Jesús y el divorcio y el nuevo casamiento en Mateo 19

Autor: Dr. Ekkehardt Mueller

Introducción

Recientemente, mientras viajaba por Europa, mi esposa encontró un artículo interesante en una revista que describía el comportamiento de la mujer moderna. Afortunadamente, una mujer escribió el artículo. Ella ilustraba su punto describiendo la ruptura de un matrimonio. Una ex medallista de oro y poseedora de un record mundial, quien todavía está activa, al proseguir su carrera en los deportes, dejó a su marido, un doble finalista mundial y ahora amo de casa, incluyendo sus dos hijos, por un amante, que también es un conocido deportista. La escritora del artículo afirma que el comportamiento que era considerado masculino, a saber, dejar al cónyuge e hijos para vivir con una nueva compañera, se ha vuelto común entre las mujeres. Eva Kohlrusch dice sarcásticamente: “Las mujeres pueden felicitarse entre ellas. La equidad progresa. Las mujeres cada vez con más frecuencia hacen lo que en el pasado era considerado típicamente un comportamiento masculino. Salen del matrimonio y sus hijos con el padre… Ella se comporta como él lo ha hecho en el pasado… Necesitamos inventar un concepto totalmente nuevo para proteger a los niños de los sentimientos de abandono”.[1]

El divorcio y el nuevo matrimonio se han vuelto un desafío para la sociedad y para la iglesia. Las ideas de la era posmoderna también están influenciando a los cristianos. Algunos abandonan el concepto de verdad absoluta. El pluralismo es parcialmente aceptado. El ser humano se ha vuelto el objetivo último. La vida abundante se define solo como sentirse y estar bien. El dolor y el sufrimiento se han vuelto inaceptables. Aunque hay circunstancias muy difíciles en algunos matrimonios, debemos reconocer que algunas veces las personas abandonan el matrimonio muy fácilmente.

Jesús abordó el tema del divorcio, y sus declaraciones se encuentran en Mateo 5 y 19, Marcos 10, y Lucas 16. En este artículo, nos enfocaremos en Mateo 19, cuando los fariseos le preguntaron a Jesús sobre las bases del divorcio (19:1-12).

Jesús una y otra vez enfatizó la indisolubilidad del matrimonio. Él sostuvo el ideal divino como fue instituido en el Jardín del Edén. Y creo que él quiere que veamos la belleza del matrimonio y nos olvidemos de enfocarnos en los problemas. Esto puede ser indicado por el contexto en el que se encuentra el relato de Mateo 19:1-12.

Declaraciones de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio y su interpretación

Los cristianos han aceptado a Jesús como su Salvador y Señor. Han decidido seguir sus pisadas (1 Ped. 2:21). Su vida, muerte y resurrección los han salvado. Su ministerio sacerdotal en el cielo los apoya. Sus enseñanzas son normativas para ellos. Por lo tanto, cuando se trata de decisiones menores, así como importantes en la vida, los cristianos preguntan qué dice Jesús acerca de esos asuntos. Esto es especialmente cierto en el caso del divorcio y el nuevo matrimonio. En cuatro lugares de los evangelios sinópticos Jesús abordó esta cuestión: Mateo 5:31, 32; 19:1-12; Marcos 10:1-12; y Lucas 16:18.

Cronológicamente, Mateo 5:31, 32 viene primero. Este texto pertenece al Sermón del Monte. Al comienzo de su ministerio, Jesús abordó este tema difícil y delicado. El lugar es Galilea. Mateo 19 y sus paralelos en Marcos y Lucas pertenecen al ministerio de Perea. Según Mateo 19 y Marcos 10, los fariseos forzaron a Jesús a discutir el tema, pero él no lo evitó y lo dejó bien en claro.

En el tiempo de Jesús, el divorcio se tomaba a la ligera. Básicamente, la escuela de Hilel permitía como razón para el divorcio lo que fuera que al esposo no le gustara de su esposa. Quemar una comida podría haber sido una razón.

Por otro lado, la escuela de Shammai permitía que el esposo se divorciara de su esposa solo si ella había cometido algún tipo de agravio sexual. Sin embargo, ¿qué era considerado como una ofensa sexual? Incluía que la esposa fuera vista en público con el cabello o los brazos descubiertos. Según el Rabí Meir, también incluía una actitud extrovertida hacia esclavos y vecinos, darse la vuelta en la calle, beber con entusiasmo en la calle y bañarse con hombres. Era más o menos una ofensa a las costumbres de la época por parte de la esposa lo que le permitía al marido obtener el divorcio.[2] Además, el divorcio era visto como un privilegio que Dios le había dado a Israel. “Según la tradición rabínica, Yahveh había dicho: ‘En Israel he dado el divorcio, no he dado el divorcio entre los gentiles’. Solo en Israel ‘Dios ha conectado su nombre con el divorcio’”.[3] En lugar de seguir el plan de Dios y aceptar la indisolubilidad del matrimonio, el divorcio era considerado un privilegio. “Así, incluso la disolución de un matrimonio sin motivo alguno se consideraba válida”.[4]

Las palabras de Jesús sobre el divorcio y el nuevo matrimonio habían sido comprendidas de forma muy diferente. Aquí hay algunas de las perspectivas que se mantienen:

  • El divorcio es imposible incluso en caso de adulterio; de lo contrario, Jesús no diferiría con Moisés y hubiera tomado una posición más liberal que la ley mosaica, que, en el caso de adulterio, requería la pena de muerte. Un nuevo matrimonio era impensado.[5]
  • El divorcio no es posible, excepto en caso de adulterio. Sin embargo, incluso si una de las partes comete adulterio y los cónyuges están divorciados, se excluye un nuevo matrimonio. Esta es la posición de los padres de la iglesia y se encuentra incluso hasta nuestros días.[6]
  • El divorcio no es posible excepto por infidelidad sexual durante el periodo del compromiso. Si se descubre que uno de los cónyuges fue infiel durante el tiempo de compromiso, el divorcio está permitido, así como también un nuevo matrimonio.[7]
  • El divorcio no es posible, excepto en caso de adulterio. Si uno de los cónyuges comete adulterio y los cónyuges están divorciados, quien no cometió adulterio puede volver a casarse. Sin embargo, es preferible la reconciliación. Esta es la posición de Erasmo de Rotterdam, los principales reformadores, muchos evangélicos y la Iglesia Adventista.[8]
  • Las Escrituras están en oposición al divorcio. Sin embargo, es posible obtener el divorcio. Las razones no solo son por adulterio, sino también por el abandono del cónyuge, abuso, violencia, etc. Un nuevo matrimonio es posible.[9] Algunos sugieren que la pregunta en cuanto a quién es el culpable no debe discutirse. Otros sugieren que contraer matrimonio nuevamente siempre es posible, al menos bajo la condición que los ex cónyuges manifiesten un espíritu de perdón.[10]
  • Se dice que las palabras originales de Jesús no contenían la cláusula de excepción. Estas palabras originales se encuentran en Marcos y Lucas. La cláusula de excepción ocurre en Mateo y es un añadido de la iglesia primitiva, la cual bajo la influencia del Espíritu Santo y del Cristo después de la Pascua ha actualizado el texto bíblico. Otra aplicación y actualización se encuentra en los escritos de Pablo (1 Corintios 7:12-15). Por lo tanto, la iglesia cristiana tiene el derecho no solo de interpretar sino también de reinterpretar la Escritura. Hay apertura para tratar con otros casos no mencionados en las Escrituras. ¿Por qué el Espíritu Santo no guiaría a la iglesia moderna a encontrar otras razones para un divorcio legítimo, así como ha guiado a la iglesia en la antigüedad?[11]
  • Se dice que cuando Jesús en el Sermón del Monte trató el tema del divorcio y nuevo matrimonio, esto no es un mandamiento. Porque el versículo 30 de Mateo 5 debe ser comprendido de forma figurada, el versículo 32 y el pasaje completo también deberían entenderse de forma figurada. Aunque la intención de Jesús es clara de que el matrimonio debería ser permanente, el divorcio y un nuevo matrimonio son posibles.
  • La cláusula de excepción solo se refiere al incesto. El divorcio es posible solo si existe un “matrimonio” que, de acuerdo con Levítico 18, nunca debería haber sido instituido; y si un creyente y un no creyente están casados y el no creyente quiere obtener el divorcio. Sin embargo, los cónyuges que abusan de sus compañeros de forma verbal o física, que son adictos al alcohol o a las drogas, que son blasfemos, que aman más los placeres que a Dios, etc., no son creyentes, incluso si fueron bautizados como cristianos. Estos deben ser evitados.[12]

Ahora vamos a examinar Mateo 19 más de cerca.

I. El contexto de Mateo 19a

1. La posición de Jesús sobre el divorcio en el contexto de Mateo 19 y 20a

Mateo 19:1-20:16 es un pasaje que describe el ministerio de Jesús. Sus segmentos[13] están conectados entre sí por vocabulario común.[14] También detectamos que Jesús habla a los fariseos primero (19:3-9). Luego, se vuelve hacia los discípulos (19:10-15). Luego del diálogo con el joven rico (19:16-22), como se lo llama a este hombre, Jesús nuevamente enseña a sus discípulos (19:27-20:16).

Padre y madre

“Padre y madre” es una de esas conexiones literarias. En 19:5 Jesús habla acerca de dejar padre y madre cuando un hombre se casa. En 19:19 él menciona el quinto mandamiento, a saber, el de honrar al padre y a la madre, y en 19:29 declara que sus discípulos a veces se verán forzados a dejar padre y madre por causa de Jesús. Dejar padre y madre para casarse no viola el quinto mandamiento, tampoco el dejarlos por causa de Jesús.

Así, indirectamente, el matrimonio puede ser comparado con la relación de Jesús y sus discípulos. El famoso pasaje de Efesios 5 puede estar siendo vaticinado aquí. Si el matrimonio es similar a nuestra conexión con Jesús, ¡qué importante y elevador debe ser el matrimonio, ¡qué hermoso y bendecido, y también qué perdurable! Quien haya probado las bondades de nuestro Señor, y el placer de su compañía, también puede disfrutar su inmenso regalo del matrimonio.

A quién dejar y a quién no dejar

Mateo 19:29 es muy interesante: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Casi nos golpea el hecho que Jesús hable de dejar hermanos y hermanas, padres, incluso hijos, pero él no habla acerca de dejar al cónyuge.[15] Al omitir una referencia al cónyuge aquí, el mensaje para nosotros parece ser: incluso por causa de Jesús, no se nos pide que dejemos a nuestro cónyuge, a estar separados de él/ella, o que nos divorciemos. El matrimonio es indisoluble. El matrimonio es bueno. Jesús no separa matrimonios cuando le pide a las personas que lo sigan.

El séptimo mandamiento

En Mateo 19:9, Jesús discute el divorcio, nuevo matrimonio y adulterio. En Mateo 19:18, él cita el séptimo mandamiento, “no cometerás adulterio”. Los dos textos usan un verbo con una raíz común. Nuevamente, el matrimonio es muy importante para Jesús. Obviamente, sus declaraciones de Mateo 19:9 y 5:27-32 se relacionan con el séptimo mandamiento y, por lo tanto, al decálogo. Jesús discute con los fariseos al retroceder al relato de la creación y al indirectamente referirse a los Diez Mandamientos.

La posición de Jesús es de lo que se trata la Ley. La Ley sigue siendo la misma. En el tiempo de Jesús era tan obligatoria como cuando Dios la pronunció en el Monte Sinaí. También es válida hoy. Es independiente de las culturas y los sistemas de valores cambiantes. La Ley es buena. El don de Dios del matrimonio y su protección de este don son buenos.

El duro corazón

La conexión más importante entre las diferentes partes de Mateo 19 y 20a, y por lo tanto, el tema más importante en el ministerio en Perea de Jesús es, aparentemente, el tema del duro corazón y el motivo relacionado con la envidia.[16]Jesús mismo introdujo la frase “dureza de corazón” en 19:8. Los fariseos mostraban claras evidencias de dureza de corazón porque buscaban razones que les permitieran divorciarse. No comprendían el maravilloso regalo divino del matrimonio, y lo arruinaban por su actitud y comportamiento (19:3, 7). Cuando pensaban acerca del matrimonio, solo el divorcio se les venía a la mente.

Pero incluso a los discípulos de Jesús les costaba aceptar su enseñanza sobre el matrimonio. Ellos sugerían mantenerse solteros y no casarse si el matrimonio es indisoluble (19:10). Comprendían claramente la afirmación de Jesús y, sin embargo, decidieron ponerse del lado de los fariseos. Ellos tampoco podían pensar en el matrimonio en otros términos que no fuera el divorcio. Tenían un duro corazón. Y esa dureza de corazón se manifiesta un poco después cuando se encuentran con los niños que son llevados a Jesús para que fueran bendecidos, y los discípulos los regañan (19:13).

El joven rico no está dispuesto a vender sus posesiones y dar su riqueza a los pobres. Debido a la dureza de su corazón es difícil que los ricos entren al reino de Dios (19:21-23). Nuevamente, los discípulos parecen favorecer a los que no entrarían al reino de Dios (19:25), y la pregunta de Pedro acerca de la recompensa de seguir a Jesús puede señalar a la dureza de corazón (19:27).

Finalmente, en la parábola de los trabajadores de la viña, los que han trabajado todo el día no están felices con su paga. Se quejan de la generosidad del dueño de la tierra. El problema no es que el señor no les pagó de forma justa. El problema es que los que no tuvieron la oportunidad de estar empleados todo el día recibieron la misma cantidad de dinero. Se comparan con sus colegas trabajadores y, en lugar de ser movidos a gratitud por lo que ocurrió con los demás, se concentran en ellos mismos y la supuesta injusticia para con ellos. El dueño de la tierra responde: “¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?”. En lugar de regocijarse con sus colegas trabajadores y alabar la generosidad del señor, murmuran y se quejan. Tienen envidia. Su dureza de corazón no les permite ver la bondad de Dios.

Así, la sección entera del ministerio en Perea de Jesús desafía a los lectores a apreciar los extraordinarios regalos de Dios, especialmente el regalo del matrimonio, y a darle la espalda a considerar el divorcio.

Resumen

Para resumir, podemos decir:

  • Hasta cierto grado, la relación de Jesús con sus discípulos puede compararse a la relación de marido y mujer. Debido a esta relación, uno puede tener que dejar otras personas y posesiones. Los beneficios son inmensurables.
  • Seguir a Jesús no significa separarse o divorciarse del cónyuge. El matrimonio es indisoluble.
  • La declaración de Jesús sobre el divorcio está conectada con el séptimo mandamiento. Este mandamiento es obligatorio y es independiente de la cultura y el tiempo cambiantes.
  • Mateo, al citar a Jesús, desafía a los lectores y oyentes a arrepentirse de la dureza de su corazón y la envidia, a apartarse de cualquier consideración de la idea de divorcio, y atesorar el fantástico regalo del matrimonio.

II. La posición de Jesús sobre el divorcio en el contexto de Mateo 18

Mateo 19 está precedido por una conversación entre Jesús y sus discípulos en Capernaum. A pesar de los lugares geográficos diferentes, hay fuertes conexiones entre Mateo 18 y 19. Estas incluyen el término “discípulos”, “reino”, “niños” y “corazón”.[17] Al principio del capítulo 18, los discípulos hacen la pregunta “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” (18:1). La respuesta de Jesús hace mención a un niño, los pequeños, y el pecado de un hermano (18:2-20). Después de su respuesta, Pedro hace otra pregunta, tratando sobre el tema del perdón de pecados (18:21). Jesús responde con una corta declaración y la parábola de los dos deudores (18:22-35).

El duro corazón

Aunque los discípulos han sido advertidos a no despreciar a los pequeños y no escandalizarlos (18:6, 10), no han aprendido su lección, como lo demuestra su comportamiento en 19:13. En lugar de recibir a los niños en el nombre de Jesús, los rechazaron. Aunque habían sido advertidos contra la dureza de corazón en Mateo 18, los discípulos han exhibido precisamente este comportamiento. El capítulo 18 termina con la advertencia que el Padre Celestial entregará para torturar a aquellos que no perdonan de corazón a sus vecinos (18:34, 35). El tema del duro corazón ya está presente en el capítulo 18, aunque la frase exacta aparecerá en 19:8 solamente. El siervo que no perdona es un ejemplo de una persona de duro corazón por excelencia, y es interesante que este tema se desarrolle en el siguiente periscopio al lidiar con el divorcio y el nuevo matrimonio.

En lugar de perdonar a sus cónyuges, hay personas como los fariseos, que solo buscan vacíos legales y posibilidades para salirse del matrimonio y deshacerse de sus compañeros. No se preocupan por sus esposas o esposos. No están interesados en ellos. Olvidan la deuda incalculable que Dios les ha perdonado y cuentan todos los errores de sus cónyuges contra ellos. No se practica el perdón, ni siquiera se considera. Afirmando que cumplen la ley, son juzgados por la ley. La dureza puede llegar tan lejos como para querer abandonar el matrimonio, incluso cuando sus cónyuges no hayan pecado contra ellos.

Cortarse una mano y sacarse un ojo

Mateo 18:8, 9 habla simbólicamente de la automutilación. Cortarse una mano y sacarse un ojo para evitar ser llevados por mal camino se encuentra de forma casi idéntica en Mateo 5:29, 30, un pasaje al que se alude en Mateo 19:1-12. Mateo 18:8 añade cortarse un pie. Ya que estos versículos en Mateo 5 se encuentran en el contexto del adulterio y la fornicación, los respectivos versículos paralelos en Mateo 18 también pueden referirse a pecados sexuales.

Somos llamados a luchar contra el pecado, incluso los pecados sexuales. Somos llamados a luchar por nuestros matrimonios y a hacerlos funcionar. Los miembros de iglesia son llamados a ayudar a aquellos que están en peligro de ser seducidos y descarriarse. A veces se necesita disciplina eclesiástica para ganarlos. En cualquier caso, luego del arrepentimiento, se debe conceder el perdón. Nuestros matrimonios viven del perdón. Vivimos del perdón. Por lo tanto, extendemos nuestro perdón a nuestros cónyuges. El problema no es el divorcio. El tema es perdonar al otro y dejar ir el duro corazón.

III. Resumen

Nuevamente, resumimos:

  • Mateo 18, con sus paralelos en Mateo 5:29, 30 prepara el camino para la discusión sobre el divorcio y adulterio en el capítulo 19. Aunque las declaraciones de Jesús en Mateo 19:4-6, 8, 9 y 11, 12 están basadas en el relato de la creación, también contienen una exposición del séptimo mandamiento. Jesús afirma que, al volver a casarse, uno comete adulterio. El matrimonio, por su propia naturaleza es indisoluble. Los mandamientos de Dios todavía son válidos.
  • Nuevamente los lectores son desafiados a rechazar la dureza de corazón y libre y graciosamente perdonarse mutuamente (18:35; 19:8).
  • En lugar de buscar el divorcio y disfrutar de ser “libre” de nuevo, somos desafiados a conceder el perdón y dejar de contar los errores de nuestros cónyuges. El perdón es ilimitado.
  • En algunos casos de ruptura matrimonial, la disciplina eclesiástica es necesaria. Su objetivo es prevenir que los involucrados se vuelvan “ovejas perdidas” (Mateo 18:12-14). Siguiendo Mateo 18:15-20, y la subsecuente parábola, los miembros de iglesia son llamados a perdonar a los demás creyentes que se equivoquen.

Fuente: Biblical Research Institute,  https://www.adventistbiblicalresearch.org/wp-content/uploads/Jesus_and_divorce.pdf

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Referencias:

[1] Eva Kohlrusch, “Seitensprung in ein neues Leben” in Bunte, no. 28/2000, pp. 88, 89 (traducido).

[2] Para el contexto histórico ver Hermann L. Strack and Paul Billerbeck, Das Evangelium nach Matthäus erläutert aus Talmud und Midrasch, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Misrasch, Band 1 (München: C.H. Beck’sche Verlagsbuchhandlung, 1986), pp. 304, 315-320.

[3] Walter Grundmann, Das Evangelium nach Markus (Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1984), p. 270 (traducido).

[4] Hermann L. Strack and Billerbeck, pp. 304, 315-320.

[5] Cf. Samuele Bacchiocchi, The Marriage Covenant: A Biblical Study on Marriage, Divorce, and Remarriage (Berrien Springs, Mich.: Biblical Perspectives, 1991), p. 183.

[6] Cf. Gordon J. Wenham and William E. Heth, Jesus and Divorce (Carlisle, UK: Paternoster Press, 1984), pp. 19-44. Esta también parece ser la posición de A. Schlatter. Cf. Adolf Schlatter, Das Evangelium nach Matthäus (Stuttgart: Calwer Verlag, 1947), pp. 73, 74. También ver Walter Grundmann, Das Evangelium nach Lukas (Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1984), p. 324; Walter Grundmann, Das Evangelium nach Matthäus (Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1990), pp. 163, 428.

[7] Cf. Bacchiocchi, p. 182.

[8] Ver Wenham und Heth, quien discute esta interpretación en pp. 73-99. Cf. Craig S. Keener, . . . and Marries Another: Divorce and Remarriage in the Teachings of the New Testament (Peabody, Mass.: Hendrickson Publishers, 1991) y el Adventist Church Manual (Washington, D.C.: General Conference of Seventh-day Adventists, 2000). Elena G. White, El hogar cristiano (Nashville: Southern Publishing Association, 1952), pp. 310, 311: “Nada que no sea la violación del lecho matrimonial puede romper o anular el voto del casamiento. […] Dios indicó una sola causa por la cual una esposa pueda abandonar a su esposo, o éste pueda dejarla a ella, y fue el adulterio” Francis D. Nichol, ed., Comentario Bíblico Adventista, vol. 5 (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1956), p. 454: “Aquí y en la discusión paralela de Jesús en Mateo 5:32 parece implicar, aunque no específicamente declarado, que la parte inocente del divorcio está en libertad de contraer matrimonio nuevamente. Esta ha sido la comprensión de la gran mayoría de los comentadores a través de los años”.

[9] Ver “Divorce and Remarriage Study Commission Report, 22.6.99,” pp. 5, 10.

[10] Lothar Wilhelm, “ ‘. . . das soll der Mensch nicht scheiden’? Fragen zu den Aussagen der Evangelien über Ehescheidung und Wiederverheiratung”, in Glauben heute, Jahrespräsent 1999, editado por Eli Diez (Lüneburg: Advent- Verlag, 1999), pp. 16-33.

[11] Cf. Robert M. Johnston, “Divorce and Remarriage: What the Bible Teaches” (paper preparado para el Concilio Mundial de Ministros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, 1990).

[12] Bacchiocchi, pp. 183-189, 215, 216. En la p. 216 escribe: “¿Cómo debe relacionarse un cristiano con un cónyuge que persiste en su estilo de vida perverso? El consejo de Pablo es directo ‘A estos evita’ (2 Timoteo 3:5). Vivir con y amar a una persona que abierta y obstinadamente viola los principios morales del cristianismo, significa consentir tal estilo de vida inmoral”.

[13] (1) Matrimonio, divorcio y estar soltero (19:1-12), (2) bendición de los niños (19:13- 15), (3) “el joven rico” (19:16-26), (4) recompensas del discipulado (19:27-30), y (5) parábola de los trabajadores de la viña (20:1-16).

[14] Ej. “discípulo” (19:10, 13, 25), “el reino de los cielos” (19:12, 14, 23; 20:1), “padre y madre” (19:5, 19, 29), “palabra” (19:1, 11, 22) y “adulterio” (19:9, 18).

[15] Algunos manuscritos contienen el término “esposa”, otros no. Los Nuevos Testamentos Griegos Modernos como el Novum Testamentum Graece por Nestle-Aland, y The Greek New Testament por las Sociedades Bíblicas Unidas, omiten el término. El pasaje paralelo en Marcos 10:28-30 tampoco menciona la esposa (en un importante número de manuscritos), sin embargo, Lucas 18:29 sí lo hace. Pero Lucas 18:29 y el texto sobre el divorcio en Lucas 16:18 no se encuentran en el mismo contexto inmediato. Es cierto que los discípulos temporalmente dejaron a sus esposas y siguieron a Jesús. Pero luego se informa que Pedro viajaba con su esposa (1 Cor. 9:5). Los contextos específicos de Mateo y Marcos que contienen el pasaje sobre el divorcio y el nuevo matrimonio pueden haber causado la omisión del término “esposa” de la lista de a quienes un discípulo podría tener que dejar por causa del reino de los cielos. Las personas podrían haber llegado a las conclusiones equivocadas que eran opuestas a la intención de Jesús. En el contexto de Mateo 19 y Marcos 10, era necesario enfatizar que el discipulado no lleva al divorcio y no permite el divorcio. Incluso en Lucas el término “dejar” puede haber tenido solamente la connotación de una separación temporaria. En 1 Corintios 7:12, 13, Pablo parece abordar el mismo tema o uno similar, diciendo que el creyente no debería divorciarse de un no creyente.

[16] Ver Daniel Patte, The Gospel According to Matthew: A Structural Commentary on Matthew’s Faith (Philadelphia: Fortress Press, 1987), pp. 261-280.

[17] (1) 18:1-35—diálogo de Jesús con los discípulos (niños, reino de los cielos); (2) 19:1-9—Diálogo de Jesús con los fariseos; (3) 19: 10-15—Diálogo de Jesús con los discípulos (niños, reino de los cielos).