I. Introducción
- Saludo: Es grato estar ante ustedes y exponer lo que señala la Palabra de Dios. El Espíritu Santo está con nosotros y sabemos que Él nos iluminará para interpretar correctamente la Escritura. Oremos.
- Texto clave: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
- Proposición: Nuestros hijos, al ser matriculados en una Institución Educativa Adventista, continúan experimentando el estilo de vida cristiano/adventista. En cambio, si son matriculados en instituciones no adventistas, su estilo de vida no será el cristiano y será afectado, y su salvación estará en riesgo.
- Pensamiento clave: Estudiar en una Institución Educativa Adventista (ya sea escuela, colegio o universidad) forma parte del estilo de vida cristiano. Salvación, Estilo de vida e Institución Educativa son inseparables.
II. Estilo de vida y salvación
El estilo de vida es la manera cómo vive una persona; qué hace y qué no hace; qué influye y qué no influye en su manera de pensar y hacer las cosas. En el caso de la salvación, se entiende como el don gratuito que Dios otorga al ser humano, con el objetivo de que sea salvo y experimente la felicidad. Esta salvación incluye la justificación (que se recibe al momento del bautismo), la santificación (que es la experiencia después del bautismo) y la glorificación (que se dará en la segunda venida).
El estilo de vida del cristiano, que en sí es la santificación, trata sobre cómo vive el creyente desde que conoció y entregó su vida a Jesucristo cuando se bautizó; ve la obra del Espíritu Santo en la persona, si obedece o no la ley y cómo usa sus dones espirituales.
El estilo de vida modelo, por supuesto, es el que experimentó nuestro Señor Jesús. El recién bautizado es llamado a imitar a Cristo; la meta es ser lo más semejante a Él. Para ello, se necesita dinamismo, no pasividad, porque la Escritura revela que el cristiano es llamado a crecer o madurar (leer 2 Corintios 3:18).
Para crecer en Cristo y experimentar el estilo de vida cristiano, el creyente es llamado a relacionarse íntimamente con Dios, predicar el evangelio y amar a su prójimo. Estas tres acciones son relevantes en la experiencia cristiana.
Por supuesto, estas tres acciones generales implican otras más; que, si se experimentan, reflejará cómo vive un creyente desde la perspectiva bíblica. ¿Cuáles son?
- Orar continuamente
- Leer la Biblia diariamente
- Escuchar música cristiana continuamente
- Realizar el culto personal todos los días (matutino y vespertino)
- Realizar el culto familiar todos los días (matutino y vespertino)
- Cumplir la misión
- Leer libros productivos
- Ayudar a los más necesitados
- Usar los dones espirituales regularmente
- Asistir a los cultos regulares de la iglesia
- Participar en todas las actividades que la iglesia planifica
- Participar de retiros, encuentros, capacitaciones, campamentos, etc. que los departamentos o ministerios planifican
- Estudiar en Instituciones educativas adventistas (en caso la persona sea niño, púber, adolescente o joven), ya sean escuelas, colegios o universidades. Etcétera.
Con esta lista, que no se piense en “salvación por obras”; al contrario, refleja el cambio que produce el Espíritu en la vida del creyente, ya que la salvación en Cristo sí influye en el estilo de vida de la persona. Aunque hay personas que separan la “salvación” del “estilo de vida”, la Escritura, de tapa a tapa, revela que son inseparables. La salvación en Cristo influye 100% en el nuevo estilo de vida del creyente. Cuando una persona conoce a Jesús, su estilo de vida cambia (2 Corintios 5:17).[1]
Por supuesto, para permanecer y perseverar ante las dificultades, es necesario que el creyente solo tenga su mirada en el cielo (leer Colosenses 3:1-3); que priorice los asuntos del reino de Jesucristo (Mateo 6:33). Que, cuando escuche música, Cristo sea mencionado en las canciones. Cuando vaya a recrearse, que se refleje una actitud cristiana y sea lo más sano posible. Que la segunda familia sea la iglesia, participando en todo lo que ella planifica. Cuando haya cultos los miércoles o domingos de noche, o si toca ir al Grupo Pequeño, que la persona asista. Para que el hijo de Dios, tenga un carácter semejante al de Jesucristo, su vida entera tiene involucrarse el reino de los cielos, no en el reino de este mundo.
En caso si la persona es niño, púber, adolescente o joven, necesita su vida girar también entorno a Cristo y su reino. Debe leer la Biblia diariamente, junto con su lección de Esc. Sabática y su Matutina. Necesita participar de la Sociedad de menores, adolescente y/o Culto Joven. Sí o sí tiene que participar de su clase de Escuela sabática. Debe realizar su culto personal y participar del familiar, incluyendo la recepción de sábado. Si desea recrearse, es indispensable que lo haga con los niños y/o jóvenes de la iglesia, ya sea en los Juegos sociales, Encuentros deportivos, Ginkanas, Campamentos, Club de Aventureros o Conquistadores, etc. Que la música que escuche sea cristiana. Que los instrumentos que toque, sean solo para glorificar a Dios. Que la Institución Educativa donde estudie, sea adventista. Etcétera. Si nuestros hijos se dedican 100% al reino de los cielos, y su estilo de vida cristiano gira en torno a dicho reino, ellos serán grandes hombres y mujeres de Dios. Crecerán con una gran sabiduría, y jamás se apartarán de los caminos del Señor. Sin lugar a dudas, serán verdaderos adoradores.
Lo mencionado en este último párrafo, tiene sustento bíblico. Leamos:
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deuteronomio 6:6-9).
“Y el joven Samuel crecía delante de Jehová” (1 Samuel 2:21)
“Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres” (1 Samuel 2:26).
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
Estos textos son claros. Nuestros hijos deben experimentar el reino de los cielos las 24 horas del día, durante los siete días de la semana. Esto incluye, una vez más, la Institución Educativa donde ha sido matriculado. No podemos separar la salvación, el estilo de vida y la Institución Educativa. Los tres elementos deben estar conectados en el estilo de vida cristiano de nuestros hijos. Es un riesgo pasar por alto uno de estos elementos. Si uno de ellos es obviado, el estilo de vida de ellos no será el cristiano. Como la salvación se experimenta todos los días, es relevante que nuestros hijos sean matriculados en Instituciones Educativas que velen por su salvación. Por ello, al momento de matricularlo, pregúntate: ¿En este colegio, mi hijo (a) seguirá experimentando el estilo de vida cristiano/adventista? ¿Continuará experimentando la salvación en Cristo? ¿Este Colegio Adventista será la mejor opción? En realidad, según nuestro Creador, es la única mejor opción.
Cuando nuestros hijos conectan su estilo de vida a la salvación que produce el Espíritu Santo, y se dedican por completo a experimentar la vida del reino eterno, su carácter será semejante al de Cristo. No darán “dolores de cabeza” a los padres, y su futuro será de lo mejor. Para que ello se concretice, es necesario que los padres se santifiquen y su vida sea realmente dedicada a Jehová, en todo lo que hagan. Por supuesto, la dependencia en Dios es lo más esencial (leer Juan 15:5 y Filipenses 4:13).
III. Un breve paréntesis
Los padres adventistas, por ejemplo, que envían a sus hijos a Instituciones educativas no adventistas, percibirán cierto paréntesis en el estilo de vida de sus hijos; que, lo más seguro, lo que más producirá será sufrimiento.
¿En qué consiste dicho paréntesis? Si la vida de nuestro hijo gira en torno a Dios, y toda su experiencia está íntimamente ligada al reino de los cielos, es un riesgo que yo envíe a mi hijo cristiano a una Institución no adventista. Enviarlo, implica que su estilo de vida sea otro.
Amplío. Si un menor adventista asiste los sábados a los cultos y participa de las actividades que la iglesia planifica, ¿creen que continuará con ese estilo de vida, si se lo matricula en una institución no adventista? Lo más probable es que no.
Personalmente, he conversado con muchos padres de nuestra iglesia, y me han expresado su malestar y arrepentimiento, por haber matriculado a su menor hijo en una Institución no adventista. Ellos manifiestan que la conducta de sus hijos ha variado; que ya no son los mismos. Señalan que la influencia negativa de muchos de sus compañeros de aula y de ciertos profesores, ha sido latente. Ven que sus hijos, cada día, son más rebeldes. Declaran que la inocencia y espiritualidad de sus hijos, han menguado. Y como no, si los estilos de vida mundano, católico y evangélico, son muy diferentes al que pide el Padre en su Palabra.
A ese paréntesis nos referimos. Nuestro hijo puede recibir y experimentar el reino de los cielos en casa y los sábados en el templo. Pero, si yo, como padre o madre, abro ese paréntesis lo abro los lunes y lo cierro los viernes, enviándolo a estudiar en un colegio no adventista, lo que estaría haciendo es perjudicar el estilo de vida cristiano de mi hijo. Él ya no experimentaría 100% el estilo de vida cristiano, sino un porcentaje mucho menor. Estudiar en una institución educativa no adventista, es un riesgo para el estilo de vida cristiano de nuestros hijos. Ese es el paréntesis que debemos evitar.
Pero, si nuestros menores experimentan el paréntesis que Dios no desea, sus estilos de vida cristiano serán afectados, y su salvación y permanencia en la iglesia estarán en riesgo. ¿Quiénes serán los responsables? Satanás y nosotros, los padres.
IV. Haciendo la voluntad de Dios
¿Cuál es la voluntad de Dios ante esta situación? Fácil: evita ese paréntesis. El estilo de vida cristiano es hermoso, es el mejor que existe, y es capaz de producir la verdadera felicidad. Todo, por supuesto, en Cristo. Con este estilo de vida, nuestros hijos no tendrán problemas con la justicia, ni con la sociedad ni con sus estudios, mucho menos en el trabajo. Su vida matrimonial y familiar serán de lo mejor (leer 2 Timoteo 3:15-17).
Pero, para que esto suceda, nuestros hijos deben hacer la voluntad de Dios. ¿En qué consiste esta voluntad? Primero, que las vidas de ellos sean dedicadas a las cosas del reino de los cielos. Su educación y crecimiento deben estar sujetas a la Palabra de Dios, y deben crecer en gracia para con Dios y con los hombres. Segundo, que la educación educativa que reciban durante la semana, sea cristiana/adventista. No la católica ni evangélica, porque ninguna de ellas es cristiana 100% (ni llegan al 30%). Nuestros hijos deben crecer en Cristo no solo los sábados, sino durante la semana; y esto solo se puede lograr en una Institución Educativa Adventista.
En cambio, si hacemos la voluntad divina, y permitimos que nuestros hijos experimenten la salvación los siete días de la semana, tanto en la casa, en el templo como en el colegio, el estilo de vida cristiano de nuestros hijos permanecerá y experimentarán la salvación como Cristo desea. Sobre todo, ellos serán más semejantes a Cristo. Nuestros hijos nos lo agradecerán.
Por eso, lo mejor es hacer la voluntad de Dios, experimentando, con nuestros hijos, el reino de los cielos aquí en la tierra, y experimentándolo a diario, aun en el colegio.
V. Conclusión
Resumen:
- El estilo de vida, la salvación y la Institución Educativa son inseparables en el reino de los cielos. La salvación en Cristo influye en el estilo de vida del creyente, aun en la decisión a la hora de matricular a su menor hijo.
- Como el menor debe experimentar la salvación diariamente, matricularlo en una Institución no adventista es un riesgo. La consagración y la conducta de nuestros hijos, si los matriculamos en Instituciones no adventistas, no será conforme la Palabra de Dios.
- La voluntad de Dios es que tus hijos experimenten el reino de los cielos las 24 horas del día y los siete días de la semana, y solo se logrará si los envías a una Institución Educativa Adventista. Si cumples dicha voluntad, tu hijo tendrá un estilo de vida cristiano/bíblico, y cada día será más semejante a Cristo.
Llamado: ¿Cuántos, el día de hoy, deciden hacer la voluntad del Creador? ¿Cuántos padres desean que sus hijos experimenten la salvación diariamente y sus vidas giren en torno al reino de los cielos? ¿Quiénes quieren que sus hijos sigan desarrollando un carácter semejante al de Cristo? Te animo a que escuches la voz de Dios y hagas caso a su voluntad. Envía a tu hijo a una Institución Educativa Adventista. Te irá muy bien. Oremos.
Referencia:
[1]Para un mayor estudio, ver Fernando Canale, ¿Adventismo secular? Cómo entender la relación entre estilo de vida y salvación, ed. Roy Graf (Lima: Editorial Imprenta Unión, 2012); íbid., “Estilo de vida y salvación”, Theologika 26/2 (2011): 200-249.