Esta bienaventuranza está en un contexto escatológico, posterior a 1798 d.C. (año que inició el tiempo del fin), por algunas razones.
- La segunda bienaventuranza está en el contexto escatológico de los 144.000 (14:1-5),[1] la proclamación los mensajes de los tres ángeles (14:6-12);[2] y la segunda venida de Cristo (14:14-20),[3] siendo este macarismo un texto parentético de todo el capítulo,[4] añadido a la sección de 14:1-12.[5] Todo el capítulo 14 se cumple en el “tiempo del fin”[6] y, por las acciones y protagonistas, es la contraparte del capítulo 13.[7]
- Existe una bendición semejante a la de Apocalipsis 14:13, que se encuentra en Daniel 12:12: “Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. En Daniel, la persona bienaventurada es aquella que “llega a mil trescientos treinta y cinco días”, porque participará del juicio investigador, el que iniciará al terminar los 1.335 días, a saber, en 1844 d.C. Asimismo, existe una conexión entre la “bienaventuranza” (12:12), el juicio investigador del capítulo 7, los 2.300 (8:14) y los 1.335 días (12:12). En Apocalipsis, los bienaventurados son los que mueren en el Señor, mientras se desarrolla este mismo juicio; evidenciándose así la relación entre la “bienaventuranza” (14:13) y el juicio investigador (14:7). De esta manera, ambas bienaventuranzas guardarían relación y se aplicarían en el mismo tiempo del fin. Como declara William Shea:
Las dos bendiciones de estos dos libros están relacionadas entre sí y son históricamente continuas la una con la otra. La bendición final que el pueblo de Dios recibirá ya ha sido descrita por Daniel 12:1-3; es la liberación de las tribulaciones del tiempo del fin por Miguel y una entrada abundante y gloriosa a su reino en el más allá.[8]
Así, Daniel 12:12 y Apocalipsis 14:13 revelan una “doble bienaventuranza” para el tiempo del fin: a quienes participan del juicio y que mueren en el Señor. Ambas están interconectadas.
Vayamos al texto en sí. Todo parece indicar que los bienaventurados de 14:13 aparecen antes del advenimiento, y resisten las persecuciones mortales del anticristo. Puesto que los 144.000 serán quienes permanecerán vivos en la segunda venida de Cristo, los “bienaventurados” del versículo 13 no forman parte de este grupo selecto de sellados. La bienaventuranza y la promesa recibidas de 14:13, serían para aquellos que vivan antes del sellamiento y sufran el martirio de la bestia.[9] Así, la expresión “de aquí en adelante” no se aplicaría al primer siglo —momento en que el autor escribió el Apocalipsis— sino que se dirigiría al tiempo del fin.
Esta bienaventuranza podría estructurarse de la siguiente manera:
Según el texto, estos santos son felices porque “mueren en el Señor”.[10] Esta expresión —“en el Señor”— es única en Apocalipsis y muy común en los escritos paulinos (2 Co 2:12; Efe 6:21; Fi 2:24; 1 Ti 4:1;). Connota alguna acción y exhortación de acuerdo a la voluntad de Dios (Col 3:18; Efe 6:1) y bajo la dirección de Él. Implica una experiencia espiritual (Fi 1:14; 3:1), no terrenal. En este sentido, los “bienaventurados” mueren “en el Señor”, porque tienen una relación íntima con Él, confían en su soberanía y descansan con la plena seguridad de que recibirán la vida eterna. Ellos experimentan la felicidad en Cristo mientras están vivos, y se regocijan porque, si llegaran a fenecer, saben que han de resucitar y morar con el Señor por siempre. Para ellos, la muerte es ganancia (Fil 1:21). Asimismo, ellos son felices, porque experimentan la salvación en Cristo por medio de su obediencia a los diez mandamientos y su fidelidad al “testimonio de Jesucristo” (cf. 12:17; 13:10; 14:12),[11] aun en medio de la crisis causada por el anticristo.
A tal estado, llamado “muerte”, el NT le da la connotación de “descanso” (avnapauw).[12] En Apocalipsis 14:13, el significado sería “cesar”, “reposo” o “dormir”,[13] al igual que en 6:11.[14] Ellos no más experimentarán tales “trabajos”/“dificultades”/“aflicciones” (kopwn)[15] y “obras”/“acciones” (erga), a diferencia de aquellos que sí tienen la “marca de la bestia”, pues, “no tienen reposo, ni de día ni de noche” (Ap 14:11). Posiblemente, estos trabajos incluyen: (1) el cumplimiento de la misión escatológica por medio de la proclamación de los mensajes de los tres ángeles, (2) la observancia de los diez mandamientos y (3) la fidelidad al “testimonio de Jesucristo”. Como ellos han cumplido la misión y han perseverado, reciben una bendición especial: ellos no sufrirán más en esta tierra, sino que participarán —después de la resurrección— del gozo eterno con el Señor.[16]
Esta promesa se confirma con la expresión “Sí, dice el Espíritu”, la cual aparece 8x en el Apocalipsis, y enfatiza que el origen de esta promesa, es divino. Además, esta expresión ya venía siendo mencionada en el primer septenario, con el fin de mostrar la veracidad del contenido profético (2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). Es interesante que el mismo Espíritu dice “ven” en Apocalipsis 22:17, confirmando así que la promesa del advenimiento, una de las tantas en este libro, se cumplirá. Para Tony Garland, la presencia del Espíritu es “significativa, porque indica su íntima participación en las vidas de los santos durante las pruebas del fin ”.[17] Finalmente, esta bienaventuranza presenta el testimonio que se contará de estos mártires. Sus “obras” siguen, porque sirven como ejemplo de fidelidad, felicidad y perseverancia, y es “un testimonio en cuanto a la lealtad a Jesús para el juicio final”.[18]
Fuente: Oscar S. Mendoza, Las siete bienaventuranzas del Apocalipsis (España: Ediciones Fortaleza, 2019), 44-55.
Referencias:
[1]Sobre los 144.000 en el Apocalipsis, véase Ekkehardt Mueller, “The 144,000 and the Great Multitude”, Biblical Research Institute, http://www.adventistbiblicalresearch.org/documents/144,000 greatmultitude.htm (consultado: 16 de abril, 2008); Beatrice Neall, “Sealed Saints and the Tribulation”, en Symposium on Revelation: Introductory and Exegetical Studies, Book 1 (ed. Frank Holbrook; Silver Spring, MI: Biblical Research Institute, 1992), 245-278. En adelante SR-Book 1. Oscar S. Mendoza, “Los 144 000 y la gran multitud en el contexto de Apocalipsis 7 y 14”, Theo 26, n.º 1 (2011): 48-82; Silvia Scholtus, “Los 144.000 en el plan de salvación”, Theo 29, n.º 1 (2014): 36-81.
[2]Para un mayor estudio sobre los Mensajes de los tres ángeles, ver Ángel M. Rodríguez, Future Glory: The 8 Greatest End-Time Prophecies in the Bible (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002), 125-136; Oscar S. Mendoza, “El mensaje del remanente en el tiempo del fin: el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12”, Didajé 1, n.º 2 (2013): 66-96.
[3]Merling Alomía, “La siega de la tierra y la vendimia de ella”, Estrategias 7, n.º 2 (2009): 5-12.
[4]El capítulo se estructuraría de la siguiente manera:
A. vv. 1-5: Los 144.000 con el Cordero en el Monte Sion
B. vv. 6-12: Los mensajes de los tres ángeles
C. v. 13: Paréntesis: Una bienaventuranza
D. vv. 14-20: La cosecha y la segunda venida.
[5]Ekkehardt Mueller, “Microestructural Anlysis of Revelation 4-11” (PhD dissertation, Andrews University, 1994), 573. Una de las razones para conectar el versículo 13 con los primeros doce, es la fórmula “Kai eidon kai ivdou”, la que aparece en 14:1 y 14:14 (ibíd.).
[6]El contexto inmediato de Apocalipsis 14 está en los capítulos 12 y 13. Estos tres capítulos forman una unidad literaria que, en el factor tiempo, presentan eventos “históricos” y “proféticos/escatológicos”, sintetizando así la Historia de la redención. La parte histórica estaría en 12:1-16 y 13:1-7, y la parte escatológica lo conformarían 12:17; 13:8-18 y el capítulo 14 (Mendoza, “Los 144 000 y la gran multitud”, 76-78). Esta unidad mayor (12-14), tiene como texto introductorio a 11:19 y visualiza cinco unidades: (1) el dragón, (2) la bestia marina, (3) la bestia terrena, (4) los 144, 000 y su mensaje, y (5) la cosecha de la tierra (Mueller, “Microestructural Anlysis of Revelation 4-11”, 573-574).
[7]Por un lado, el capítulo 13 presenta a Satanás y sus representantes, engañando a los moradores de la tierra y persiguiendo a los santos; por otro lado, el capítulo 14 revela al Padre, a Cristo y a sus hijos (proclamando los Mensajes de los tres ángeles y perseverando). Ambos capítulos culminan con el clímax: la victoria de Cristo en su segunda venida (14:14-20).
[8]Daniel: Una guía para el estudio, trad. Raúl Lozano (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2010), 274-275.
[9]Correctamente, Thomas señala que “es mejor limitar esta bendición particular a quienes la bestia ejecuta” (Revelation 8-22: An Exegetical Commentary [Chicago, IL: Moody Press, 1995], 215).
[10]La expresión “bienaventurados son los muertos” (posible traducción) refleja un estilo semítico, que presenta un estado continuo de “buena fortuna” (ibíd., 370; Beale, 767). Tal podría traducirse como “benditos los que están muriendo”, que indica a un solo acto (Kistemaker, 457). Esto no implica que la persona, después de muerta, continuaría con aquella felicidad. Recuérdese que el mismo texto indica que, estando muertos, ellos cesan de sus trabajos. Al contrario, tal expresión refleja un estado continuo de felicidad estando en vida, aun sabiendo que han de morir.
[11]La conexión entre los “santos” de 14:12 y los “bienaventurados” de 14:13, es propuesta por Beale, 767, que escribe “Si los creyentes perseveran (v. 12), incluso al encarar la muerte, ellos serán ‘benditos’”. Según él, “el imperativo ‘escribe’ confirma que el v. 13 continúa el pensamiento del v. 12”.
[12]Esta palabra se lo ha relacionado con el reposo sabático; quizá, porque “reposo”, “descanso”, comúnmente, son “empleados en la LXX para traducir la palabra hebrea shabat” (Robert Johnston, “The Eschatological Sabbath in John´s Apocalypse”, AUSS 25, n.º 1 [1987]: 46). Asimismo, se relaciona con el tema del “reposo”/“no reposo” que registra Hebreos 4, el cual tiene un “propósito soteriológico y escatológico en relación al séptimo día Sabbath” (Larry L. Lichtenwalter, “The Seventh-Day Sabbath and Sabbath Theology in the Book of Revelation: Creation, Covenant, Sign”, AUSS 49, n.º 2 [2011]: 318. Cf. Osborne, 545). Sin embargo, a diferencia de Apocalipsis 14:13, en Hebreos se utiliza el término “kata,pausi,n”, y no “avnapau,w”. Por tanto, en el texto en estudio, “reposo/descanso” no se refiere al “reposo sabático”, sino a la primera muerte.
[13]La muerte, aquí, es únicamente “dormir” (Mt 9:24; Mr 5:39; Lc 8:52; Jn 11:11; cf. Ec 9:5-10).
[14]Según Beale, 769, la palabra “descanso” de 14:13, puede conectarse con Daniel 12:13, donde no solo se le dice al profeta que ha de morir, sino que se le promete volver a la vida en la resurrección. La conexión de ambos textos se debe al uso del término griego “avnapauw”, que está presente en Apocalipsis 14:13 y Daniel 12:13 (LXX).
[15]Esta palabra puede traducirse de dos maneras: (a) “trabajos”, como lo traduce la Biblia de las Américas y la Reina Valera de 1960, y como lo usa Pablo (1 Cor 15:58; 1 Tes 3:5) para referirse al cumplimiento de la misión; y (b) “aflicción”, por la connotación que se le da en la LXX (ver Mal 2:13; Hab 3:7). Por su parte, la Nueva Versión Internacional traduce “kopwn” como “fatigosas tareas”.
[16]Este tipo de promesas, para aquellos justos que mueren en el Señor, es común en la literatura judía (Syriac Menander, Sabiduría de Salomón, 1 Enoch). Ver Craig S. Keener, The IVP Bible Background Commentary: New Testament, 2da. ed. (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2014), 759.
[17]A Testimony of Jesus Christ: A Comentary on the Book of Revelation (Camano Island, WA: SpiritAndTruth, 2004), 1:557.
[18]Eustache, 24:239. Los judíos utilizaban la palabra “obras” en el contexto del juicio final (Doukhan, 136).