Contexto histórico y literario de Hebreos 6:4-6

I. Contexto histórico

En cuanto al autor de Hebreos, gran parte de la erudición ha dejado de lado la idea de una autoría paulina. En 1979, William Johnsson afirmaba que “pocos eruditos, tanto ‘liberales’ como ‘conservadores’, se aferran a una autoría paulina de Hebreos”.[1] Hoy en día, muchos han llegado a la conclusión, como Paul Ellingworth, de que “the idea of Pauline authorship of Hebrews is now almost universally abandoned”.[2] ¿Quién pudo haber escrito Hebreos? Algunos sugieren que fue Lucas, mientras que otros apuntan a Apolos. Sin embargo, la propuesta más aceptada es que la identidad del autor sigue siendo desconocida.

Los que se oponen a la idea de una autoría paulina argumentan que:[3] 1) El autor de Hebreos afirma haber recibido el evangelio de forma indirecta (2:3), mientras que Pablo, en varias ocasiones, declara que lo recibió de manera directa (Gá 1:1, 12). 2) Existe una notable diferencia entre el vocabulario empleado por Pablo en sus otras cartas y el que se utiliza en Hebreos. 3) El uso polémico del vocabulario gnóstico en cartas como Gálatas y Filipenses no tiene paralelo en Hebreos. 4) Aunque Pablo emplea un lenguaje forense relacionado con la justificación por la fe en sus cartas, este no se encuentra en Hebreos. 5) En sus otras epístolas, Pablo destaca su autoridad como apóstol, mientras que en Hebreos no se menciona algo similar.

Por otro lado, quienes defienden la autoría paulina argumentan:[4] 1) Algunos padres de la iglesia sostenían que Pablo era el autor de Hebreos; 2) al igual que Romanos, Hebreos se incluye entre las epístolas dirigidas a las iglesias; 3) Hebreos aparece después de Filemón al final del canon paulino y en varios manuscritos minúsculos; 4) el sólido respaldo que recibió en la iglesia del Oriente durante muchos siglos; 5) la tradición manuscrita que incluyó Hebreos en el corpus paulino.

Algunos eruditos sugieren que, aunque Pablo no fue el autor de Hebreos, es probable que el pensamiento expresado en la carta sea de origen paulino. Se plantea la posibilidad de que Lucas haya sido el escritor, redactando las ideas que provenían de Pablo.

En este trabajo, sostengo que la identidad del autor de Hebreos sigue siendo incierta. Sin embargo, desde un enfoque denominacional, es relevante considerar lo que escribió Elena G. de White. Para ella, el autor de Hebreos fue el apóstol Pablo, como se refleja en su declaración: “El reino de la gracia es presentado por San Pablo en la Epístola a los Hebreos”.[5]

Consideramos que el autor de Hebreos pudo haber sido Pablo, dado que Elena G. de White así lo indicó. Sin embargo, lo que es innegable es que el autor poseía un profundo conocimiento de la literatura judía y del Antiguo Testamento, demostrando un dominio excepcional de las Escrituras hebreas. Según Peter T. O’Brien,

Our author was saturated in the Old Testament Scriptures, as shown by his extensive use throughout the epistle of the Greek Bible (LXX). He knows the content of the Scriptures intimately, and refers to those in the earliest chapters of Genesis through to the later prophetic and poetic writings (e.g., the heroes of faith in Heb. 11). He interprets the Scriptures in a variety of ways, from a typological and salvation-historical perspective to a straight literal application, as he explains the word of God and brings it to bear on the lives of his listeners (see below).[6]

No se conoce con certeza quiénes fueron los destinatarios de Hebreos, especialmente en términos geográficos. Si bien muchos creen que esta carta o sermón fue dirigido a judíos convertidos al cristianismo, el lugar exacto de destino sigue siendo incierto. Según diversos eruditos, la hipótesis más plausible es que estos judíos cristianos residían en Roma, posiblemente debido a la mención de Italia en Hebreos 13:24.[7]

El autor de Hebreos tenía un profundo conocimiento sobre la situación de sus destinatarios.​ Según Guthrie, “Certain practical problems such as their attitude to their leaders (13:17) and matters of money and marriage (13:4, 5) are mentioned. It seems most reasonable to suppose that the writer has personal knowledge of the specific people he has in mind throughout the epistle (cf. 13:18, 19, 23)”.[8]

Es muy probable que los destinatarios tuvieran un sólido conocimiento de la literatura veterotestamentaria; estaban familiarizados con los escritos de Moisés, los profetas y los Salmos, especialmente en lo relacionado con los textos cúlticos. Sin embargo, como se evidencia en la epístola, enfrentaron desafíos en su comprensión sobre la persona y obra de Jesucristo. Según Theodore H. Robinson,[9] pudieron haber recibido influencias griegas, lo que explica por qué el autor enfatiza la naturaleza divino-humana de Cristo desde el primer capítulo, así como su obra redentora y pactual en el santuario.

Al ser cristianos que vivían en Roma, es muy probable que experimentaran persecución o presión social. Esta situación podría explicar la mención en Hebreos de algunos creyentes que apostataron (Heb 6:4-6). En el primer siglo, el cristianismo era objeto de críticas por parte de los romanos, especialmente por su rechazo a la adoración exclusiva del emperador.[10] Es probable que sufrieran persecuciones bajo el reinado de Nerón, quien gobernó entre los años 54 y 68 d.C.[11]

En cuanto a la fecha de redacción, según la erudición, Hebreos no es una obra temprana. Es muy probable que haya sido escrita entre la década de los 50 y 60 d.C.,[12] antes de la destrucción del templo de Jerusalén en 70 d.C. y antes de la muerte del apóstol Pablo, que ocurrió aproximadamente entre 65 y 68 d.C.

Otro tema muy debatido sobre Hebreos es su género literario. Algunos sugieren que se trata de un tratado,[13] mientras que otros consideran que es una epístola. Sin embargo, muchos eruditos se inclinan a clasificar Hebreos como un sermón. De hecho, esta última interpretación es la más ampliamente aceptada en la comunidad académica.[14]

Hebreos se presenta como un sermón expositivo, lo cual se evidencia en su doble contenido: 1) teológico (expositivo) y 2) homilético (aplicativo).[15] En el aspecto teológico, se enfatiza la naturaleza divino-humana de Cristo y su plan de salvación, especialmente en relación con el santuario y el pacto. Por otro lado, en el contenido homilético, el autor se enfoca en la exhortación a los destinatarios. William Johnsson propone el siguiente bosquejo, teniendo en cuenta este doble contenido:[16]

  1. Teología 1:1-14
  2. Exhortación 2:1-4
  3. Teología 2:5-3:6
  4. Exhortación 3:6b-4:16
  5. Teología 5:1-10
  6. Exhortación 5:11-6:20
  7. Teología 7:1-10:18
  8. Exhortación 10:19-13:25

Como podemos observar, Johnsson propone que en todo Hebreos hay una alternancia entre cuatro temas teológicos expositivos y cuatro exhortaciones. Para O’Brien, “It highlights the author’s frequent changes in genre between exposition and exhortation. This device is significant for determining the purpose of the discourse and its development throughout”.[17] Para Albert Vanhoye, esta repetición y alternancia evidencian la unidad literaria de Hebreos.[18] Asimismo, Johnsson resalta que “las exhortaciones brotan de la teología. Es en vista de la teología presentada que los cristianos no deben descuidar ‘una salvación tan grande’”.[19]

Desde un enfoque teológico, Guthrie divide Hebreos en dos partes principales: 1) capítulos 1:1-10:18, que abordan la superioridad de la fe cristiana; y 2) capítulos 10:19-13:25, que se centran en las exhortaciones.[20] En la primera parte, se destaca la superioridad del Hijo en el plan de salvación a la luz del pacto, mientras que en la segunda parte se enfatiza la posición actual del creyente, su fe, la disciplina y los beneficios, junto con algunos consejos finales. Esta división propuesta por Guthrie refuerza la idea del doble contenido de Hebreos.

II. Contexto literario

En términos generales, Hebreos se divide en tres secciones principales: 1) la superioridad del Hijo (1:1-10:18), 2) las exhortaciones (10:19-13:16) y 3) las palabras finales del autor (13:17-25). Sin embargo, como han señalado Johnsson y O’Brien, incluso dentro del contenido teológico sobre el Hijo, hay pasajes que contienen elementos exhortativos.

La primera sección, Hebreos 1:1-10:18, enfatiza la superioridad de Cristo en comparación con los símbolos del servicio del santuario terrenal, en el contexto de los pactos antiguo y nuevo. Esta superioridad se destaca a través del uso recurrente de las palabras “más” (20 veces) y “mejor” (9 veces) en toda la epístola. Por ejemplo, el Señor Jesús es presentado como fiador de un “mejor” pacto (7:22), posee un “mejor” ministerio (8:6) y su sangre habla “mejor” que la de Abel (12:24). Además, Cristo es superior a los ángeles (1:5-14), a Moisés (3:1-6), a Josué (4:1-13) y al sacerdocio aarónico (7:26-28), entre otros.

En Hebreos, la superioridad de Cristo y su ministerio redentor son explorados desde la perspectiva del santuario. El autor aclara que el santuario es el eje fundamental para entender a Cristo, el plan de salvación y la relación pactual entre Dios y su pueblo. Por lo tanto, podría considerarse que el tema central de toda la epístola es la salvación vista a través del prisma del santuario, lo cual se refleja en los temas teológicos que el autor aborda:[21]

  1. La naturaleza divina de Cristo y su superioridad a los ángeles (1:5-14)
  2. La encarnación de Cristo (2:5-18)
  3. Cristo como nuestro gran Sumo sacerdote (cap. 7)
  4. El santuario celestial (cap. 8:1-6)
  5. El pacto a la luz del santuario (8:7-13)
  6. Jesús como sacrificio (9:1-10:18)
  7. Jesús como mediador (9:15-10:18)

Es importante señalar que en Hebreos, desde el capítulo 1 hasta el 10 y en el capítulo 13, también se encuentran textos exhortativos. Algunos de estos son: 1) la advertencia de no descuidar una salvación tan grande (2:1-4); 2) la invitación a entrar en el reposo divino y buscar socorro oportuno (3:6b-4:16); 3) una exhortación desafiante sobre la madurez en la fe (5:11-6:20); y 4) el llamado a mantener la profesión de fe cristiana (10:19-13:25).[22] Las oraciones y frases que reflejan este contenido exhortativo son:[23]

  1. “Debemos, por consiguiente, prestar más atención” (2:1-4).
  2. “Por lo tanto, hermanos santos… fijad vuestros pensamientos en Jesús” (3:1).
  3. “Tened por tanto cuidado” (3:12-19).
  4. “Por lo tanto… tengamos cuidado” (4:1-3).
  5. “Hagamos, por consiguiente, todo esfuerzo” (4:11).
  6. “Por ello… aferrémonos firmemente a la fe” (4:14-16).
  7. “Por lo tanto, dejemos las enseñanzas elementales” (6:1-3).
  8. “Queremos que cada uno de vosotros muestre la misma diligencia” (6:11-12).
  9. “Por consiguiente, hermanos… acerquémonos a Dios” (10:19-39).
  10. “Por lo tanto… despojémonos de todo lo que estorba” (12:1-28).
  11. “Continuad amándoos los unos a los otros como hermanos” (13:1-25).

Hebreos 6:4-6 es parte de la tercera exhortación que abarca del 5:11 al 6:20, en la que el contexto inmediato se centra en el Sumo Sacerdocio de Cristo (4:14-9:14). Mientras Pablo explora el sacerdocio del Antiguo Testamento (5:1-10), el Sumo Sacerdocio de Cristo (4:14-16; cap. 7) y su sacrificio (cap. 9), en esta tercera exhortación se enfoca en reprender (5:11-14), advertir (6:1-6) y animar (6:7-20).[24] El propósito del autor es prevenir que los destinatarios se aparten de la fe en el Sumo Sacerdote, Cristo.[25]

El contexto inmediato de Hebreos 6:4-6 abarca desde 5:11 hasta 6:20. Como se mencionó anteriormente, este es el tercer texto exhortativo de la epístola. El objetivo de Pablo en esta sección es advertir a los hebreos sobre el peligro de caer en apostasía. Se puede bosquejar Hebreos 5:11-6:20 de la siguiente manera:

  1. 5:11-14: la inmadurez espiritual.
  2. 6:1-3: llamado a la madurez (perfección).
  3. 6:4-8: el estado de los que cayeron en apostasía.
  4. 6:9-12: motivación para la perseverancia de los santos.
  5. 6:13-20: fe en las promesas divinas.

En Hebreos 5:11-14 (A), Pablo señala que su fe no es sólida y lamenta que aún necesiten los fundamentos del conocimiento de la salvación. En sus palabras, todavía requieren “leche” en lugar de alimento sólido (v. 12). En 6:1-3 (B), les hace un llamado a madurar en la fe y en el conocimiento de Dios, instándolos a avanzar hacia la “perfección” (6:1).

En 6:4-8 (C), el apóstol menciona a aquellos que han apostatado, presentándolos como ejemplos para advertir a los destinatarios y evitar que caigan en la misma trampa. En 6:9-12 (D), Pablo se enfoca en motivar a los santos a perseverar en la fe, deseando que los hebreos se convenzan de “cosas mejores, pertenecientes a la salvación” (v. 9), sin dejar de elogiarlos por su servicio misionero (v. 10). Finalmente, en 6:13-20, el autor concluye esta exhortación subrayando la necesidad de confiar en las promesas divinas. Los hebreos no deben apostatar, ya que las promesas provienen del mismo Dios y Él las cumplirá; deben recordar que “es imposible que Dios mienta” (v. 18).

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Corrección: ChatGPT


Referencias:

[1]Gracia para el oportuno Socorro: El mensaje de Hebreos hoy, trad. Juan F. Sánchez (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2016), 29. Su obra original fue publicada en inglés y en el año 1979.

[2]The Epistle to the Hebrews, en New International Greek Testament Commentary, ed. L Howard Marshall y W. Ward Gasque (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1993), 93.

[3]Ibid. 95-98.

[4]Ibid.

[5]El conflicto de los siglos (Washington, DC: Ellen G. White Estate, Inc., 2012), 390.

[6]The Letter to the Hebrews, en The Pillar New Testament Commentary, ed. D. A. Carson (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2010), 47.

[7]Donald Guthrie, Hebrews: An Introduction and Commentary, en Tyndale New Testament Commentaries, ed. Leon Morris (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2009), 15:30. Ver también O’Brien, 54.

[8]Ibid. 29.

[9]The Epistle to the Hebrews, en The Moffatt New Testament Commentary, ed. James Moffatt (New York, NY: Harper and Brothers, 1933), xiv.

[10]En el primer siglo, se reconoce a dos emperadores romanos que persiguieron a la iglesia, a saber, Nerón y Domiciano.

[11]William L. Lane, Hebrews 1-8, en Word Biblical Commentary, ed. Ralph P. Martin, et. al. (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1991), 47A:lviii; Bruce, F. F., The Epistle to the Hebrews, en New International Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1990), 11-13, 22-25.

[12]O’Brien, 56.

[13]Lane, 47A:lviii. En realidad, por su contenido, Hebreos no es un tratado. “Un tratado consiste en una exposición o discurso sobre un tema determinado, pero Hebreos encierra una cierta cantidad de doctrinas y disemina entre ellas exhortaciones pastorales”. Simon J. Kistemaker, Hebreos: Comentario al Nuevo Testamento, trad. Norberto E. Wolf. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1999), 14.

[14]Por ser un sermón expositivo, evidentemente Hebreos fue leído de forma oral a la congregación; por tanto, “we should attend to the letter’s oral character”. Thomas R. Shriner, Biblical Theology for Christian Proclamation: Commentary on Hebrews, ed. T. Desmond Alexander, Andreas J. Köstenberger y Thomas R. Schreiner(Nashville, TN: Holman Reference, 2015), 26.

[15]Johnsson, 20, y O’Brien, 47. Kistemaker, 14, opta por “doctrina” y “exhoración”.

[16]Johnsson, 21. Algo semejante sugiere O’Brien, 48.

[17]O’Brien, 49.

[18]Structure and Message of the Epistle to the Hebrews (Rome: Gregorian & Biblical Press, 1989), 24.

[19]Ibid., 21.

[20]Guthrie, 51-64.

[21]Me baso a lo propuesto por Johnsson, 27-30; Guthrie, 63-65; y Schriner, 31-35.

[22]Aunque estas cuatro exhortaciones fueron sugeridas por Johnsson, varios eruditos coinciden con él o entre ellos.

[23]Kistemaker, 21-22.

[24]Johnsson, 28.

[25]Schreiner, 32.

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