El creacionismo continúa siendo desafiado. Además del evolucionismo, se ha propuesto la teoría del Evolucionismo teísta. Esta sostiene que Dios utilizó la evolución como método de creación, creando seres imperfectos para que luego estos evolucionen. Increíblemente, muchas denominaciones cristianas han aceptado esta teoría. Este pensamiento distorsiona la imagen justa y redentora de Cristo.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día, sin embargo, es una de las pocas religiones creacionistas que se fundamentan en la Biblia para comprender sobre nuestros orígenes. Esta situación permite entender mejor la misión que tenemos como remanente.
Adoración al Creador[1]
Apocalipsis 14:7 registra parte del mensaje del primer ángel. Este señala que debemos “temer a Dios”, “dadle gloria” y “adorarlo”, porque él creó “el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. No obstante, este no es un simple llamado a adorar, este implica: (1) adorarle únicamente a él, (2) adorarle en su día y (3) aceptar el relato literal de la creación. En esta sección se tratará brevemente los dos primeros puntos.
- Adorarle únicamente a él. En un mundo donde el centro del universo y del conocimiento es el hombre, y en algunas religiones la naturaleza, el remanente proclama: “adorad al Creador”. Este mensaje reconoce a Dios como el originador y el sustentador de las cosas (Heb 1:3). Como tal, la honra y la gloria son únicamente para él; esto implica que ni el hombre ni la naturaleza deben autoproclamarse el centro del universo, mucho menos auto adorarse o dejarse adorar, o ser instrumento de adoración (Is 40:25). Este mensaje invita a adorar únicamente al Creador y no a la creación. Como declara Evis Carballosa: “Los humanistas y racionalistas han atribuido la existencia del universo a causas fortuitas y han negado la misma existencia de Dios. Ahora, en la consumación de los siglos, los hombres son llamados a reconocer y adorar al soberano Creador del cielo y tierra (Hch 14:15-17)”.[2]
- Adorarle en su día. Indudablemente, Juan, en Apocalipsis 14:7, cuando escribió “adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”, tenía en mente Éxodo 20:4, 11. Esta alusión permite relacionar la adoración con el segundo y cuarto mandamientos de la ley de Dios. Siendo así, el llamado a adorar a Dios es una invitación a adorarlo en su día: el sábado (día que lo instituyó santo y suyo a la vez). Ekkehardt Mueller señala correctamente: “Lo escrito en 14:7 especifica el cuarto mandamiento. Adorar a Dios como creador también implica guardar su día santo, el día que él instituyó en la creación como una conmemoración de la creación”.[3] La erudita católica Josephine Massyngberde indicó: “El ángel heraldo en el 14:6, 7 anuncia la reafirmación del decálogo y la adoración de un solo Dios, en oposición a la adoración de la imagen (13:15) que violó los mandamientos”.[4]
Creacionismo y sábado: dos verdades inseparables
Génesis y Apocalipsis se complementan entre sí y tienen algunas similitudes. Por ejemplo, en ambos se registran textos que relacionan la “creación” y el “sábado”. Entre otros está Génesis 2:2, que registra: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo”. Apocalipsis 14:7, relacionando el sábado y la creación, revela la invitación a adorar al creador en el memorial de la creación: el sábado. En ambos textos claramente se nota la relación entre las obras de Dios y el reposo sabático.
No podemos adorar al creador en “espíritu y verdad” rechazando su día de reposo (Jn 4:24; énfasis añadido). Negar el sábado nos conlleva a negar la creación, y viceversa. Clyde Webster, jr., es categórico: “Si nosotros alteramos ya sea el relato de la creación especial o el séptimo día sábado, automáticamente desacreditamos a ambos. Los dos están intrínsecamente unidos”.[5] Casi todo el cristianismo ha negado el día sábado e, increíblemente, gran parte del cristianismo se ha inclinado por el evolucionismo. El creador quiere que le adoremos en su día y lo reconozcamos como tal.
Referencias:
[1]Oscar S. Mendoza, “El mensaje del remanente en el tiempo del fin: el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12– Parte II”, Estrategias 7, no. 1 (2010): 59-65.
[2]Apocalipsis: la consumación del plan eterno de Dios (Grand Rapids, MI: Portavoz, 1997), 283.
[3]“The End Time Remnant in Revelation”, Journal of the Adventist Theological Society 11, no. 1-2 (2000): 194.
[4]Revelation, en The Anchor Bible Commentary, eds. I. Howard Marshall y Donald A. Hagner (Doubleday, NY: The Anchor Bible Doubleday, 1975), 38:248.
[5]“La creación: ¿hecho o ficción?”, Theologika 13, no. 1 (1998): 172.