Las cuatro primeras trompetas de Apocalipsis 8:6-13

En una anterior publicación, hicimos una breve Introducción de la visión a las siete trompetas de Apocalipsis; ahora, comentaremos brevemente las cuatro primeras trompetas y recomendar su cumplimiento histórico y profético.

Primera trompeta (v. 7)

La primera trompeta describe que, del cielo a la tierra, caen fuego y granizo, mezclados con sangre (v. 7). Producto de ello, la tercera parte de la tierra y toda la hierba verde se quemaron.

Los elementos “fuego” y “granizo”, por lo general, más aún con la “sangre”, aparecen en un contexto de juicio o castigo, cuyo resultado es la muerte; consumir con fuego árboles representa castigo (p. ej. Ez 20:46-47). Este tipo de juicios lo reciben los enemigos del pueblo de Dios (Éx 9; Is 10:16-20; Ez 38:22). En el caso de la trompeta bajo estudio, evidentemente, alude a Éxodo 9:18-19, 24-25 (que registra la primera plaga de Egipto). En esta plaga, quienes la reciben son hombres, animales, hierba y árboles; por su lado, en la primera trompeta, solo la reciben la tercera parte de los árboles y toda hierba verde.[1] Este texto arroja un juicio o castigo sobre cierto sector (por eso dice “tercera parte”) o grupo de personas que viven en este planeta, y no la totalidad.

¿Qué se entiende por “árboles” y “hierba verde” en Apocalipsis 8:7? Algunos han sugerido que, como estos elementos se asocian con la iglesia (se cita Ap 7:1-3), entonces representarían al pueblo de Dios, pero en apostasía. ¿Qué pueblo? A los judíos del primer siglo (ellos habrían recibido la primera trompeta). El problema es el siguiente: Primero, el hecho de que en algunos textos estos elementos de la naturaleza estén asociados al pueblo de Dios, no quiere decir que representen únicamente al mismo. Aunque en Apocalipsis 9:4 la “hierba verde” estaría representando al pueblo de Dios; en Apocalipsis 7:1-2, “tierra”, “mar” y “árbol” más apuntan a representar a elementos que serán afectados por la caída de las siete plagas postreras. Segundo, se debe tener en cuenta que en el AT, si bien es cierto el creyente es comparado con un “árbol” bien plantado (Jer 17:8), también el “árbol” se usa para representar a un rey pagano, como fue representado Nabucodonosor en Daniel 4 (vv. 14, 20, 23, 26). Por tanto, árbol podría usarse para representar a un creyente, si es que este está bien plantado; o puede representar a un rey pagano, si es que este es cortado. En el caso de Apocalipsis 8:7, como los árboles son destruidos, lo más recomendable es que estos representan a un reino pagano, más que a un pueblo de Dios en apostasía.

Finalmente ¿por qué el uso de estos elementos de la naturaleza en esta trompeta? Para responder, es necesario recurrir a Éxodo 9. El granizo con fuego que cayeron sobre los “hombres”, “animales”, “árboles” y “hierba” en Egipto, fue un castigo divino, cuyo objetivo era afectar al faraón y al país. Afectar a los árboles y a la hierba, era afectar a la nación. Por tanto, “árboles” y “hierba” representaban a la nación o al reino en sí. Por tanto, si eso sucedió en Éxodo 9, ocurre lo mismo en la primera trompeta de Apocalipsis 8:7. “Hierba” y “arboles”, aquí, representan al reino que recibe el castigo divino, y no al pueblo de Dios en apostasía.

Segunda trompeta (vv. 8-9)

En esta trompeta se registra algo semejante a una “montaña”, que arde con fuego y precipitada en el mar. Esto produce que la tercera parte del mar se convierta en sangre (Ap 8:8). ¿Cuál es el resultado? Muere la tercera parte de los seres marinos y la tercera parte de sus naves es destruida (v. 9).

Aquí, hay cuatro elementos simbólicos a considerar: (1) Montaña. La palabra griega usada aquí, es óros, la misma que aparece en Daniel 2:35 (LXX) y Apocalipsis 17:9. Por tanto, este monte representa a un reino, pero en llamas (“monte” representa a un reino o nación; cf. Ap 17:9-10). (2) El mar, además de representar lo demoniaco, simboliza muchedumbre (Ap 17:15). Esto implica que el juicio en esta trompeta no solo afecta a un reino, sino a muchedumbres. (3) El mar convertido en sangre trae a la mente la primera plaga de Egipto (Éx 7:14-24), cuando las aguas del Nilo se convirtieron en sangre también. Para Egipto, la vida emanaba del Nilo y, al haberse convertido en sangre, produjo la muerte. Convertir en sangre el mar significa la muerte no solo de los seres marinos, sino también de los que están sobre la tierra. (4) Las “naves” aquí, son “botes” (así lo traduce la Biblia de las Américas), según su uso en el AT (Gén 49:13; Is 2:16; Eze 27:29). Al revelarse que estos son “destruidos”, implica castigo.

En conclusión, esta trompeta registra el juicio en contra de los enemigos del pueblo de Dios y, para ello, utiliza elementos marítimos. El objetivo es revelar que estos enemigos serán castigados.

Tercera trompeta (vv. 10-11)

Ni bien el ángel tocó la trompeta, cayó del cielo una gran estrella, y lo hizo sobre la tercera parte de los ríos y de las fuentes de las aguas (v. 10). El nombre de esta estrella es “Ajenjo” y, después de caer sobre las aguas, el versículo 11 declara que estas quedaron amargas, generando la muerte de muchos hombres.

Evidentemente, la caída de la estrella y la amargura del agua connotan juicio. Parece que no se tiene en mente a Satanás, a pesar que Apocalipsis 12:7-9 revela que este fue lanzado del cielo hacia la tierra. Más bien, esta imagen o señal cósmica de Ajenjo cayendo del cielo, con el objetivo de que el agua amargue, es un elemento de juicio y de castigo. La asociación de juicio/castigo y ajenjo es evidente en el AT. Por ejemplo, Oseas asocia el ajenjo con juicio (10:4). En Jeremías 9:15, dice que Dios castigará a su pueblo, haciéndoles comer ajenjo y beber “aguas de hiel”, porque se habían postrado ante los baales. En Números 5:18, las “aguas amargas” representan “maldición”; y en Lamentaciones 3:19, representan aflicción. Por su parte, las aguas dulces representan bendición (Éx 15:25).

En el caso de la trompeta bajo estudio, ver a Ajenjo descender para amargar el mar, representa juicio. ¿Con qué objetivo? Castigar a ciertos hombres y/o reino (s) que fueron rebeldes y perseguidores. Como el agua es vital, perjudicarla implica la muerte de los seres humanos. Al dañar las aguas, daña al ser humano. Nadie bebería agua amarga.

¿Estas aguas amargas las reciben todos los seres humanos? Por supuesto que no, el texto señala que solo la tercera parte de las aguas se convirtieron en ajenjo; en realidad, no llegó a afectar a toda agua que hay en este planeta. Además, el mismo versículo 11 revela que “muchos” hombres murieron, no todos. Evidentemente, el juicio de esta trompeta solo busca afectar, una vez más, a la tercera parte de humanos y no a su totalidad.

Cuarta trompeta (v. 12)

Al momento de tocar la cuarta trompeta, la tercera parte del sol, la luna y las estrellas quedan afectadas respectivamente; pero no del todo. ¿Cómo? Oscureciéndolos. ¿Con qué objetivo? Para que no haya luz en la tercera parte del día ni en la tercera parte de la noche (Ap 8:12).

La acción de afectar o perjudicar al “sol”, la “luna” y “las estrellas” ─mayormente oscureciéndolos─, es común en el AT. Generalmente, guardan relación con el Día de Jehová y, también, sirven como señales que anticipan algún juicio/castigo o algo temible. Por ejemplo, en Joel 2:28, el oscurecimiento de estos astros está asociado con el día temible de Jehová, el cual implica juicio (ver, además, Joel 3:12-15). Algo semejante registra Isaías 13:9-11, donde señala que, como viene el Día de Jehová, el Señor oscurecerá las estrellas, sus luceros y el sol, con el propósito de castigar/juzgar a los hombres por su maldad (v. 11). En Ezequiel 32:7, Dios “cubre los cielos” y entenebrece las estrellas de Egipto; el “sol” cubre con nublado “y la luna no hará resplandecer su luz”. Aquí, afectar a estos astros, significa castigar a esta nación enemiga. Asimismo, es interesante que, para Moisés y Job, el hecho que se oscurezca el sol, la luna y las estrellas, significa aflicción y maldición para el ser humano (Job 3:1-9); por su parte, la luz que viene del sol, la luna y las estrellas, es bendición (Jer 31:35). En el NT, específicamente en Mateo 24:29, los efectos que sufren estos astros tienen que ver con la segunda venida y lo que ella genera: la conmoción en los moradores de la tierra. En Apocalipsis 6:13, afectar estos astros implica juicio/castigo.

En el caso de la trompeta bajo estudio, el hecho de que estos astros sean afectados, tiene como propósito generar tinieblas en esta tierra, con el fin de afectar a cierto grupo de seres humanos; algo muy parecido de lo que sucedió en Egipto, con las 10 plagas. Hay un fuerte paralelismo entre la cuarta trompeta y la novena plaga que recibió Egipto, registrado en Éxodo 10:21-29. En esta plaga, hubo tinieblas por tres días. El objetivo era afectar al sol, que era considerado un dios en aquella nación. ¿Quiénes recibieron el efecto? Los egipcios. En el caso de los hebreos, a ellos no les pasó nada. Al afectar al sol, quedaron afectados los egipcios.

Algo semejante sucede también en esta cuarta trompeta. Al afectar a los astros y producir tinieblas, afecta a cierto grupo de seres humanos. El objetivo, por medio de esta trompeta, es castigar a aquellos hombres. Entonces, una vez más, esta trompeta representa el castigo emitido por Dios, a algún reino opresor de su iglesia.

Cumplimiento histórico de las cuatro primeras trompetas

Como se comentó arriba, las primeras cuatro trompetas o juicios las recibe el imperio romano. Por tanto, es necesario ver de qué manera este reino fue castigado. Es sabido, históricamente, que las tribus bárbaras fueron las que más causaron daño a los romanos, y fueron las responsables de su caída en el año 476 d.C. Aunque, en realidad, el verdadero terror provocado por los bárbaros, fue sentido por los romanos desde el año 410 d.C. Se reconoce que, desde el año 410 hasta el año 476, las tribus bárbaras atacaron con más ahínco a Roma y causaron su caída.[2] En este blog, se considera que, durante estos años, se habrían cumplido las primeras cuatro trompetas. Observe la siguiente tabla:[3]

TrompetaTribuAño
PrimeraLos visigodos, bajo el mando de Alarico410 d.C.
SegundaLos hunos, bajo el mando de Atila451 d.C.
TerceraLos vándalos, bajo el mando de Genserico455 d.C.
CuartaLos hérulos, bajo el mando de Odoacro476 d.C.

La razón principal de los juicios divinos en contra de Roma, fue la persecución que perpetuó en contra de la iglesia. En el primer siglo, por ejemplo, los emperadores Nerón y Domiciano persiguieron y asesinaron a los cristianos. Para los siglos II, III e inicios del IV, la iglesia fue perseguida por muchos emperadores. En el siglo IV, por ejemplo, Diocleciano, desde el año 303 hasta el 305, desató una terrible persecución. Galerio, quien le sucedió, continuó con dicha línea. Tuvo que venir Constantino para que, juntamente con Licinio, detengan la persecución y se autorice la libertad de culto.[4] Por esa actitud perseguidora de los romanos, Dios decidió enviarle las primeras cuatro trompetas.


Referencias:

[1]Esta limitación a una tercera parte, es influido por Ezequiel 5:2, 12, donde el castigo hacia “una tercera parte” es similar a lo registrado en la visión de las trompetas (G. K. Beale y Sean M. McDonough, “Revelation”, en Commentary on the New Testament Use of the Old Testament, eds. G. K. Beale y D. A. Carson [Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2007], 1112-1113).

[2]Si bien es cierto la amenaza bárbara se remontó aun desde el siglo I d.C., hay cierto consenso en la academia sobre qué tribus fueron las provocaron su caída. Entre ellas están los visigodos, los vándalos, los hunos y los hérulos.
Héctor Urrutia, correctamente, argumenta que las siete trompetas las deben recibir los reinos que están profetizados en Daniel y Apocalipsis; y considera que, para la visión bajo estudio, estos reinos serían Roma imperial y Roma papal. En el caso de las primeras cuatro trompetas, él sostiene que las recibió Roma imperial, y sugiere que las tribus bárbaras que castigaron a este imperio, fueron: (1) Los visigodos, (2) los vándalos, (3) los hunos y (4) los hérulos (ver Los tres ayees del Apocalipsis [Chile: Wandersleben Eirl, 2012], 56-70).

[3]Es sabido que el año en que Atila vence a Roma, fue el 451 d.C. (ver “Atila, el rey de los hunos, la pesadilla de roma”, Historia: National Geographic, https://historia.nationalgeographic.com.es/a/atila-rey-hunos-pesadilla-roma_6288 [consultado: 12 de abril, 2020]).

[4]Para un mayor estudio, ver Justo Gonzales, Historia del cristianismo, vol. 1 (Miami, FL: Unilit, 1994).

One comment

Comments are closed.