El término “bienaventuranza” es técnico de un género literario que alaba a una persona por su felicidad. En el primer siglo, este género estaba asociado al culto, a la vida familiar y escolar, cuyo contenido eran promesas de felicidad por la obediencia a la ley divina. Comúnmente, se iniciaba o cerraba un discurso con alguna bienaventuranza.[1]
Las bienaventuranzas fueron consideradas como preceptos morales del reino de los cielos; porque estaban relacionadas con la conducta del creyente (como en la literatura sapiencial del AT).[2] Generalmente, estas articulan promesas y apelan a la conversión (como en los evangelios y Apocalipsis).[3] Un claro ejemplo son las “bienaventuranzas” en Mateo 5, denominadas como “la proclamación de la ley de Cristo”.[4]
Bienaventuranza viene de la palabra griega makarismos; que deriva de mak, que significa “grande”, “largo”; y makar, que significa “libre de las preocupaciones y trabajos diarios”. Por lo general, este término poético —que parece tuvo origen en Egipto— describía el estado de los dioses y de aquellos que participan de un estado feliz (como entre los griegos). En el judaísmo helenístico, solo los dioses eran felices y, cuando la creación quería participar de ese estado, era necesario que la divinidad descendiera. Quizá por ello, es que, como incentivo para el creyente, las bienaventuranzas no eran comunes en los días en que se escribió el Apocalipsis.[5]
Generalmente, makarismos se traduce como “felicidad”, “dicha”, “bendición”, “felicitación”. La palabra expresa una felicidad completa y total, y bíblicamente, se relaciona con el presente y el futuro. En el judaísmo, este término ha tenido una concepción de “felicidad”.[6] Generalmente, forma parte de la siguiente fórmula: “Bienaventurado es el que…”, muy común en el AT y NT, y en fuentes greco-romanas [Pindar, Pyth. 5.46-49; Menander, frg. 114].[7]
Como adjetivo, “bienaventurado” se encuentra 30 veces en los evangelios, principalmente en Mateo (5:3, 4, 5; 11:6; 13:16; 16:17; 24:46), Lucas (6:21, 22; 10:23; 7:23; 12:43; 14:14; 14:15) y Juan (13:17; 20:29); 7 veces en los escritos paulinos (Romanos 4:7, 8; 14:22; 1 Timoteo 6:15); 2 veces en Santiago (1:12, 25), 2 veces en los escritos petrinos (1 Pedro 3:14; 4:14) y 7 veces en Apocalipsis (1:3; 14:13; 19:9; 16:15; 20:6; 22:7, 14). En ellos, “bienaventuranza” tiene una connotación de: (a) felicitación, (b) un estado presente de felicidad en el creyente, (c) la seguridad del cumplimiento de una promesa futura y escatológica —generalmente, va acompañada de una motivación–[8] y (d) la experiencia de una persona al recibir el perdón divino. Como sustantivo, makarismos aparece dos veces en el NT, en Romanos 4:9 y Gálatas 4:15. En ambos textos se revela la felicidad que produce la justificación por la fe en la persona arrepentida.
En el AT, la idea es prácticamente la misma. La palabra hebrea para makarioj es rva y, también, se traduce como “bienaventurado”, “dichoso”, “prosperidad”. En la LXX, makarioj, en singular y plural (makarioi), aparece 45 veces (principalmente en los sapienciales): 1 en Deuteronomio (33:29), 1 en 1 Reyes (10:8), 2 en 2 Crónicas (9:7), 28 en los sapienciales (Job 5:17; Salmo 1:1; 31:2; 33:9; 83:5; 105:3; 118:1; Proverbios 3:13; 8:34), 4 en Isaías (30:18; 32:20; 31:9; 56:2), 1 en Daniel (12:2), etc. Básicamente, este término denota: (a) el estado de felicidad de los creyentes al recibir la salvación y el perdón por parte de Dios, (b) la dicha del creyente al confiar en Jehová, al obedecerle y al ser disciplinado por Él, (c) la seguridad del cumplimiento de una promesa futura y escatológica[9] y (d) la felicidad del hombre que encuentra sabiduría y que habita en la casa de Jehová. El uso de “bienaventurado” es más frecuente en seres humanos que en Dios o ángeles.
En síntesis, “bienaventuranza” es la máxima expresión de felicidad. Tal estado, según la Escritura, es gracias a las acciones presentes y futuras de Dios (promesa-cumplimiento), y es el resultado que produce temer a Jehová. Para Donald A. Hagner, la bienaventuranza es “la profunda alegría interior de quienes han esperado la salvación prometida por Dios y que ahora comienzan a experimentar su cumplimiento. Los makarioi están profunda y supremamente feliz”,[10] es vivir en un estado de “suprema felicidad por los beneficios del evangelio”.[11] Ellos son felices, porque “disfrutan tales cosas”.[12] Por el contrario, la “maldición”, como contraparte, destruye el verdadero macarismo cuando se pone mucho énfasis en los “niveles materiales o carnales”.[13]
Fuente: Las siete bienaventuranzas del Apocalipsis. España: Ediciones Fortaleza, 2019, 17-23.
Referencias:
[1]Olmo, “Las bienaventuranzas del Apocalipsis”, 668-670.
[2]Los textos serán citados de La Biblia de las américas (La Habra, CA: The Lockman Foundation, 1997). Para Antiguo Testamento será AT; para Nuevo Testamento, será NT.
[3]Para un mayor estudio, ver Korinna Zamfir, “Who are (the) Blesses? Reflections on the Relecture of the Beatitudes in the New Testament and the Apocrypha”, Sacra Scripta 5, nº 1 (2007): 75-78.
[4]Ibíd.
[5]Ver U. Becker, “Bienaventurado”, Diccionario teológico del Nuevo Testamento, vol. 1, eds. Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard (Salamanca: Sígueme, 1990), 182; F. Hauck, “makarioj”, en Compendio del diccionario teológico del nuevo testamento, eds. Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich y Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2003), 538; W. E. Vine, “Bienaventurado, bienaventuranza”, en Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento exhaustivo de Vine (Nashville, TN: Caribe, 1999), 33, 121; Robert L. Thomas, Revelation 1-7: An Exegetical Commentary, ed. Kenneth Barker (Chicago, IL: Moody Press, 1992), 59; Ranko Stefanoviç, “The Meaning and Message of the Beatitudes in the Sermon on the Mount”, La Sierra University, https://lasierra.edu/fileadmin/documents/religion/asrs/Ranko_Stefanovic.pdf (consultado: 15 de junio, 2016), 1-4.
[6]Alexander Altmann y Hava Tirosh-Samuelson, “Beatitude”, en Encyclopaedia Judaica, vol. 3, 2da. ed., eds. Fred Skolnik y Michael Berenbaum (Farmington Hills, MI: Keter Publishing House Ltd., 2007), 237-241.
[7]Craig R. Koester, Revelation, AYB (London, NY: Yale University Press, 2014), 38A: 130.
[8]Becker, “Bienaventurado”, 183.
[9]El texto apocalíptico que alude a una salvación escatológica, es Daniel 12:12. A diferencia de la literatura veterotestamentaria, la literatura rabínica registra pocas bienaventuranzas, de las cuales no tienen un tinte apocalíptico (Olmo, 670).
[10]Matthew 1-13, WBC (Dallas, TX: Word Books, 1993), 33A: 91.
[11]Ranko Stefanoviç, The Revelation of Christ: Commentary on the Book of Revelation (Berrien Springs, MI: Andrews University, 2002), 59.
[12]Hauck, “makarioj” (makarios), 538.
[13]Siegfried H. Horn, [Bienaventuranzas], Diccionario bíblico adventista (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 171-172.