Pan de ángeles

Introducción

  1. Saludo. Es grato estar ante ustedes y exponer lo que señala la Palabra de Dios. El Espíritu Santo está con nosotros y sabemos que Él nos iluminará para interpretar correctamente la Escritura. Oremos.
  2. Texto clave. “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Jn 6:35). Para ampliar el panorama, es necesario leer Éxodo 16 y Juan 6.
  3. Proposición. Como adventistas, si deseamos ser sustentados por Dios, crecer en Cristo y prepararse para la segunda venida, necesitamos diariamente “comer el pan de vida” (revelado en el estudio diario de la Escritura).
  4. Pensamiento clave. El estudio diario de la Lección de Escuela Sabática es una bendición divina y refleja la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente.

Hoy, estudiaremos sobre la relación entre el maná y el estudio diario de la Lección de Escuela Sabática (LES). Para ello, veremos: 1) qué era el maná, 2) la necesidad hebrea de dicho manjar, 3) aplicaremos la recepción del maná de antes, al estudio diario de la LES hoy y, finalmente, 4) extraeremos algunas lecciones importantes de Éxodo 16, que nos ayudarán a reflexionar en la importancia del estudio diario de la LES.

¿Qué era el maná?

La palabra “maná” viene del hebreo “mân”, que significa: “¿qué es esto?” (ver Éxo. 16: 31). En griego significa “granito” o “gránulo”.[1] Este fue el alimento que Dios dio a los hebreos para sostenerlos en el desierto (Éxo. 16: 31). En el Antiguo Testamento (AT), al maná se le llama “pan celestial” (Sal. 105: 40), “trigo del cielo” (Sal. 78: 24) y “pan de ángeles” (Sal. 78: 25). Como se sabe, era guardado en el arca del pacto (Heb. 9: 4).

Este alimento caía como rocío, se parecía a una semilla de culantro, era de color blanco, sabía a los pasteles de miel y era un depósito granulado semejante a la escarcha.[2] Según la literatura judía, era considerado como una recompensa por observar la ley, un alimento celestial de los justos. Tal alimento se volverá a comer en la edad de la salvación mesiánica.[3] El Mesías traerá el arca del pacto y, en ella, estará el maná.

A inicios de la era cristiana, el maná recibió un significado más espiritual (1 Cor. 10: 3), una figura del Mesías.[4] Ahora, Cristo es el pan de vida. “Lo que se dice del pan del cielo, se ha hecho realidad en el revelador, Jesucristo”.[5] Según Apocalipsis 2: 17, Dios dará el maná a los vencedores en el momento de su segundo retorno.

¿Los hebreos necesitaban del maná? Por supuesto que “sí”, por las siguientes razones:

  1. Si no hubiese caído el maná, es muy posible que ellos no hubiesen sobrevivido por 40 años en el desierto. Por supuesto, al salir de Egipto, es probable que ellos salieron con animales, pero tampoco eran suficientes. Además, Dios deseaba que ellos tuvieran un régimen alimenticio vegetariano.
  2. Ellos debían probar su fe y obediencia al Dios que los libró. Fe, al depender de Él; porque al siguiente día iban a recibir el alimento caído del cielo. Obediencia, al recoger doble porción cada viernes, puesto que ellos debían ser fieles observadores del sábado. Con el maná, el reposo sabático era más relevante.
  3. Finalmente, el Redentor deseaba que la población judía reconociera lo siguiente: para experimentar la vida, es necesario depender 100% de Dios y de sus actos salvíficos. Sin su presencia diaria, los judíos hubiesen muerto. Según el pensamiento de AT, el maná “aparece como un símbolo de la salvación divina”.[6]

Aplicando la recepción del maná del AT en el estudio diario de la Lección de Escuela Sabática

  1. Cada uno (Éxo. 16: 16). La salvación no es corporativa, es individual; por eso, en Éxodo 16: 16, Dios ordenó: “cada uno coja de eso”. Recordemos que el encuentro con Dios es personal.
  2. Cada día (16: 19). La orden fue que no se podía dejar para el otro día. La experiencia espiritual tiene que renovarse todos los días. Lo que yo coma hoy, me sirve para hoy; por eso que la Palabra de Dios debe ser consumida todos los días.
    La iglesia tiene el plan de lectura diaria de la Palabra de Dios, con el propósito de proteger al cristiano de las enfermedades espirituales, las que se generan por falta de alimento.
  3. Temprano, por la mañana. En el versículo 21, la Palabra de Dios dice: “y luego que el sol calentaba, se derretía”. Con la salida del sol, vienen las actividades del día; por eso, Jesús iba a la presencia del Padre demasiado pronto, en la tranquilidad de la mañana. El mejor momento para leer la Palabra de Dios es en la primera hora del día, cuando todo está tranquilo.

¿Qué lecciones podemos aprender hoy?

Podemos aprender muchas lecciones acerca del maná del AT, que nos ayudarán para entender la relevancia del estudio diario de la LES.

  1. Así como el maná era útil para sobrevivir físicamente, el estudio diario de la Biblia —utilizando el recurso de la LES— es valioso para permanecer vivos en Cristo.
    El maná representaba la vida; por eso el Señor Jesús aclaró que aquel alimento lo representaba como tipo, ya que Él mismo se autodenominó como el “pan de vida” (Juan 6: 35, 48). De este modo, si nosotros estudiamos la Palabra de Cristo, sistemática y ordenadamente, continuaremos experimentando “la vida eterna”. Como lo declaró el Señor Jesús, son sus “palabras” las que son “espíritu y vida” (Juan 6: 63); y el mismo Pedro, momentos después, declaró: “Tú tienes palabras de vida eterna” (6: 68). Sin el estudio diario de la Escritura, no hay vida.
  2. Así como el maná le daba relevancia al reposo sabático, el estudio diario de la Biblia con ayuda de la LES— se convertirá en una gran motivación para nosotros, porque nos estaremos preparando para: a) compartir nuestras interpretaciones, b) resolver nuestras inquietudes y c) comentar nuestras experiencias, ¡cada sábado! Así como el maná enriqueció la consagración de los hebreos en el desierto, porque revelaban su fidelidad al reposo sabático; así también el estudio diario de la lección enriquecerá nuestra comunión con el Creador. El estudio continuo de la LES se convierte en una motivación para un reposo sabático más satisfactorio.
  3. Así como el maná era una prueba de fe y obediencia, el estudio diario de la LES podría ser algo semejante. Penosamente, una gran mayoría de miembros de nuestra Iglesia no estudia la Escritura y desconoce las verdades básicas que ella presenta. Es en este contexto que, cada adventista es probado para ver el nivel de prioridad que le pone al estudio sistematizado de la Palabra, reflejado en el Estudio diario de la LES.
  4. El maná no solo probaba la fidelidad de los hebreos; también, revelaba si ellos eran aptos para recibir las tierras de Canaán. ¿Alguien que transgredía el sábado —por motivo del maná— podía ser un candidato para ir directamente a la tierra prometida? Por supuesto que no. Así sucede hoy. Hay un porcentaje muy elevado de “no salvación eterna”, para un hijo de Dios que descuida el estudio diario de la Biblia; sin lugar a duda, no recibirá la Canaán celestial (aunque esto solo lo determina Dios).
  5. La actitud de los hebreos es relevante. Como se dijo más arriba, además del maná ellos tenían otros alimentos. Por supuesto, esto no quiere decir que con dichos alimentos no iban a necesitar del maná. El maná no era importante, era necesario. Por ello, al amanecer, los judíos se presentaban ante Dios para recibir el pan del cielo.
    Así debe suceder con nosotros. Como adventistas, debemos acudir a Dios de mañana, tanto personal como familiar, para recibir el alimento diario: una porción de la Palabra de Cristo.
  6. Finalmente, debemos recordar y reconocer que todo lo sucedido en el desierto era un milagro de Dios. Para que el maná caiga, se necesitaba de la mano divina. Para que el maná no sea comestible —si alguno infringía el sábado—, también se veía su mano. Asimismo, para que sea preservado para el sábado, se notaba el poder del Creador.[7]
    Si hoy en día buscamos a Dios de mañana y somos humildes para escuchar su voz, Él obrará muchos milagros en nuestras vidas. Desde transformar diariamente nuestras vidas, hasta recibir las bendiciones materiales. Él se encargará de obrar en favor de nosotros.
    Por supuesto, el estudio diario de la LES, sinceramente, es una bendición divina y refleja la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente.

Conclusión

  1. El maná era un alimento necesario para los hebreos, y reflejaba el poder y sustento de Dios en la vida de ellos. Como tipo (figura), este alimento representaba al Señor Jesús, el pan de vida. Quienes coman (simbólicamente) dicho pan, tendrán vida eterna.
  2. Actualmente, nos alimentamos del pan de vida cuando atesoramos sus palabras de “vida eterna”. Esto se revela por medio del estudio diario de la Palabra de Cristo —la Biblia—, bajo la Guía de Estudio de la Escuela Sabática.
  3. Así como Dios sustentó a los hebreos en el desierto por 40 años, así también nos sustentará hasta su segunda venida; y así como los israelitas comieron del maná diariamente, así comamos del pan de vida: las palabras de Cristo.
  4. Para ser sustentados hasta la segunda venida, debemos estudiar la Palabra de Dios cada día, y mucho mejor si lo hacemos con base en la Guía de estudio de la ES. Por medio de ella, estaremos en comunión diaria con Dios y nos prepararemos para entrar a la Canaán celestial. ¿Quiénes desean comer del “pan del cielo” todos los días? ¿Quiénes comenzarán hoy a leer este importante material (lección de ES)? Oremos.

Referencias:

[1]Siegfried H. Horn, “Maná”, en Diccionario bíblico adventista (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 652.

[2]R. Meyer, “maná”, en Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento, ed. Gerhard Kittel, et. al (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002), 552; “Man”, Enciclopedia de la historia y la cultura del pueblo judío, ed. Efraim Zadoff; trad. Bilha Balter, et. at. (Jerusalén: E. D. Z. Nativ Ediciones, 1999), 272.

[3]Meyer, 552.

[4]Ibid.

[5]F. Merkel, “Pan”, en Diccionario teológico del Nuevo Testamento, vol. 3, ed. Mario Sala y Araceli Herrera (Salamanca: Sígueme, 1984), 285.

[6]Merkel, 285.

[7]Horn, 652.