El llamado del ángel es a temer a Dios, dadle gloria y adorarle. Estas acciones implican: (a) “temed” y “dadle gloria” está en el contexto del juicio (“la hora de su juicio ha llegado”, v. 7) y (b) expresan cómo vive un justo (v. 7).
“Temed a Dios y dadle gloria” en el juicio pre-advenimiento
El juicio que proclama el primer ángel es el mismo de Daniel 7:9, 10, el cual tiene como base el Día de expiación de Levítico 16. De esta manera, es posible que el llamado a temer a Dios y a dadle gloria, en Apocalipsis 14:7, tenga como referencia la invocación que se hacía a cada hebreo para ser partícipes del Día de expiación. Esto se confirma en el Libro de Oraciones, primera parte, donde se lee (Libro de oraciones, 31):
Debemos darle toda la santidad a este día, porque es un día de temor y temblor […] Porque tú eres el juez, el acusador y el testigo, el que escribe y el que sella […] Entonces sonará el gran shofar […], los ángeles sujetarán con temor y temblor y exclamarán: ¡He aquí, el día del Juicio!
Al llegar este día, cada uno se humillaba y no hacía cosa alguna (Lv 16:26), puesto que era un día de reposo solemne (v. 31). El temor y la gloria se expresaban a Dios con el objetivo de sensibilizar a cada judío, y así esperar la misericordia divina y decidir honrarlo por medio de la obediencia.Conectando con el juicio pre-advenimiento, así como el temor, la humillación y el descanso eran actitudes indispensables para el día de expiación, también lo son el temor y la gloria para el juicio pre-advenimiento que predica el primer ángel.
Temed, dadle gloria y la adoración: respuesta del justificado
Para esta parte, se estudiará brevemente los términos “temor”, “gloria” y “adoración”.
Temor (heb. yire’ah; gr. phobéo). En hebreo se traduce como “miedo”, “honrar” (Pr 1:7). Según el Salmo 34:11, quien teme tiene una orientación moral, aborrece el pecado (cf. Pr 23:17) y guarda la ley (Sal 19:7). En el NT, temer significa amedrentar (Mt 10:28; Lc 12:5) y reverenciar a Dios (1 P 2:17).
Gloria (heb. tip’eret; gr. dóxa). Se traduce como “belleza”, “distinción”, “orgullo”, “opinión”, “estimación”. Esta palabra se usa en sentido de reconocimiento (Dt 26:19), y con frecuencia se lo utiliza para Dios, destacando su rango y renombre (1 Cr 29:11). En el NT, para los hijos de Dios, gloria es el estado de bendición al cual los creyentes han de entrar al ser hechos a la semejanza de Cristo (Ro 8:18-21).
Adoración (heb. shajah; gr. proskunountaj). Significa: postrarse, inclinarse y/o someterse en homenaje delante de una autoridad (Ap 4, 5). En Apocalipsis aparece 24 veces y connota homenaje y obediencia.
El primer ángel no solo proclama el evangelio eterno, también invita a temer a Dios, a dadle gloria y a adorarle; a reconocerlo como rey y juez. A reverenciarlo y darle honra por sus obras realizadas en favor del ser humano; esto, por supuesto, implica obedecer sus mandamientos.
A pesar de las persecuciones recibidas por parte de la bestia, los santos del tiempo del fin continúan mostrando los frutos de su fe. Aquellos que han sido justificados mostrarán públicamente su adoración a Dios por medio de su obediencia y lealtad. Según el contexto, ellos “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (12:17; cf. 14:12).
El remanente no solo predica la justificación por la fe, sino también la santificación. El mensaje del primer ángel no solo revela lo que Cristo hizo y logró en la cruz en beneficio del ser humano arrepentido, también revela la obra que el Espíritu Santo hace en cada uno de sus hijos: una vida de temor, glorificación y adoración. El primer ángel no presenta una salvación subjetiva basada únicamente en el amor y la gracia de Dios. Por esta razón, en los Mta no existe la idea “una vez salvo, siempre salvo”.