Daniel, el gran profeta

Introducción

  • Objetivo principal. Demostrar bíblica y arqueológicamente la historicidad del profeta Daniel.
  • Saludo. Buenos días. Es un honor estar reunidos esta mañana para explorar juntos la Palabra de Dios y buscar entendimiento en ella. Invocamos al Espíritu Santo para que nos guíe en nuestra búsqueda de sabiduría al interpretar las Escrituras.
  • Proposición. La arqueología bíblica se presenta como un instrumento divino que brinda evidencia científica para respaldar la historicidad de los personajes y eventos descritos en la Biblia.
  • Texto clave. Daniel 5:1.

Durante mucho tiempo se ha aceptado la veracidad histórica del libro de Daniel y sus figuras. Sin embargo, desde el siglo III d. C., un filósofo fenicio, llamado Porfirio, sugirió que este libro fue escrito en el siglo II a. C., alrededor del año 165. Esta afirmación provocó que, siglos más tarde, en el siglo XIX, los críticos pusieran en duda la autenticidad histórica de los personajes del libro de Daniel, sugiriendo que podrían ser meramente ficticios.[1]

Por supuesto, es crucial abordar las opiniones de Porfirio y otros críticos, no porque pongamos en duda la historicidad de los personajes delineados en el libro de Daniel, sino porque cualquier interrogante sobre las Escrituras merece ser respondido con argumentos sólidos. En pos de cumplir el propósito de este tema, considero de suma importancia recurrir tanto a la Biblia como a la Arqueología bíblica.

Este mensaje se estructurará en tres partes fundamentales: 1) Examinaremos qué nos revela la Escritura acerca de Daniel, 2) Exploraremos qué nos confirma la Arqueología bíblica sobre este destacado personaje, y 3) Profundizaremos en una reflexión acerca de nuestra confianza en la historicidad de este profeta y su libro. Nuestro anhelo es que este mensaje fortalezca nuestra fe en la Palabra de Dios.

Qué dice la Biblia acerca de Daniel

El profeta Daniel goza de un reconocimiento como figura histórica tanto en el Antiguo (AT) como en el Nuevo Testamento (NT). En el siglo VI a. C., Ezequiel lo destacó como un hombre justo (14:14) y sabio (28:3), lo cual no sorprende dada su contemporaneidad y el exilio compartido en Babilonia; Ezequiel ejerció su ministerio allí entre los años 586 y 538 a. C. La mención de Daniel por parte de Ezequiel reviste importancia, pues denota un conocimiento del profeta.

Asimismo, el Señor Jesús aludió a Daniel y confirmó las revelaciones sobre la abominación desoladora (Mat. 24:15; Mar. 13:14), indicando que las visiones concedidas a Daniel eran consideradas verídicas. Para Cristo, Daniel era una figura histórica. Más aún, al referirse a Daniel, Jesús lo convierte en una fuente literaria para su sermón escatológico, reafirmando así la historicidad del profeta en cuestión.

Por supuesto, es importante recordar que los libros de Mateo y Marcos, donde se mencionan las palabras de Cristo en Mateo 24:15 y Marcos 13:14, fueron escritos por esos mismos autores. Se estima que Mateo compuso su evangelio antes del año 70 d. C., al igual que Marcos. ¿Qué nos dice esto sobre la historicidad de Daniel? Que dos escritores del primer siglo reconocieron su existencia y lo mencionaron en sus escritos. Los evangelios de Mateo y Marcos son ampliamente aceptados como fuentes confiables en cuanto a la historicidad de sus personajes, incluido Jesucristo. ¿Es plausible que estos evangelistas, sin ser críticos, hayan narrado relatos ficticios o leyendas urbanas?

Además, en el libro de Apocalipsis, Juan hace eco en varias ocasiones del libro de Daniel, aunque no cita directamente. A lo largo del último libro de la Biblia, se pueden encontrar numerosas alusiones y paralelismos con Daniel. Aunque Juan no menciona directamente a Daniel, al menos podemos concluir que Juan tenía presente al profeta en cuestión.

En resumen, diversos personajes bíblicos, en diferentes momentos históricos, incluyendo al mismo Señor Jesucristo, reconocieron a Daniel como una figura histórica.

Daniel en la Arqueología bíblica

No solo la Biblia y sus autores respaldan la historicidad de Daniel, sino que también existen fuentes externas que confirman su autenticidad. De hecho, algunas investigaciones se centran más en la historicidad del libro de Daniel que en la del propio personaje homónimo. En otras palabras, se otorga mayor credibilidad a Daniel como autor que como figura histórica. Sin embargo, al verificar la veracidad de los escritos atribuidos a este profeta, se confirma la historicidad del autor mismo. Algunas de estas investigaciones incluyen:

  1. 1) Los rollos del mar muerto. Estos documentos fueron descubiertos entre los años 1947 y 1956 d. C., y entre ellos se encontraron nueve copias del libro de Daniel, así como otros libros del AT. Estos manuscritos, datados del siglo III a. C., representan un hallazgo de gran importancia. ¿Por qué? Hasta entonces, los críticos habían sostenido que el libro de Daniel había sido escrito en el siglo II a. C., considerándolo tardío en lugar de temprano. Sin embargo, los Rollos del Mar muerto, también conocidos como Rollos de Qumrán, refutaron esta suposición.
    Estos documentos sugieren que los escribas esenios posiblemente consideraron a Daniel como un profeta, ofreciendo así un contrapunto a las teorías críticas previas;[2] esto se evidenció a través de un documento denominado “Florilegio” (4Q Flor [4Q174]).[3] Por ejemplo, en dicho documento se registró lo siguiente: “Como dice Isaías el profeta… como dice Daniel el profeta (Dan. 11:32; 12:10)… como está escrito en…”.[4] Todo esto evidencia que los rollos, al ser datados del siglo III a. C., fueron redactados con notable antelación. En el caso específico de Daniel, estos hallazgos sugieren que sus escritos podrían remontarse al siglo VI a. C., durante el reinado de Nabucodonosor II en el imperio neobabilónico.
  2. El incidente de Alejandro magno. En una oportunidad, en el siglo IV a. C., específicamente en el año 332,[5] Alejandro optó por invadir Judea y dirigirse hacia Jerusalén, donde fue recibido por el sumo sacerdote Jado (o Jaddua). Este último le presentó las profecías de Daniel al joven rey, las cuales indicaban que Alejandro sería el vencedor. Esta revelación llenó de regocijo el corazón del monarca griego, lo que condujo a un trato especial y favorable hacia los judíos.[6] ¿Qué nos enseña este incidente? Principalmente, nos ayuda a demostrar que ya en el siglo IV se tenía conocimiento del libro de Daniel, y que desde ese tiempo se afirmaba que Daniel era un profeta que había vivido dos siglos antes.[7]

Aunque no existen suficientes investigaciones que confirmen la historicidad del profeta Daniel, las que se han presentado sugieren que Daniel realmente existió y que escribió su libro alrededor del siglo VI a. C.

Reflexión

Las Sagradas Escrituras siempre han sido objeto de ataques; el enemigo ha empleado diversos métodos para intentar destruirlas, pero nunca ha logrado su cometido. Ante su incapacidad de erradicarlas, ha optado por estrategias alternativas, y una de las más destacadas quizás sea sembrar dudas acerca de su veracidad. Al generar incertidumbre en torno a la Palabra de Dios, se pretende socavar su autoridad.

Una de las principales dudas promovidas por el enemigo es la historicidad de los personajes bíblicos. Ha intentado difundir la idea de que estos son meras figuras ficticias, inexistentes en la realidad. Sin embargo, Dios, en su sabiduría, ha provisto instrumentos para contrarrestar a los detractores de su Palabra, y la arqueología es uno de ellos. Gracias a esta disciplina, se han llevado a cabo numerosas investigaciones y hallazgos que corroboran la historicidad de muchos personajes bíblicos. Estos descubrimientos evidencian la precisión de la Biblia y refuerzan nuestra confianza en ella.

Entre los personajes cuya historicidad se ha confirmado se encuentra Daniel y aquellos mencionados en su libro. Los hallazgos arqueológicos están contribuyendo a establecer la existencia de Daniel como escritor, así como la autenticidad de los personajes descritos en sus relatos. Este respaldo tangible fortalece nuestra fe en las Sagradas Escrituras.

Por tanto, hoy te exhorto a depositar una confianza renovada en la Biblia y a no permitir que las dudas socaven tu fe. A medida que profundices en la investigación de la historicidad de los personajes bíblicos, verás cómo se fortalece tu convicción en la veracidad de la Palabra de Dios. Dudar de esta gran verdad sería dudar del propio Dios. ¿Estás dispuesto a fundamentar tu fe sobre la roca? ¿Te animas a creer más en la Palabra y a explorar más a fondo su veracidad? Al hacerlo, tu relación con Dios y tu confianza en su Palabra serán robustecidas. Oremos juntos en ese propósito.


Referencias:

[1]Para una mayor discusión, ver Alan R. Millard, “Daniel and Belshazzar in History”, Biblical Archeology Society “Library”, https://library.biblicalarchaeology.org/article/daniel-and-belshazzar-in-history/ (consultado: 4 de octubre, 2023). Millard está en favor de la historicidad de Daniel 5.

[2]Bryan Windle, “Top Ten Discoveries Related to the Book of Daniel”, Bible: Archeology Report, https://biblearchaeologyreport.com/2022/08/18/top-ten-discoveries-related-to-the-book-of-daniel/ (consultado: 6 de noviembre, 2023).

[3]Merling Alomía, “Daniel y los descubrimientos de Qumrán”, Didajé 1, no. 1 (2012): 15-25.

[4]Ibid., 23.

[5]“El incidente entre Jaddua y Alejandro magno” prompt. ChatGPT, Septiembre 25 version, OpenAI, 5 de noviembre, chat.openai.com.

[6]Este episodio lo relató Flavio Josefo, Antiguedades judías, I-XI (Madrid: Ediciones Akal S.A., 1997), 304.

[7]Merling Alomía, Daniel: “el varón muy amado de Dios” (Lima, Perú: Ediciones Theologika, 2009), 148-149.