La alabanza (quinto hábito)

La música cristiana desempeña un papel significativo en nuestra vida espiritual y nuestra conexión con Cristo. Nuestra elección de música refleja nuestra relación con Dios; es como un indicador del estado de nuestro corazón. Si priorizamos la música secular sobre la música cristiana, es probable que nuestra vida espiritual sufra, pero si nos sumergimos en la música que nos acerca a Dios, fortaleceremos nuestra fe y nuestra relación con Él.

En las Escrituras, encontramos numerosos ejemplos de personajes que alaban regularmente al Creador. Por ejemplo, en el Salmo 63:3-4 se registra lo siguiente: “… por eso mis labios te alabarán. Te bendeciré mientras viva…”. Algo semejante señala el Salmo 59:16: “Pero yo cantaré de tu poder; sí, gozoso cantaré por la mañana tu misericordia; porque tú has sido mi baluarte, y un refugio en el día de mi angustia”. El Salmo 71:8 dice: “Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza”. 2 Samuel 22:1 también registra: “Ensalzaré al Señor en todo tiempo; sus elogios estarán siempre en mis labios”. Finalmente, Hechos 16:25 declara: “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (la cursiva es para énfasis).

Estos pasajes de las Escrituras nos muestran que los creyentes comprometidos tienen la práctica de alabar al Señor y escuchar música cristiana en diversas situaciones de la vida, ya sea por la mañana, durante todo el día, e incluso a medianoche. Su alabanza no se limita solo a los momentos de adoración formal, como los cultos de los sábados, sino que es constante y se extiende a todas las áreas de su vida, incluyendo el culto personal, el culto familiar, el trabajo o el estudio. A través de las canciones que escuchan y cantan, dan testimonio de su fe y llaman a otros a conocer a Cristo. Es aconsejable tener una lista de reproducción de música de adoración en el teléfono móvil para nutrirnos espiritualmente.

Durante el culto personal, ya sea por la mañana o por la noche, se recomienda dedicar unos 10 o 15 minutos para adorar al Señor. En el culto familiar, es importante seleccionar música adecuada para los niños y animarlos a participar mediante mímicas.

Si tienes el don del canto, te aconsejo a que presentes un número especial cada sábado. Es más, sería bueno que formes parte de un cuarteto o un coro, y ensayen constantemente. También, sería recomendable que interpretes ciertas canciones y los subas a YouTube. Creo que tu voz puede ser de gran bendición para muchos.

Es importante ejercer discernimiento al elegir la música cristiana que escuchamos. No asumas que una canción es adecuada solo porque la interpreta un miembro de nuestra iglesia. Del mismo modo, sé crítico respecto a las canciones provenientes del mundo evangélico. Aunque algunos cantantes pueden etiquetar su música como cristiana, es fundamental evaluar si sus letras y mensajes se alinean verdaderamente con la profesión de fe adventista. Algunas piezas, como el rock cristiano, las baladas cristianas, el pop cristiano o el jazz cristiano, pueden no contribuir realmente al crecimiento espiritual y podrían desviarnos de nuestro camino hacia un auténtico reavivamiento y reforma espiritual.

Haz de cantar y escuchar música cristiana un hábito constante en tu vida. Cuanto más te sumerjas en la música cristiana, menos tentado te sentirás a pecar. Te animo a adoptar este hermoso hábito de alabar al Creador en todo momento.