¿El Señor Jesús pasó del lugar santo al lugar santísimo en 1844 d. C.? (parte IV)

5) Camino al lugar santísimo

La Escritura no tiene como propósito revelar lo arquitectónico del santuario celestial. Lo que sí desea mostrar, sin embargo, es Quiénes están ahí y qué funciones cumplen. Con respecto a la epístola a los Hebreos, Ángel M. Rodríguez señala:

“El autor de Hebreos comprendió que el Santuario celestial era de una naturaleza bipartita. Sin embargo, no se desarrolla la idea porque el interés más importante del apóstol, es aclarar que el Santuario celestial, donde Cristo oficia, es superior al terrenal”.[1]

¿Quiere decir que no debemos preguntarnos dónde se cumplen dichas funciones? Acudiendo al AT y repasando las funciones que se realizaban en su respectivo departamento, creo que sí es necesario reconocer las habitaciones que tendría el celestial.

Como se acaba de argumentar, bíblicamente y aplicando la tipología, sí hay más de un lugar en el santuario celestial: uno es el santo y el otro es el santísimo. Por las siguientes razones:

  1. El trono de Dios es dinámico. El trono se ubica en el lugar donde Dios va. Él se mueve de un lugar a otro, y lo hace con su trono (Eze. 1:26; 10:1-2). No se puede concluir que el trono es inamovible o estático. Esto quiere decir que la ubicación del trono solo depende del lugar a donde Dios va. Puede ser dentro del santo, del santísimo u otro lugar. Kenneth Strand tiene razón, al afirmar lo siguiente:

    “El motivo del ‘trono de Dios’ […] no es básicamente un indicador de un emplazamiento específico (¡y, desde luego, no un confinamiento geográfico!). El concepto no es que el ‘trono’ fije la ubicación de Dios, sino, más bien, al revés: ¡Donde Dios está, está su trono!”.[2]

  2. El trono divino no siempre estaba en el lugar santísimo. Como se dijo, casi siempre el trono de Dios se ubicaba en el lugar santísimo; pero, hubo situaciones cuando el trono no estaba en ese lugar. Por ejemplo:

    “Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés” (Éx 33:9).

    “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo” (Éx 40:34).

    “Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión. Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo” (Deut 31:14-15).

    “Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce. Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano” (Ez 9:1-3).

    Como declaran estos textos, no siempre Dios emitía juicios desde el santísimo. A veces lo hacía en el santísimo, y otras veces a la puerta del tabernáculo. El lugar santísimo no era exclusivo para emitir juicios o para ubicar el trono. Al respecto, Mervyn Maxwell afirma:

    “La suposición de que el trono de Dios en el cielo esté ubicado únicamente en el lugar santísimo celestial pasa por alto el hecho de que en los tiempos del Antiguo Testamento la presencia de Dios no siempre estaba confinada al lugar santísimo, sino que estaba representada a veces en el lugar santo”.[3]

  3. Apocalipsis 4 y 5 describe escenas que sucedieron en el lugar santo del santuario celestial. Por los elementos que se describen —como el candelabro y el altar— aquel recinto sería el lugar santo. ¿Y el trono de Dios que aparece ahí? Recuérdese que el trono es movible. Si Dios, en el AT, llegó a estar en la “entrada del tabernáculo” ¿cuál sería el inconveniente que también haya estado en el lugar santo del celestial, desde el año 31 d. C.? Richard Davidson escribe:

    “Aunque se da una mezcla total de iconografía del santuario en Apocalipsis 4-5, por cuanto todo el santuario está implicado en la inauguración, el centro de atención principal de la escena de entronización / inauguración de Apoc. 4-5 parece estar, con todo, en el lugar santo”.[4]

  4. En Apocalipsis 4 y 5 no aparece el arca del pacto. Si se pensara que lo descrito en Apocalipsis 4 y 5 revelaría solo una habitación en el celestial ¿por qué no aparece el arca del pacto? Si el trono divino generalmente estuvo en el santísimo, al igual que el arca del pacto ¿por qué en los capítulos en mención sí registran al trono, pero no mencionan al arca del pacto? Por supuesto, el arca se encontraba en otro lugar: en el santísimo, y esto se evidencia en Apocalipsis 11: 19 y 15: 5-8.

    Apocalipsis 11: 19 y 15: 5-8 sustentan la existencia del santísimo y el dinamismo del trono de Dios. Mientras que en Apocalipsis 4-5 el trono de Dios estaba en el lugar santo; en Apocalipsis 11: 19 y 15: 5-8, el tabernáculo aparece de nuevo en el cielo con “la gloria de Dios”. La pregunta aquí es ¿en qué habitación está la gloria de Dios, en el santo o en el santísimo del celestial? Todo parece indicar que es en el santísimo, y sugiero dos razones:

    a) La erudición ha reconocido un paralelismo literario entre Apocalipsis 11: 19 y 15:5-8.[5] Por ejemplo, en ambos textos aparece el “templo” y el “tabernáculo” en el cielo, que viene a ser el santuario celestial; también se registran los “relámpagos, voces, truenos, terremoto y granizo” y el “humo” por la gloria de Dios, que son efectos que suelen darse por la presencia de Dios; no solo eso, aparecen el “arca del pacto” y el “tabernáculo del testimonio” (el cual hace referencia al arca del pacto; cf. Éxo. 25: 16). De esta manera, por la presencia del arca del pacto de 11:19 y su paralelismo con Apocalipsis 15: 5-8, las escenas de 11: 19 y 15: 5-8 suceden en el lugar santísimo del celestial.
    No solo eso, se reconoce que la palabra “testimonio” de Apocalipsis 15:5 hace referencia a los diez mandamientos de Éxodo 20, y conectándola con “tabernáculo” del mismo versículo, nos dirige específicamente al arca del pacto, el cual se ubicaba en el santísimo. Es más, según Osborne, “El lugar santísimo y el arca misma son frecuentemente llamados como ‘el Testimonio’ en el Antiguo Testamento (Éx 16:34; 27:21; Lev 16:13; Nm 1:50; 17:4, 10)”.[6]

    b) Hay elementos de Apocalipsis 15:5-8 que se vinculan más con el lugar santísimo del santuario que con el lugar santo. Por ejemplo, en el lugar santísimo del santuario terrenal estaban el “arca del testimonio”, “dos querubines” y la presencia o la “gloria de Dios”; además, desde ese lugar generalmente se “juzgaba”. Pues bien, es interesante que en Apocalipsis 15: 5-8 aparecen prácticamente los mismos elementos: el “tabernáculo del testimonio”, los “seres vivientes” o “querubines” (cf. Eze 10: 22), la “gloria de Dios” y el juicio de las siete plagas postreras. Por estos elementos, la habitación de Apocalipsis 15: 5-8 es el santísimo.

    c) La erudición ha reconocido que el antecedente de Apocalipsis 11: 19 es la fiesta del Día de expiación, que registra Levítico 16; y que los castigos ejecutados en la visión de las siete plagas también revelan este mismo antecedente para Apocalipsis 15: 5-8.[7]

    Entonces, si las escenas de Apocalipsis 11: 19 y 15: 5-8 suceden en una habitación vinculada con el lugar santísimo, y las escenas de Apocalipsis 4-5 se vinculan con otra habitación, a saber, el lugar santo; por tanto, lo que Apocalipsis nos está revelando es que en el santuario celestial hay dos habitaciones, y las dos son distintas. No solo eso, también nos revela que el trono de Dios es dinámico y estuvo en la entronización de Cristo en el lugar santo, y que este —para iniciar el juicio— se movió al santísimo. Y es evidente, si en Apocalipsis 4 y 5 “el trono de Dios” aparece en el lugar santo, y en Apocalipsis 11: 19 y 15: 5-8 aparece la “gloria de Dios” en el lugar santísimo, esto nos permite interpretar que Dios, en algún momento de la historia, se movió de un lugar a otro, de una habitación a otra, del lugar santo al lugar santísimo; ese momento fue en 1844 d. C.[8]
    Por supuesto, la interpretación de que Jesús pasó del santo al santísimo en el año 1844 aún sigue siendo implícita en las Escrituras. Sin embargo, Apocalipsis sí revela algunas verdades explícitas, por lo menos tres: (1) el trono de Dios es movible, Él se traslada de un lugar a otro cuando Él quiere; (2) hay dos departamentos en el santuario celestial, tanto así que, en visión, en un departamento se ve ciertos elementos y en otro departamento se ven otros elementos; (3) a partir de 1844 d. C. comenzó el juicio investigador en el santuario celestial, lo que implica un cambio funcional dentro del plan de salvación.

  5. Las funciones, de acuerdo con los elementos que describe Apocalipsis 4 y 5, tienen que ver con el lugar santo; y las que registran Apocalipsis 11: 19 y 15: 5-8 se relacionan con el santísimo. Por todo lo mencionado aquí, las funciones relacionadas a las escenas del santuario en Apocalipsis 1, 4, 5 y 8, tienen que ver con el lugar santo. Por ejemplo, vemos intercesión (Apoc. 8: 3), la aplicación de la sangre del Cordero (Apoc. 5: 6), la presencia de Cristo como sumo Sacerdote (Apoc. 1: 14-17), la presencia del Espíritu Santo o los siete espíritus de Dios (Apoc. 4: 5); las siete lámparas (Apoc. 4: 5), etc.; todos estos son elementos relacionados al servicio diario del santuario terrenal. Para reforzar este argumento, Richard Davidson presenta paralelismos entre el orden de las alusiones del santuario en Apocalipsis 1-8 y la descripción del servicio diario (heb. tamid) descrita en la Mishnah.[9] Miremos:

    a) El candelabro (Tamid 3:9; cf. Apoc. 1:12-20).
    b) Gran puerta abierta (Tamid 3:7; Apoc. 4:1).
    c) Cordero asesinado (Tamid 3:7; 4:1-3; Apoc. 5:6).
    d) Sangre vertida como al pie de un altar de bronce (Tamid 4:1; cf. Apoc. 6:9).
    e) Incienso ofrecido en el altar de oro (Tamid 5:4; cf. Apoc. 8:3-4).
    f) Trompetas tocadas para señalar la finalización del sacrificio (Tamid 7:3; cf. Apoc. 8:2-6).

    Como existe una correspondencia entre las escenas introductorias del santuario en Apocalipsis 1 al 8 con el servicio diario del AT, esto le permite a Davidson concluir que, “en la mitad histórica de Apocalipsis, las escenas introductorias del Apocalipsis naturalmente siguen de la muerte y resurrección de Cristo (Ap 1:5, 17-18; cf. 5:6, 9, 12) a la inauguración del ministerio de Cristo hecho posible por Su muerte y resurrección (Ap 5), a Su ministerio intercesor seguida de la inauguración (Ap 8:3-4)”.[10] En otras de sus publicaciones, también declaró: “Las primeras tres escenas del santuario (Apoc. 1:12-20;4-5; 8:2-5) se centran en el lugar santo del santuario, o tienen que ver con él. Por ello, sirven para situar el marco temporal de las escenas dentro del ministerio diario de Cristo en el lugar santo”.[11]. Algo semejante también sostiene Paulien: “Así, el material que compone los mensajes a las iglesias, los sellos y las trompetas parece estar sutilmente asociado con las actividades del templo relacionadas con el rito diario (tamíd)”.[12]

    Por su parte, las escenas que registran Apocalipsis 11:19 y 15:5-8 tienen que ver más con el juicio y con un cumplimiento escatológico, desarrollados en el lugar santísimo del celestial. Razón tiene Osborne, al declarar que, “en 11:19, la abertura del santuario / lugar santísimo simbolizó el escatón propiamente dicho”.[13] Así, nosotros somos llamados a conectar Apocalipsis 11:19 y 15:5-8 con ciertas profecías escatológicas para determinar las funciones y en qué departamento del santuario celestial se desarrollan.

    En primer lugar, Apocalipsis 11:19 forma parte de la visión de las 7 trompetas y es un texto transicional que conecta a Apocalipsis 1-11 con Apocalipsis 12-14. Estructuralmente, por cumplir esta función, existe una conexión o relación entre Apocalipsis 11: 19 y 12 al 14. Así, no habría inconveniente alguno conectar, por ejemplo, Apocalipsis 11: 19 con 14: 7. Por ejemplo, gracias a Apocalipsis 11: 19, nosotros podemos concluir que el juicio de Apocalipsis 14: 7 es el investigador. Recordemos que, de los dos servicios que se conectaba más con el arca del pacto y el santísimo, era el día de expiación. Por tanto, por la presencia del arca del pacto de Apocalipsis 11: 19, podemos concluir que el juicio de Apocalipsis 14: 7 es el anti-típico del día de expiación de Levítico 16. Por supuesto, esto implica que las funciones de Apocalipsis 11: 19 tienen que ver con el juicio y, por ende, con el lugar santísimo. En sí, lo que Dios nos revela en Apocalipsis 11: 19 y 14: 7, es que Cristo, en el santísimo del celestial, está cumpliendo una función judicial desde 1844 d. C.

    En segundo lugar, Apocalipsis 15: 5-8 también es un texto transicional entre Apocalipsis 11: 19 al 14 y 15 al 22;  y su contexto inmediato, por supuesto, son las 7 plagas postreras. Por ello, podemos conectar Apocalipsis 15: 5-8 con Apocalipsis 16-19; en realidad, 15: 5-8 es la Introducción de las 7 plagas de Apocalipsis 16 al 19. Por tanto, aquí estamos hablando también de un contexto judicial. Tanto así que, en el mismo santísmo se ve el humo de la gloria de Dios que llenó dicho departamento, y nadie podía ingresar hasta que terminen de caer las plagas (15: 8). Una vez más, al igual que la conexión entre 11: 19 y 14: 7, Apocalipsis 15: 5-8 revela una función judicial por parte de Dios, en este caso ejecutando un castigo en contra de Babilonia y los marcados por la bestia (Apoc. 16: 2), y dirigido desde el lugar santísimo del celestial.

Entonces, gracias a Apocalipsis 11: 19, 14: 7 y 15: 5-8, nosotros podemos: (1) sostener que la escatología bíblica, sobre todo la que tiene que ver con el tiempo del fin, vincula al lugar santísimo con funciones judiciales en el cielo. (2) Creer que, gracias a la presencia del lugar santísimo en Apocalipsis, Cristo cumple una nueva función judicial desde el año 1844; Él juzga a sus hijos con el fin de salvarlos. (3) Interpretar —bíblicamente— que estas funciones judiciales incluyen el juicio investigador (Dan. 7:9; Ap 14:7), los castigos por medio de las 7 plagas (Apoc. 16), la condenación de Cristo en su segunda venida (Apo. 19:20-21), el juicio de confirmación realizado en el milenio (1 Cor. 6:2-3) y el juicio final (Apoc. 20:12). De todas estas funciones judiciales, por lo menos el investigador y las 7 plagas se realizan en el santísimo.

Fuente de la imagen: https://record.adventistchurch.com/2020/02/28/sanctuary-cleansed/


Referencias:

[1]“Santuario”, en Tratado de Teología Adventista, trads. David Gullón, et. al. (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 441.

[2]“Victorious-Introduction Scenes”, en Symposium on Revelation-Book 1: Daniel and Revelation Committee Series, ed. Frank Holbrook (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 1992), 58.

[3]Dios revela el futuro (Florida, MI: Asociación Publicadora Interamericana, 1993), 171.

[4]“Sanctuary Typology”, 112.

[5]Entre ellos, Kenneth Strand, “The Eight Basic Visions in the Book of Revelation”, AUSS 25 (1987): 107–122; ibid., “The ‘Victorious–Introduction’ Scenes in the Visions of the Book of Revelation”, AUSS 25 (1987): 267–288; Ranko Stefanovic, “Finding Meaning in the Literary Patterns of Revelation”, Journal of the Adventist Theological Society 13, no. 1 (2000): 27-43; William Shea, “The Controversy over the Commandments in the Central Chi­asm of Revelation”, JATS 11, no. 1-2 (2000): 216–231; ibid., “Literary and Theological Parallels between Revelation 14-15 and Exodus 19-24”, JATS 12, no. 2 (2001): 164–179; William H. Shea y Ed Christian, “The Chiastic Structure of Rev 12:1–15:4: The Great Controversy Vision”, Andrews University Seminary Studies 38, no. 2 (2000): 269-292.

[6]Revelation, 642. Ver también, Samuel Pérez Millos, Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento: Apocalipsis (Barcelona: Clie, 2010), 934-935.

[7]Rabach Odek, “The Heavenly Sanctuary in Revelation: Context and Significance”, en Earthly Shadows, Heavenly Realities: Temple / Sanctuary Cosmology in Ancient Near Eastern, Biblical, and Early Jewish Literature (Berrien Springs, MI: Andrews University Press), 194-195.

[8]Evidentemente, no podemos encasillar a Dios en un determinado lugar. Él puede moverse de un lugar a otro cuando Él quiera. No obstante, por respeto y cumplimiento del plan que Él mismo estableció, sostenemos que Cristo habría pasado del santo al santísimo en 1844 d. C.

[9]Richard M. Davidson, A Song for the Sanctuary: Experiencing God’s Presence in Shadow and Reality, ed. Elías Brasil de Souza (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2022), 649-650.

[10]Davidson, A Song for the Sanctuary, 653.

[11]Davidson, “Sanctuary Typology”, 112.

[12]“Seals and Trumpets: Some Current Discussions”, 189.

[13]Osborne, 642.