Mientras que muchos cristianos sostienen que Romanos 1:26-27 describe a la homosexualidad y la rechaza en todas sus formas, considerándola como un pecado, otros reconocen que, si bien el pasaje está tratando acerca de la homosexualidad; sin embargo, el problema real en sí es la idolatría y la pederastia, y que Pablo no podría haber tenido en cuenta la orientación sexual tal como la conocemos hoy en día.