esta declaración es absoluta y no da opción para discutirla o enfrentarla a un pasaje fuera de contexto.
  2. Cuando Cristo venga, vendrá como el Rey de reyes y Señor de Señores. Se menciona  que Juan vio “una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro”, la expresión “Hijo del Hombre” es guía a Mateo 24: 30 donde se dice: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo… y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mar. 13: 26; Luc. 22: 22) y a Mateo 25: 1 “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”. Cuando Cristo venga por segunda vez no va a venir como humilde niño, sino que ha de venir en toda su gloria y majestad, con todo su poderío divino y su incomparable dominio. Este será el momento cuando Cristo ponga fin al reino humano y establezca el suyo.
  3. Cuando Cristo venga ha de ser un día de siega. Los textos vistos describen de manera dramática la reacción de quienes no están aptos para una siega favorable, “el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (6: 17). Mateo 25: 30 dice: “… y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra”.  Cuando venga el Señor, sin duda habrá clamores y desesperaciones, Apocalipsis dice de manera implícita: “tienes que estar preparado para ese día”, ya que el Señor desea que ninguno perezca.
  4. Cristo viene… Pronto. Jesús declara en Apocalipsis 22: 20 “Ciertamente vengo en breve”, el tiempo de brevedad no es medible según el criterio humano, sino según el criterio divino, pues Dios es eterno y no se rige según nuestro tiempo. El libro de Apocalipsis culmina de esta manera, Cristo viene pronto, Juan dice como un cristiano convertido debe de reaccionar ante esta verdad: “amén; sí, ven Señor Jesús”.
Conclusión
  1. Se concluye esta investigación declarando que a Cristo se le debe de dar el valor y el lugar que le corresponde en las Escrituras. Cristo es Divino, así como el Padre, Apocalipsis lo muestra como un Dios de amor, interesado sumamente en su pueblo, a través de las edades el se manifestó y aun hoy lo hace.
  2. Apocalipsis muestra a un Cristo glorificado, quien es Rey de reyes y Señor de señores, esta verdad no fue algo contrario ni obstáculo para que Jesús venga a morir y a ser “inmolado” por nosotros, no obstante, el esta presto a venir con toda su majestad. No hay refutación en contra de la Biblia, todo lo que se necesita es estudiarla, descubrir al Maestro allí… vendrá por añadidura.
  3. Concluimos haciendo alusión a las palabras de Juan: “Sí ven Señor Jesús”, pues él es nuestra esperanza.

Autor: Pr. Ronald Aquije Herencia (MgT). Egresado de la Universidad Peruana Unión y, actualmente, Secretario ejecutivo de la Misión del Lago Titicaca (Unión Peruana del Sur).

Fuente: Berit Olam 4/1 (2007): 47-66 (PDF).


Referencias:

[1]La cursiva es del autor.

[2]La mención de Apocalipsis 1:11, “yo soy el alfa y la omega, el primero y el último…”, aplicado según contexto a Jesús, no se tomará en cuenta por no haber una evidencia textual favorable. Ver: Francis D. Nichol, ed, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día. 7 vols. Traducido por Victor E. Ampuero Matta (California: Pacific Press Publishing Association, 1980), 7:753.

[3]Gilberto M. Lear, Discursos sobre el libro de Apocalipsis (Barcelona: CLIE, 1984), 184.

[4]Mario Veloso, Apocalipsis y el fin del mundo (Buenos Aires: ACES, 1999), 188.

[5]La cursiva es del autor.

[6]Josh McDowell, Evidencia que exige un veredicto: Evidencias históricas de la fe cristiana. Traducido por René A. M. (Miami: Vida, 1982), 96.

[7]La cursiva es del autor.

[8]José Flores, Cristología de Juan (Barcelona: CLIE, 1975), 259.

[9]Ibid.

[10]Salvador Verges, El rostro de Dios (Bibao: Mensajero, 1972), 35.

[11]Alfredo López Amat, Jesús el ungido (Madrid: Sociedad de educación de Atenas, 1991), 125.

[12]Miguel Nuñez, Cristología: Descubriendo al Maestro (Lima: Ediciones Fortaleza, 2006), 34.

[13]Como se dijo en la introducción, el Cristo que entendemos en la Escritura es el Cristo que debe ser presentado. Ver, Wolfhart Pannenbog, Fundamentos de Cristología (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1974), 29.

[14]Ray Summers, Digno es el Cordero. Traducido por Alfred Lerín (s.l.: Casa Bautista de Publicaciones, 1977), 181.

[15]Francis D. Nichol, ed, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, 7:788.

[16]Según la evidencia textual más fiable, la expresión “los” es más fiable que la expresión “nos”. Ver: Ibid, 7:789.

[17]Francis D. Nichol, ed, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, 7:885.